Por Cristóbal Barreto Tapia [1]
Desde que se aprobó la reforma al poder Judicial se dice que México ingresó en la vía del autoritarismo al poner un poder de la República sobre otro (Córdova, 2024; Murayama, 2024; López Noriega y Martín Reyes, 2024), otros lo ubican desde el ejercicio gubernamental llevado a cabo por el gobierno federal pasado que desafió a las instituciones sin ninguna consecuencia (Cabadas 2024); ambas posturas tratan de expresar que hay un cambio de régimen, de uno democrático a uno que no es y que entre otras características se distingue por su forma de actuar: no respetar la ley ni las instituciones, no escuchar ni aceptar la voz de las minorías parlamentarias, modificar la ley a su antojo y para beneficio político, no respetar los derechos humanos, limitar libertades políticas, entre otras.
¿Qué tan cierto es esto que se escucha mucho en los distintos programas de opinión, que se lee en columnas políticas y se alerta a nivel internacional, que México está en la ruta de la destrucción de la democracia y de ingreso al autoritarismo?
Para responder a esta interrogante conviene repasar las ideas que escribieron sobre el autoritarismo Juan José Linz, Mario Stoppino y Dieter Nohlen. Tanto Linz como Nohlen observaron distintos gobiernos y contextos políticos para describir a un tipo de régimen y Stoppino, concentra las ideas más importantes publicadas del tema hasta los años 80s del siglo XX.
Para Linz el régimen autoritario se diferencia del totalitarismo y de la democracia por cinco características muy claras que corresponden a:
1) Las formas de ejercer el poder; no solo es vertical y unipersonal, sino de limitación y coacción a las fuerzas políticas opositoras.
2) Las formas de organización, un partido político fuerte, hegemónico, que concita la adhesión de otros y de organizaciones gremiales.
3) Los sistemas de creencias y valores, se parte de que un líder, partido u organización será capaz de acabar con los males del país y del poco aprecio por los valores democráticos.
4) La vinculación del poder estatal y la esfera social, las obras que se realizan, los bienes que se reciben y las acciones gubernamentales la población las asocia como un beneficio dado por una persona y/o el partido político gobernante.
5) La asignación del papel a la población en el proceso político, la población, el pueblo, el elector como legitimador de las acciones gubernamentales.
A su vez, es distintivo del régimen el pluralismo limitado y la ausencia de una ideología distintiva o construida para tomarse como guía.
Para evitar el cuestionamiento gubernamental y social, la oposición parlamentaria y la competencia electoral limitan la existencia y participación de partidos y organizaciones sociales en la esfera pública; el gobierno no autoriza la inscripción de nuevos partidos, excepto la de aquellos para legitimar o adherirse a la coalición gobernante, a los que sirvan de comparsa para expresar que hay competencia electoral.
El proyecto, y quehacer, gubernamental se basa en ideas preconcebidas o en un tipo de mentalidad pragmática, más que en un conjunto de ideas o doctrina política que sirva como referente. Si algo hace efectivo al ejercicio gubernamental eso se lleva a cabo, aun cuando sea contrario a la doctrina política que se dice pertenecer. Define al gobierno la eficacia del resultado político no el conjunto de ideas organizadas.
Contribuye al establecimiento del autoritarismo, la apatía política de amplios sectores de la sociedad, la despolitización de la sociedad y el apego a ideas de nacionalismo y patriotismo que inhiben se le exija al gobierno. Quien exige cuentas al gobierno es calificado por aquel que está influenciado por las ideas nacionalistas y de patriotismo de antipatriota, simpatizante del imperialismo o hasta neocolonialistas.
Para Stoppino hay un autoritarismo a la vista cuando en la estructura de los sistemas políticos, las disposiciones psicológicas relacionadas con el poder y las ideologías políticas se identifican con acciones que lo denotan
En el caso concreto de los sistemas políticos se “privilegia el aspecto del mando y menosprecia de un modo más o menos radical el del consenso, concentrando el poder político en un hombre o en un solo órgano y restando valor a las instituciones representativas.” Cuando esto sucede a la oposición se le reduce de forma importante, se desconocen los procedimientos institucionales y la capacidad resolutiva de las instituciones distintas a las del Ejecutivo.
Por su parte, se está ante una personalidad autoritaria cuando las actitudes y acciones de la persona las realiza de manera jerárquica, acepta todo lo del superior, si es que lo tiene, y espera aceptación y adulación de todos los que están debajo de él.
En cuanto a las ideologías políticas, son aquellas que niegan la igualdad de las personas, exaltan a otros de personalidad semejante a la propia como si fueran virtudes que reconocer.
Para Nohlen, hay un sello con “diferentes características de niveles” que se apreciaron en los gobiernos dados en los países en vía de desarrollo hacia el último tercio del siglo XX en América Latina:
1) La base social y el poder político, se sustenta en lo civil, militar, étnico, religioso, burocrático o en la combinación de dos de éstas en las que el elemento central es lo militar.
2) El modelo de legitimación, que generalmente es a partir de un líder carismático donde se da una “entrega creyente” muy personal nacida de la admiración por la historia de vida que se construye de él.
3) La estructura del poder político, normalmente es el reconocimiento del poder Ejecutivo sobre los otros poderes de la República, que se sustenta en bases clientelares de una sociedad beneficiaria del Estado.
4) La relación entre los ocupantes del poder y los súbditos, que se realiza a partir de excluir a unos, a los críticos, e incluir a los incondicionales.
Por lo que dicen los autores consultados, el autoritarismo no solo corresponde a una personalidad, que en muchas de las ocasiones es lo que más se remarca en nuestro país, sino que corresponde a una forma de gobierno, a un sistema, a una manera de ejercer el poder público sustentado en reglas escritas como no escritas, además de la negativa frecuente a reconocer el derecho de los otros, de los que no coinciden, a exponer su legítima opinión sin que sean descalificados ni señalados de conservadores, y hasta de antipatriotas.
En la práctica política, quienes ejercen el gobierno y quienes simpatizan con sus postulados y formas de ejercer el poder justifican que los opositores, sean partidos políticos, organizaciones de la sociedad o ciudadanos en la individual, queden excluidos de todo: derecho a la información, a ser escuchados, a reclamar seguridad, a exigir mejoras educativas, a que se rindan cuentas.
México puede o no estar viviendo ya un régimen autoritario, según la lectura y criterios que se quieran tomar, de lo que no hay dudas es de las varias características antes descritas que se ejercen en la práctica política cotidiana.
[1] Sociólogo por la Universidad Autónoma Metropolitana, con maestría en Análisis Político por la Universidad Autónoma de Querétaro. Actualmente Coordinador de la División de Ciencias Sociales y Jurídicas.
Referencia Bibliográfica
Cabadas, M. “No, AMLO no puede violar la ley: expertos”. El Universal, 24/feb/2024, https://n9.cl/uksx1.
Córdova, L. “El autoritarismo lleva prisa”. El Universal, 05/sept//2024, https://n9.cl/7s5h5.
Linz J.J. “El régimen autoritario”. En Sánchez de la Barquera H. (ed), Antología para el estudio y la enseñanza de la Ciencia Política. Régimen político, sociedad civil y política internacional. V. II, Universidad Nacional Autónoma de México, Instituto de Investigaciones Juríficas. pp. 83-89
López Noriega S. y Martín Reyes J. “En el umbral de la autocracia”. Nexos, 01/nov/2024, https://n9.cl/tw2u7r.
Murayama, C., “Una agenda autoritaria, no de equidad”. El Financiero, 26/jun/2024, https://n9.cl/54jfh.
Nohlen D. “Los regímenes autoritarios”. En Sánchez de la Barquera H. (ed), Antología para el estudio y la enseñanza de la Ciencia Política. Régimen político, sociedad civil y política internacional. V. II, Universidad Nacional Autónoma de México, Instituto de Investigaciones Juríficas. pp 91-95
Stoppino M. “El autoritarismo”. En Bobbio N., Matteucci N. y Pasquino G., Diccionario de Política, A-j, Siglo Veitiuno Editores, duodécima reimpresión 2019, pp. 125-136.