Por José Enrique Gómez Álvarez
Los trasplantes fueron revolucionarios o quizás, es mejor decir que lo siguen siendo. Abrieron una puerta para personas cuyo horizonte de vida se veía conculcado por alguna enfermedad o fallo orgánico.
En México el primer trasplante exitoso de riñón fue en 1963. Desde esa fecha hasta el día de hoy se han realizado miles de trasplantes exitosos. Los trasplantes son sin duda un bien escaso, la demanda de órganos es superior a la oferta. En México existen 19 355 receptores de órganos en lista de espera (CENATRA, 2025). La mayor demanda se da en riñones (más de 16 000).
El donar y el recibir implican ciertas obligaciones, y sin duda también, derechos correlativos. En ese sentido es una obligación al donar hacerlo sin pedir retribución alguna, lo que corresponde con el derecho de no ser coaccionado en ningún sentido para realizar la donación. La donación es un acto gratuito, no es en ningún momento una obligación moral. La donación implica sin duda un acto de virtud que incluso puede llevar al heroísmo, pero no es una situación exigible al donador. Lo anterior plantea la necesidad del principio de proporcionalidad: no deben intentarse actos buenos con efectos desproporcionadamente malos. En ese sentido se debe ser cauto al donar. Los beneficios deben ser cuando menos iguales a los riesgos que se corren.
El receptor posee, por ejemplo, el derecho de no exigirle pago alguno por el órgano, pero a la vez tiene un deber a veces poco mencionado, el de cuidarse para que el órgano permanezca funcional el mayor tiempo posible. La correspondencia debe darse a pesar de que la donación es eso, un acto gratuito de proporcionar una oportunidad de vida. El donador tiene, pues un deber social al momento mismo que se utilizan recursos costosos, en la mayoría de los casos públicos, para la realización de un trasplante.
El consentimiento informado es un elemento esencial de los trasplantes. Ese consentimiento para ser auténtico debe implicar que el posible receptor tenga en cuenta los riesgos de un trasplante: el riesgo propio de la cirugía, un rechazo inmediato o posterior del órgano, secuelas por los tratamientos de inmunosupresión necesarios para mantener el órgano. Estos riesgos por supuesto, pueden ser inferiores respecto al éxito terapéutico, pero no obstante deben considerarse. Otro problema del consentimiento es el caso de los menores de edad. En principio no parece razonable que los tutores o padres del menor decidan convertir en donadores a los niños y adolescentes. Aquí el consentimiento está afectado por los intereses de los padres que fácilmente generarían presión para el donar un órgano. Por supuesto, hay zonas grises, ¿qué tanta diferencia puede haber entre una persona de 17 años, por ejemplo, con una de 18? No obstante, debido a la necesidad de poner límites, se ha establecido la mayoría de edad como criterio.
Los trasplantes, pues llevan deberes y obligaciones éticas. La donación de órganos, por otra parte, está limitada. Se pueden donar órganos que no impliquen la pérdida de la vida del donante. Así no puede renunciarse al deber de mantener la vida sacrificándose por otra persona. No obstante, el donar un órgano o tejido tiene riesgos. ¿Qué tanto puede tenerse ese riesgo? La respuesta no puede darse de manera general sino debe resolverse caso por caso. Una persona con funciones renales disminuidas probablemente no debería donar su riñón. Es decir, la idoneidad del órgano es un criterio. Otro más remoto es si al correr el riesgo se abandonan deberes importantes de la vida. Si se tiene personas al cuidado de uno, por ejemplo, hijos pequeños hay que ponderar el costo beneficio de donar un órgano.
El progreso en los trasplantes se ha dado no solo para mejorar los procesos mismos del trasplante y del cuidado postrasplante. Los xenotrasplantes, es decir órganos no humanos puede constituirse en una oportunidad de reducir e incluso eliminar la brecha entre oferta y demanda. La historia de este tipo de trasplantes no es nueva:
… existe datos desde 1667 sobre la trasfusión de sangre de un cordero hacia un adolescente que tenía fiebre y sobrevivió , en 1778 el doctor John Hunter realizo un trasplante de diente humano hacia una zona altamente vascularizada como es la cresta del gallo … En 1838 el Dr. Kissam realizó el primer trasplante de córnea a un varón de 35 años con un órgano proveniente de un cerdo… en el inicio del siglo XIX se empezó a trabajar con las pieles de gatos, gallinas, ranas, ovejas, etc., como injertos de piel… también existe evidencia que los primeros intentos de xenotrasplantes de órganos solidos se realizaron en 1905 en Francia realizado por el Dr. Jaboulay, el cual trasplantó un riñón de cerdo en el codo de un paciente de 48 años … El Dr. Unger en Berlín realizó exitosamente la colocación de un injerto de riñón de mono en el muslo de una mujer, quien logró sobrevivir durante 23 horas (Gónzalez G.F. 2025: p.2).
Posteriormente, en los años 60 en adelante resurgió el tema de los xenotrasplantes, realizando varios intentos en casos críticos y aunque fallaron por diversas causas, no obstante mostraron la posibilidad de los mismos (Gonzalez G.F. 2025). La principal dificultad en los xenotrasplantes es el rechazo del órgano. Además, existen otras consideraciones como la posibilidad de la transmisión de patógenos animales a los seres humanos (Gonzalez G.F. 2025). Además de los desafíos asociados con los rechazos en los xenotrasplantes, otra inquietud puede ser de naturaleza ética. Los defensores, por ejemplo, de los derechos animales pueden objetar que se instrumentaliza a los animales para convertirlos en proveedores de órganos. Por supuesto, puede argumentarse que los animales no poseen un estatuto de personas y en ese sentido no son sujetos de derechos. Por otra parte, aun aceptando lo anterior, es verdad que no deben utilizarse a los animales sinsentido, por lo que los intentos de xenotrasplantes debe ser realizado con racionalidad, es decir, un uso y no un abuso de los animales.
En particular, los órganos del cerdo modificados genéticamente para evitar el rechazo se ha constituido en una opción viable. Hay varias razones: la disposición de los cerdos es generalizada y se han utilizado para nuestro bienestar en muchos sentidos. Los riñones, por ejemplo, tienen la ventaja de ser de un tamaño similar al de los humanos. De hecho se han dado avances en esta área. Se han reportado éxitos parciales con esta técnica en trasplantes de hígado, de riñón y de corazón. Por ejemplo, la primera persona que pudo vivir (2 meses) con un corazón de cerdo modificado genéticamente murió en 8 de marzo de 2022 (Ansede, M. 26 de marzo de 2025). Este caso, por otra parte muestra parte de los riesgios ya señalados, ya que el paciente recibió un virus porcino que se cree tuvo que ver con su fallecimiento. . Estos experimentos han durado pocos días, pero han mostrado su viabilidad, aunque hay mucho que hacer para convertirlo en una intervención estándar que además cubra los parámetros éticos ya mencionados.
Referencias
Ansede, M. (26 de marzo de 2025). El primer éxito de un trasplante de hígado de cerdo a humano revive un proyecto para injertar órganos porcinos en Murcia. El País. https://elpais.com/ciencia/2025-03-26/el-primer-exito-de-un-trasplante-de-higado-de-cerdo-a-humano-revive-un-proyecto-para-injertar-organos-porcinos-en-murcia.html
CENATRA (2025). Estadísticas sobre donación y trasplantes. https://www.gob.mx/cenatra/documentos/estadisticas-50060
Gonzalez Lituma, G.F. (2025) Avances en la investigación de xenotrasplantes. Revisión Sistemática. Universidad Católica de Cuenca
