Por Cristóbal Barreto [1]
Una inquietud que ronda en el mundo político en general y en concreto en los creyentes y no creyentes es, ¿por qué los estadounidenses eligieron por segunda ocasión a Donald Trump como presidente, si es un convicto por encontrarse culpable de 34 delitos contables (Jiménez 2025), un hombre que ha violado la ley de manera sistemáticamente, que ha tenido encuentros sentimentales fuera de su matrimonio y que en general no le importa violar la ley con tal de salirse con la suya? Es decir, no es un ejemplo de persona buena, tampoco lo es de persona que aplique valores de respeto en su vida familiar, mucho menos que abone a la legalidad y al reconocimiento de los derechos civiles y políticos.
La pregunta qué salta en lo inmediato, ¿qué razones pesaron en los electores para darle su voto y hacerlo nuevamente presidente si pesaba en su biografía, no haber tenido un buen desempeño como gobernante en el período presidencial 2017-2021, provocado la violencia en el asalto al Capitolio el 6 de enero de 2021 y el que perdieron la vida varias personas, la división y polarización del país, además de generar disputa al interior del Partido Republicano entre los que pedían no defenderlo por su incitación de asalto al Capitolio, ni otorgarle una vez más la candidatura presidencial?
Las razones que pesaron para darle el voto en la elección de 2024, que seguramente algunas de ellas también estuvieron presentes en 2016 y 2020, fueron las siguientes:
Primero, que los valores de referencia que antes aplicaban para definir a una persona con principios, ética, honorable y por lo cual se le podían confiar los destinos del país están teniendo un giro considerable para asumirse como:
a) La persona será violadora de la ley, un explotador capitalista, un mujeriego, un mentiroso, pero es más importante que tenga cualidades para liderar una causa, un proyecto, una “cruzada”, una “batalla” cultural.
b) La persona está a favor de la pena de muerte, de la portación de armas y de quitar apoyos a grupos vulnerables, pero es más relevante que de palabra exprese estar a favor de penalizar el aborto.
c) La persona descalifica a los migrantes indocumentados, criminaliza a los culturalmente distintos y niega los efectos de la contaminación ambiental, pero importa más que ofrezca recuperar la “grandeza” económica del país (MAGA, Make America Great Again, expresión semejante utilizada en otras campañas presidenciales, en 1980 por Ronald Reagan y en 1992 por Bill Clinton) (Dangremond 2018).
En esta lógica cobra mayor relevancia las cualidades para amedrentar, la capacidad para engañar y mentir, la habilidad para amenazar, la imagen de “éxito” en el mundo económico. Lo que importa en esta lógica, no es el quién es, no la biografía, no el dolor que ha causado a muchos, sino el símbolo, lo que ofrece, lo que cada uno se imagina del personaje.
Segundo, el convencimiento que el gobierno ya no debe ser conducido por políticos, sino por personas de “sentido común” que identifican, con “sentido común”, los problemas que a diario aquejan a las personas del medio rural como a las de las zonas urbanas: empleo, ingresos, inseguridad, violencia, inflación, comercio, migración, etcétera, y “saben” quiénes son los causantes para castigarlos y con ello hacer “justicia”.
En esta mirada, el elector valora que es momento de dar la oportunidad de gobernar a personas fuera del mundo político, “libre” de los vicios que genera la política, para que esos problemas cotidianos los resuelva y el país del “milagro” americano y deseo de muchos de formar parte de él, vuelva a ser grande.
Tercero, muchos norteamericanos creen que su cultura del esfuerzo, la invención, las libertades civiles y políticas, la hegemonía económica y militar, está siendo reemplazada por una conformista, una compuesta de diversas culturas venidas de Oriente, Asia, África y América Latina, una que confunde los géneros y provoca desigualdad al permitir la competencia deportiva entre personas de sexos opuestos.
A una parte del electorado le hace sentido la afirmación del conductor de noticias de Fox News, Tucker Carlson, que está en marcha el “gran remplazo”, (Arkien 2022). Reemplazo que se interpreta como una modificación racial y cultural que está siendo objeto el pueblo norteamericano, (pueblo circunscrito a lo anglosajón propiamente), para lo cual dicho pueblo se organiza y moviliza para defender su cultura de la dominación externa.
Cuarto, crece en el imaginario colectivo que los problemas del país son consecuencia de la migración descontrolada, por eso los impuestos, por eso la inflación, por eso el costo de los productos, por eso la inseguridad. En esa lógica reduccionista y simplista la migración, “sangra” la economía por el financiamiento a los programas de subsistencia para los no ciudadanos, produce inseguridad y violencia en las calles, abarata los salarios por la oferta de mano de obra y aumenta los impuestos para atender los problemas que genera.
Las razones de los votantes en la que fue electo Donal Trump como presidente fueron menos racionales y más emocionales. Mucha de esta emocionalidad está fundada en ideas de pérdida de una cultura, de un reemplazo racial e identitario, de ninguneo como país hegemónico y de un cambio en la lógica donde cobra mayor relevancia el bully en lugar de la persona respetable y digna de confianza a la que se le puede dar un cargo para liderar un país.
[1] Cristóbal Barreto es sociólogo por la Universidad Autónoma Metropolitana y maestría en Análisis Político por la Universidad Autónoma de Querétaro. Actualmente, es Coordinador de la División de Ciencias Sociales y Jurídicas del CISAV.
Referencias bibliográficas
Arkien, D. (2022), “Fox News Tucker Carlson under scrutiny after Buffalo mass shotting”, NBC News, 16/may/2022, https://n9.cl/q01p8
Dangremond, S. (2018), “¿Who was the first politician to use ´Make America Great Again´ anyway?”, Town & Country Magazine, 14/nov/2018, https://n9.cl/yf10nb
Jiménez M. (2025), “El juez condena a Trump a ser el primer presidente delincuente, pero lo deja sin pena”, El País, 10/ene/2025, https://n9.cl/jmbcn