COMUNICADO DE PRENSA
No sólo hay que promover el desarrollo de los pueblos indígenas sino aprender de ellos
* CISAV conmemora el 20 aniversario de los Acuerdos de San Andrés Larráinzar en el Coloquio Ser guardián de nuestro hermano
Querétaro, 24 de febrero de 2016.- El 16 de febrero de 1996 se firmaron los Acuerdos de San Andrés Larráinzar entre el Ejercito Zapatista de Liberación (EZLN) y el Gobierno Federal encabezado por el Presidente Ernesto Zedillo.
A 20 años de la firma de estos acuerdos, el Centro de Investigación Social Avanzada (CISAV), llevó a cabo el Coloquio Ser guardián de nuestro hermano en el Teatro experimental del Centro de Congresos de la ciudad de Querétaro.
En este encuentro participaron Margarita Zavala, Presidente de Dignificación de la Política A.C.; Miguel Álvarez, Presidente de Servicios y Asesoría para la Paz (SERAPAZ); Mario Teodoro Ramírez, Investigador de la Facultad de Filosofía de la Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo y Aarón Castillo, Director General del CISAV.
Miguel Álvarez, quien fue secretario particular de don Samuel Ruiz y estuvo involucrado directamente en la realización de estos acuerdos, expresó que “seguimos siendo una sociedad muy machista, muy clasista y sobre todo muy racista y que el tema de los pueblos indígenas no es sólo un tema de leyes, no es sólo un tema de Estado y de gobierno, es un tema de la sociedad misma y la pregunta es si nosotros mismos entendemos, valoramos y le damos su lugar a los pueblos indígenas”.
Por otro lado, Margarita Zavala, expuso las implicaciones políticas de estos acuerdos y recalcó que a partir de ellos se difundió la opción por el diálogo en diversos conflictos nacionales. Dijo que “sin los acuerdos no hubiera habido este reconocimiento del mundo indígena. (…) Se hizo visible el mundo indígena más allá del folclor, y empieza un esfuerzo de políticas públicas en favor de los indígenas”. Recalcó que a 20 años de los acuerdos, hay una obligación de conciencia y de revisar la realidad, porque a pesar de que se hicieron muchas cosas 7 de cada 10 personas indígenas viven en pobreza y actualmente es la misma situación en la que 3 de cada 10 indígenas se encuentran en pobreza extrema.
Finalizó su participación mencionando que la transición democrática y la equidad de género siguen siendo temas pendientes, ya que los indígenas aún son víctimas de las presiones electorales y la violencia estructural.
Mario Teodoro Ramírez, presentó una perspectiva filosófica y social sobre este acontecimiento relevante para el país. Hizo referencia al papel que el filosofo Luis Villoro jugó tanto en la reflexión en torno al conflicto como en el desarrollo del mismo.
Villoro fungió como asesor del EZLN; fue cercano al Subcomandante Marcos e incluso se incorporó al Ejército Zapatista como Vigía. Pugnaba por una política fundada en valores y una ética remitida a posibilidades políticas reales. “En este sentido encuentra en el pensamiento indígena más allá de todas las ideologías modernas, la alternativa verdadera a nuestra problemática, no sólo mexicana sino quizá universal (…) en la que la ética y la justicia han de estar en el centro de la vida social.”
Consideró que para hacer un cambio es necesario valorar al otro en su diferencia y aprender de su diferencia.
Los tres ponentes concluyeron que no se trata solamente de otorgar un mayor presupuesto al mundo y a la problemática indígena sino de salir a su encuentro, porque tienen grandes recursos culturales, sociales, espirituales, etc. que aportar al desarrollo de nuestro país. Por su parte coincidieron en que la sociedad civil tiene un papel importante en la generación de un cambio.
Al finalizar las presentaciones se estableció un diálogo con los asistentes, entre los que se contaban funcionarios públicos, estudiantes, activistas sociales, líderes de ONG’s y sociedad civil en general.
Para cerrar el coloquio se agradeció a los participantes su asistencia y se explicó que el CISAV está llamado a ser un punto de encuentro y de pensamiento crítico. Busca ofrecer herramientas para afrontar con un nuevo lenguaje los problemas más agudos del mundo actual, especialmente los que surgen con la desigualdad, la injusticia y el daño a la dignidad de la persona. La realidad mexicana no está exenta de esos problemas, y los Acuerdos de San Andrés Larráinzar representan uno de los momentos de nuestra historia nacional en el que la democracia y el diálogo contribuyeron a la búsqueda de una solución pacífica a un problema agudo de inclusión. Esa realidad, a sus 20 años, merece y tiene que ser repensada.