Por Cristóbal Barreto.
La Encuesta que reporta el ingreso y gasto de los hogares mexicanos en 2022 es de claroscuros, se ve con claridad el camino a una disminución de los pobres como producto del ingreso económico, pero no que se avance lo suficiente para que sea el ingreso por trabajo el que sustente dicha mejora y, por otra, el deterioro de los servicios públicos como salud y educación que obligan a un mayor gasto de las personas.
En este caso, lo positivo, mayor percepción económica, no alcanza para suplir lo que el gobierno está dejando de otorgar a las personas: servicios de salud (50 millones de personas padecen carencia social por acceso a servicios de salud, reporta CONEVAL en su informe 2023), educación de menor calidad, aumento de inseguridad en vía pública y Estado de derecho, que pone a las personas en condiciones de vulnerabilidad por incumplimiento de derechos sociales y civiles.
La Encuesta Nacional de Ingreso y Gasto de los Hogares 2022 presenta interesantes claroscuros que invitan a participar en su lectura y opinión. Lo más comentado ha sido el aumento del ingreso en los hogares (compuesto por todos los que aportan en casa: ingresos por trabajo, apoyos sociales como pensión y becas, remesas, rendimientos bancarios, rentas, etcétera), la disminución de la desigualdad y el decrecimiento de la pobreza en general, entre los claros; la brecha salarial entre hombres y mujeres se mantiene (en promedio trimestral los hombres ganan 10 mil pesos más que las mujeres), mismo caso aplica para zonas urbanas y rurales como a indígenas y no indígenas, la baja en el ingreso en quienes tienen estudios a nivel preparatoria o profesional y la disminución en el gasto en educación (18%), vestido y calzado (14.3), y en contraparte, aumento en el desembolso en salud (29.7%) y alimentación (11.5%), en los oscuros.
En nuestro caso queremos referirnos a otros números que están en el documento y que son poco citados, pero no por ello dejan de ser importantes para la sociedad.
Observamos una baja en el tamaño de la composición de personas por hogar (algunos dirán que eso es bueno), que menos integrantes perciben ingresos como producto del trabajo, que el gasto en educación descendió y aumentó el de la salud, que las personas de 60 años y más reciben menor percepción a la que alcanzaban hace seis años.
Lo primero que nos llama la atención tiene que ver con el tamaño de los hogares, en 2016 había 3.66 miembros por hogar, en 2022 ya sólo se registraron 3.43, una disminución de 6.3%; dentro de éstos en 2016 contribuían al ingreso 2.45 personas y para 2022 lo hacen 2.25, una reducción del 8.3%; y el número de personas ocupadas en 2016 fue de 1.69 miembros y en 2022 bajó a 1.65, un descenso de 2.1%.
Estos datos nos dicen, que el número de integrantes de los hogares mexicanos va en descenso, lento quizás, pero disminuyendo de manera constante, que el número de personas adultas mayores va en aumento y, en consecuencia, que hay menos personas en edad laboral percibiendo un ingreso como producto de su trabajo.
Significa entonces que, al disminuir el número de personas por hogar y menos los ocupados, el ingreso no disminuye, al contrario, mejora, las transferencias (pensión del adulto mayor y personas con discapacidad, beca para estudiantes y jóvenes y remesas) están fungiendo como el ingreso compensador del salario no recibido por trabajo. El trabajo es el mayor sostén de las familias mexicanas, como lo es en todo el mundo.
Lo segundo que nos invita a reflexionar se refiere al ingreso trimestral por trabajo, mientras en 2016 era de 40.8 mil pesos en 2022 subió 41.8 mil pesos, una mejora de 2.5%. Por su parte, las transferencias (pensiones, becas y remesas), pasaron de 9.8 a 10.9 mil pesos, en el mismo período, que significan un aumento de 10.7%.
En seis años, la mejora del ingreso como resultado del trabajo es de 2.5%, a pesar de que el salario mínimo haya pasado de 81 pesos en 2016 a 146 pesos en 2022, de acuerdo a los propios datos del presente gobierno federal; mientras las transferencias crecieron en un 10.7%.
El dato es una buena noticia, a pesar de que hay menos personas laborando por hogar no hay empobrecimiento de la población en términos del ingreso económico, pues en cada hogar, compuesto por los distintos miembros que lo integran, tienen una entrada monetaria superior a la de hace seis años.
Lo tercero que llama nuestra mirada está relacionado con la baja en el ingreso de las personas de 60 años y más, en 2016 tuvieron entradas por 27.2 mil pesos contra 23.7 mil pesos en 2022. En este caso, con todo y las transferencias no alcanzan para compensar la disminución del ingreso como producto del trabajo que obtienen las personas de este grupo de edad.
En el caso de los otros grupos etarios (12 a 19, 20 a 29, 30 a 39, 40 a 49 y 50 a 59 años de edad) sí existe un aumento en el ingreso entre los años de comparación, el salto mayor está en el grupo de 20 a 29, grupo que tuvo una mejora de ingreso de 1.4 mil pesos entre 2016 y 2022.
Sin lugar a dudas son buenas noticias que las percepciones de los hogares mexicanos tengan un aumento respecto a las mediciones precedentes, que las pensiones, remesas y demás ingresos compensen el salario o la ausencia de éste, y que la desigualdad siga disminuyendo. Sin embargo, es de llamar la atención la baja en el número de personas que integran los hogares y que dentro de éstos haya menos personas que contribuyan al ingreso del hogar.
Los factores centrales en la Encuesta son el trabajo y las transferencias (pensiones y remesas) que conforman el ingreso de las familias mexicanas. El salario como producto del trabajo es el factor más importante del ingreso, pero que en grupos etarios concretos (12 a 19 años y 60 años y más) deja de serlo y es suplido por las pensiones, becas o remesas.
En dichos hogares donde las personas dependen de las transferencias y de manera especial de las que hace el gobierno federal, están sujetas a la sostenibilidad fiscal de la administración gubernamental y a las políticas públicas que decida quien gobierne.
Por eso el papa Francisco insiste que lo más importante y fundamental es el trabajo, porque permite una vida digna y evita que las personas queden sujetas a decisiones políticas y a ser instrumentalizados por los políticos. Las políticas de apoyo deben ser subsidiarias, pasajeras para el que puede salir adelante y permanente para el que no tenga la posibilidad de valerse por sí mismo, dada su condición física o edad.
La mejora del ingreso es una buena noticia, que se diluye cuando se conoce el panorama completo de lo que informa la encuesta y, más aún, al saber el desglose pormenorizado que hace el CONEVAL de las múltiples carencias sociales que padece la población: 25 millones de personas con rezago educativo, 50 millones con carencia por acceso a servicios de salud, 64.7 millones con carencia por acceso a seguridad social y 10.8 millones en pobreza extrema.
Referencias
CONEVAL (2023). Medición de la pobreza 2022. México. https://n9.cl/of6bf.
Francisco (2020). Fratelli tutti. Actas y Documentos Pontificios 210. San Pablo, México.
Gobierno de México (2023). Evolución del salario mínimo. https://n9.cl/svf6c.
INEGI (2023). Encuesta Nacional de Ingreso y Gasto de los Hogares 2022 (ENIGH). México.
Levy S. y López-Calva L. F. (2023). ¿Qué falló? ¿Qué sigue? Nexos, Agosto 1, 2023. México. https://n9.cl/lu0iw.