Por Marcelo Bartolini Esparza [1]
Un futuro sin esperanza
En el año 2001, cuando designaron al Padre Antonio Loffredo como nuevo párroco de la Basílica de Santa María de la Sanidad (Santa María della Sanità), ubicada en el Barrio de la Sanidad, en Nápoles, Italia, su comunidad atravesaba graves problemas sociales, de hábitat y con una fuerte presencia histórica del crimen organizado, que se conoce como la Camorra (Narodowski, 2022).
En ese momento, cuando se hablaba del Barrio de la Sanidad se pensaba inmediatamente en la degradación, en la pobreza de sus treinta y dos mil habitantes, en la mano de la Camorra detrás de los actos delictivos, en el bajo nivel educativo de los jóvenes y en el desempleo. En pocas palabras, en una periferia existencial en medio del centro de la ciudad de Nápoles, en donde las otras diez iglesias diseminadas por el territorio parroquial estaban cerradas (Seppia, 2024).
En este “barrio olvidado por todos y donde falta de todo”, como diría el Padre Antonio Loffredo (Picariello, 2021), se marca el inicio de un lento pero fructífero proceso de reurbanización y valorización del patrimonio histórico, artístico y humano. De hecho, con la ayuda de fundaciones, profesionales y asociaciones, ha sido posible crear oportunidades de rescate para los jóvenes, partiendo del principio de Dostoievski de que «la belleza salva al mundo», y el Padre Antonio añade: «Crea puestos de trabajo y saca a los jóvenes de la calle» (Seppia, 2024).
Un lugar donde lo imprevisto se impone a lo inevitable y la razonabilidad del corazón vence el fatalismo y la resignación (Picariello, 2021).
Una luz en el horizonte: La Cooperativa “La Paranza”
El cambio en el Barrio de la Sanidad surge con la creación de la Cooperativa “La Paranza”[2], en el año 2006, en la que participaban el Padre Loffredo y cinco jóvenes (Narodowski, 2022). Al acabar sus estudios, estos jóvenes decidieron remangarse para sacar brillo a un inmenso patrimonio escondido y con recursos propios comenzaron la limpieza, mantenimiento y gestión de las catacumbas de San Gaudioso, pertenecientes a la Iglesia de la Sanidad, y siguieron con la rehabilitación y gestión de las catacumbas de San Severo y San Genaro,[3] que abarcan cerca de 5,600 metros cuadrados, excavadas estas últimas en la toba de la colina de Capodimonte, en dos niveles, con casi dos mil tumbas (Picariello, 2021). Las cuales, se utilizaron como refugio durante la II Guerra Mundial, pero en ese momento estaban cerradas y se usaban como bodegas (Narodowski, 2022).
Desde el principio contaron con la ayuda decisiva que les prestó la Fundación Con el Sur, pero también de algunos sacerdotes, como el párroco adjunto, Giuseppe Rinaldi, y el padre comboniano Alex Zanotelli, que estableció en este barrio su última tierra de misión (Picariello, 2021).
De a poco se fue conformando un modelo de financiamiento vía proyectos públicos o mediante patrocinios privados, gestionados por las diversas asociaciones que, en 2014, fueron integradas en la Fundación de la Comunidad San Genaro (Narodowski, 2022).
Algunas cifras
Año tras año, el número de visitantes ha ido creciendo cada vez más: de 5.160 visitantes en el 2006 a 160.000 en el 2019, y hasta 200.000 visitantes en el 2022, tanto nacionales como internacionales. También ha crecido la conciencia de tener que cuidar la casa común que es además un cofre de tesoros que enriquecen la vista y el corazón. El creciente número de visitantes, actividades y volumen de negocio ha permitido asimismo el incremento de nuevos recursos humanos dentro de la cooperativa, que ha pasado de 5 jóvenes en el 2006, a nada menos que 50 empleados en el 2023 (Seppia, 2024).
De año en año, los recursos se enmarcan contractualmente tanto en una duración determinada como permanente. Además de las actividades relacionadas con el patrimonio histórico y artístico, existen proyectos de apoyo a la cultura y sus múltiples formas: artes creativas, música, teatro, artesanía, gastronomía, etc. La Fundación concentra sus actividades y recursos principalmente en aquellos sectores de la población menos protegidos y desfavorecidos, con una serie de actividades que también apoyan proyectos de formación e inserción laboral, a fin de posibilitar un proceso de autodesarrollo local (Seppia, 2024).
El modelo empieza a ser visto como ejemplo, incluso se menciona el hecho de que en 2018 el Padre Antonio Loffredo fue invitado a la Universidad de Fukui en Japón para contar su experiencia. En el año 2019 el Padre Loffredo recibió un título honorifico en Arquitectura de la Universidad Federico II de Nápoles por todo el trabajo realizado de recuperación y revalorización del patrimonio histórico (Narodowski, 2022).
La conversión arquitectónica
En relación con los inmuebles abandonados, se restauraron dos exconventos que actualmente prestan sus servicios como albergues turísticos: la Casa del Monacone y la Casa Tolentino; y las iglesias del barrio que antes estaban cerradas, ahora tienen sus luces prendidas hasta bien entrada la noche, debido a su conversión arquitectónoca que contribuye a sacar a los jóvenes de las calles y colabora en la construcción del bien común.
Una alberga un taller de teatro, otra es la sede de la Orquesta Juvenil Sanitansamble, otra es un gimnasio de boxeo, otra es un estudio de música, otra es un club extraescolar, la más pequeña expone pinturas napolitanas del siglo XVII y El Hijo Velado del escultor Jago, que tiene su taller en otra iglesia más (Seppia, 2024).
Decenas de jóvenes participan en estas actividades y sus madres ya no tienen que presenciar como sus hijos protagonizan peleas en las calles de la ciudad. «Te diviertes, estás entre amigos y puedes expresar la rabia y la libertad», apunta Nico, un joven que acude al gimnasio de boxeo y que además sueña con ser músico (Redacción, 2019).
Muchos ven esta medida muy positiva y aseguran que si en otras épocas hubiera existido, mucha gente no estaría ahora en la cárcel. «Tengo amigos que están en prisión. En mi adolescencia no teníamos esto. Si hubieran existido programas como este mis amigos habrían tomado otro camino», asegura el asistente social Davide Marotta (Redacción, 2019).
La actitud marca la diferencia
Todavía más sorprendente que la rehabilitación de las mencionadas catacumbas, la restauración de dos exconventos abandonados, la remodelación de las iglesias que habían cerrado sus puertas y la creación de diversos programas sociales, es la conversión espiritual y el consecuente cambio de actitud de los jóvenes que forman parte de esta comunidad.
Vincenzo Porzio, miembro fundador y responsable de comunicación de la Cooperativa La Paranza, relata con entusiasmo su experiencia, el cambio que vio con sus propios ojos y el ejemplo de compromiso, fortaleza y dedicación que los jóvenes del barrio han demostrado a lo largo de los años (Seppia, 2024).
«San Francisco de Asís primero y el Papa Francisco ahora – afirma – nos han enseñado y nos exhortan constantemente a cuidar nuestro planeta y a cuidar a las personas que lo habitan, especialmente a los últimos, a los frágiles, a los que esperan una mano tendida, y en la Laudato si hemos encontrado tantos aspectos de nuestro trabajo que realizamos no sólo con palabras sino con gestos y compromisos cotidianos. En particular, cuidamos lo que el Papa llama ‘la ecología de la cultura y de la vida común’, en el sentido de comunidad, y así nos comprometemos, siguiendo las exhortaciones contenidas en estos textos, a cuidar las ‘piedras descartadas’ para que se conviertan en ‘piedras angulares’ de un sistema de bienestar que no espere una mano desde arriba, desde el Estado en particular, sino que actúe para conquistar su propia dignidad y bienestar. En todo lo que hacemos nos mueve el corazón, la pasión, las ganas de hacer, de darnos a nosotros mismos, a nuestra tierra y a las generaciones futuras algo ‘limpio’, algo justo”.
[1] Licenciado en Derecho. Maestrando en Derecho Constitucional y Derechos Humanos. División de Ciencias Sociales y Jurídicas.
[2] La palabra “Paranza” significa compañía de amigos y evoca el sistema de pesca con que dos barcas echan las redes en perfecta sintonía (Picariello, 2021).
[3] Las Catacumbas de San Genaro es un cementerio de los siglos II y III d.C, que llegó a convertirse en el más grande del sur de Italia y un destino de peregrinación importante. Allí descansan los restos de Santa Agripina, la primera patrona de Nápoles (Narodowski, 2022).
Referencias consultadas
- Narodowski, P.; Narodowski M. (2022). “Proyecto turístico en un barrio vulnerable de Nápoles. Alcances, límites y posibilidades para el territorio”, Revista Geograficando, 18 (2), e121. Disponible en: https://n9.cl/f3m1rh
- Picariello, A. (2021). “Rescate subterráneo”, Revista Huellas, No. 6, Junio 2021. Disponible en: https://n9.cl/2sjxwd
- Redacción (2019). “Boxeo en una iglesia, la medida de un cura de Nápoles para alejar a los jóvenes de la delincuencia”, Antena 3 Deportes, España. Disponible en: https://n9.cl/1nwuzd
- Seppia, C. (2024). “De las tinieblas a la luz”, Vatican News, Santa Sede. Disponible en: https://n9.cl/t3nh0