Por Dr. Christian Jesús Hamilton Núñez [1]
La Humanidad frente a su propia maldad
En este análisis de la humanidad frente a su propia maldad, encontramos que esta situación no es para nada nueva, hasta parece ser una cuestión cíclica, esto lo digo por lo que leemos en Génesis 6:11-13: para Dios, la tierra estaba llena de maldad y violencia, pues toda la gente se había pervertido… Por su culpa hay mucha violencia en el mundo.
Qué impactante realidad. Es interesante pensar que si en el mundo de los días de Noé, había mucha maldad y violencia en la tierra causada por el ser humano, ¿Qué podemos decir del mundo actual? ¿Podríamos pensar que ahora la medida de maldad y violencia no solo está llena sino rebosante? Y ¿cuál es la razón por la que llegamos a este punto crítico nuevamente? Si viajamos al origen de la humanidad, Génesis 8:21 Nueva Versión Internacional -Español (NVI) pone de manifiesto la causa: El SEÑOR se dijo a sí mismo: La inclinación del corazón del ser humano es perversa desde su juventud. Ahora bien, a pesar de conocer la causa de esta situación, considero que existe una cuestión aún más preocupante y fundamental ¿Podremos algún día reconectarnos con lo que realmente significa ser humanos? ¿Lograremos como humanidad volver a nuestra verdadera naturaleza? ¿Lograremos como seres humanos un cambio individual o colectivo que incida positivamente para crear un mundo diferente al actual?, o ¿Será tan solo una utopía?
Un modo de vivir que ilumine y reconecte con la verdadera esencia del ser humano
Independientemente de la fe religiosa, corriente filosófica o de pensamiento, estilo de vida, etc. La realidad es que hay algo inmanente e idílico en el ser humano: El deseo de ser feliz y vivir una buena vida. Y, ¿a quién no le gustaría disfrutar de paz y felicidad en un mundo diferente? O, disfrutar “de lo que en verdad es vida” como dice Timoteo 6: 19. Sin embargo, actualmente el común denominador es que las guerras, la violencia, el crimen, el caos, la maldad y el sufrimiento, por lo general, nos afectan a todos sin excepción.
Al estar inmersos inevitablemente en este mundo turbulento, es cuando la reflexión se hace presente y nos cuestionamos si la pérdida de la esencia humana no es un evento, sino un proceso continuo como una metamorfosis a la inversa que se manifiesta en la alienación, la deshumanización, la priorización de lo material sobre lo relacional, el miedo, y la fragmentación de la experiencia. No significa que la esencia humana haya desaparecido por completo, sino que a menudo se encuentra oculta, reprimida o sofocada por las dinámicas de la sociedad moderna.
Es vital entender en primer lugar que conectarnos con lo que realmente significa ser humano, se refiere a un proceso profundo de autoexploración y comprensión de nuestra esencia más auténtica. Implica ir más allá de las distracciones superficiales, las expectativas sociales o los roles impuestos, para reconocer y abrazar aquellas características, experiencias y valores que nos definen intrínsecamente como seres humanos.
Reconocer nuestra naturaleza fundamental significa entender y aceptar aspectos universales de la experiencia humana, tales como:
Nuestra capacidad para la razón y el pensamiento crítico: La habilidad de cuestionar, analizar y buscar la verdad. Nuestras emociones y sentimientos: La gama completa de la experiencia emocional, desde la alegría y el amor hasta el dolor, la tristeza y el miedo, reconociendo su papel en nuestra vida. Nuestra mortalidad y finitud: Aceptar que la vida tiene un principio y un fin, lo que a menudo nos impulsa a buscar significado. Nuestra interconexión con otros: La necesidad innata de comunidad, empatía y relaciones significativas. Nuestra creatividad y capacidad de expresión: El impulso de crear, innovar y manifestar nuestras ideas y sentimientos. Nuestra búsqueda de significado y propósito: La tendencia humana a preguntarse sobre el sentido de la vida y a buscar un propósito que trascienda lo meramente existencial. Ahora bien, más allá de lo intelectual, ¿cómo podemos cultivar una conexión más profunda y vivencial con nuestra propia naturaleza fundamental en el día a día?
Vivir de acuerdo con nuestros valores auténticos: Conectarse con lo que significa ser humano implica alinear nuestras acciones y decisiones con nuestros valores más profundos, en lugar de dejarnos llevar por presiones externas. Esto puede significar para cada ser humano:
Actuar con ética y moralidad: Elegir el bien, la justicia y la compasión. Vivir con autenticidad: Ser fieles a nosotros mismos, a nuestras creencias y a nuestra voz interior. Desarrollar nuestras virtudes: Cultivar cualidades como la sabiduría, el coraje, la moderación y la justicia. Abrazar la vulnerabilidad y la imperfección: Ser humano no es ser perfecto. Conectarse con nuestra humanidad también significa para cada uno: Aceptar nuestras debilidades y errores: Reconocer que somos falibles y que el aprendizaje a menudo viene del fracaso. Permitirnos sentir y expresar nuestras emociones: No reprimir lo que sentimos, incluso si es incómodo. Practicar la compasión hacia uno mismo y hacia los demás: Entender que todos compartimos luchas y desafíos. Reflexionar sobre nuestra existencia: Esta conexión suele implicar un proceso de introspección y reflexión filosófica, preguntarnos sobre ¿qué me hace realmente feliz? ¿Cuál es mi propósito aquí? ¿Cómo puedo vivir una vida más significativa y plena? ¿Qué legado quiero dejar? ¿Qué puedo hacer en lo individual y en lo colectivo para mejorar el mundo caótico en el que vivimos?
El retorno al Ser: ¿podemos reconectarnos con lo que realmente significa ser humanos?
En esencia, «conectarnos con lo que realmente significa ser humano» es un llamado a vivir una vida más consciente, auténtica y con propósito, en sintonía con nuestra verdadera naturaleza y con el vasto tapiz de la experiencia humana. Tras este breve análisis de lo que realmente significa ser humano y entender que se trata de un proceso continuo de autoexploración y comprensión de nuestra esencia más auténtica, es imprescindible no descuidar la metamorfosis de florecimiento o crecimiento personal (Eudaimonia), tal como siguieren los estoicos hay que meditar en el memento Vivere, lo que implica dedicar unos instantes a reflexionar sobre los acontecimientos de cada día.
Marco Aurelio practicaba la reflexión al despertarse, así se preparaba para afrontar el nuevo día, considerando todos los desafíos que tendría que afrontar y buscando el mejor modo de manejarlos. También Séneca lo hacía, pero al anochecer, y reflexionando sobre lo ya acontecido; pensaba en qué había hecho bien y en qué se había equivocado, dónde había fallado su atención y cómo podría hacerlo mejor al día siguiente. Epicteto iba incluso más lejos: como el marinero que gobierna el barco, es esencial que no perdamos la concentración en ningún instante, que estemos preparados para cualquier cosa que pueda sucedernos. Debemos tener siempre a mano nuestros principios filosóficos o, de lo contrario, volveremos a juzgar erróneamente. He aquí la filosofía entendida como una práctica diaria, como un modo de vivir. (Sellars, 2024, p. 19 ) Will Durant, resume este proceso de metamorfosis personal en una frase magistral que dice: Somos lo que hacemos repetidamente. La excelencia, entonces, no es un acto, sino un hábito» Él escribió la frase para resumir el pensamiento de Aristóteles acerca de la excelencia. Ramos, D. (2025).
Cuando entendemos que la excelencia necesita ser parte del día a día, necesita ser practicada, comenzaremos a, día a día, promover mejoras en nuestra manera de pensar y actuar tanto en el plano personal y colectivo.
Por lo tanto, la búsqueda de la excelencia como bien supremo debe ser un hábito. Desde luego, no es nada fácil buscar la excelencia en todas las ocasiones, requiere compromiso consigo mismo, con los demás, requiere disciplina, persistencia, entrega y compromiso diario, pues nosotros solo nos haremos excelentes mientras repetidamente buscamos excelencia. Lo que significa que esta búsqueda nunca acabará.
Si usted deja de buscar excelencia, deja de ser excelente, es una relación de doble dependencia, casi de simbiosis. Ramos (2025). En síntesis, como dice una frase atribuida a Mahatma Gandhi: “tenemos que ser el cambio que queremos ver en el mundo”, es decir; está en nuestras manos generar un cambio en nosotros mismos, reconectar con nuestra profunda esencia humana en lo individual y después aportar actos inspiradores para tratar de cambiar la realidad distópica del mundo actual, lo cual es acuciante.
[1] Médico Cirujano certificado, Especialidad y Maestría internacional en Bioética.
Bibliografía
Sellars, J. (2024). Lecciones de estoicismo: Filosofía antigua para la vida moderna. Editorial Taurus.
Ramos, D. (2025). Aristóteles y la búsqueda de la excelencia. Blog de la calidad. https://blogdelacalidad.com/aristoteles-y-la-busqueda-de-la-excelencia/
Kingswood. (n.d.). Kingswood Learn – Online Learning Environment. Kingswood Learn. https://www.kingswoodlearn.com/mod/page/view.php?id=2413
Turchi, A. (2021, mayo 24). «De la conducta de cada uno depende el destino de todos» Frase de Alejandro Magno, (356 a. C-323 a. C) rey de Macedonia, ilustrada por Pablo Bernasconi, @BernasconiPablo, diseñador gráfico argentino. A partir de una frase.