Por María Cristina Rodríguez García [1]
Introducción
La feminidad ha sido objeto de reflexión profunda tanto en la filosofía como en los movimientos feministas. Edith Stein, filósofa y santa católica, abordó esta cuestión desde una perspectiva personalista, subrayando la capacidad única de la mujer para generar vida y nutrir relaciones. Por otro lado, las feministas italianas de la diferencia, como Luisa Muraro y Adriana Cavarero, aportaron un enfoque que resalta la singularidad de la experiencia femenina y su contribución a la construcción de comunidades en paz. Este artículo explora cómo la feminidad, cuando se vive plenamente, puede ser un puente hacia la reconciliación y la paz social, dialogando entre la tradición filosófica personalista y el feminismo de la diferencia.
El don de la feminidad según Edith Stein
Edith Stein, conocida también como Santa Teresa Benedicta de la Cruz, entendía la feminidad como una vocación intrínseca al ser mujer. Según ella, la mujer está llamada a ser un «espacio de acogida», no solo en el sentido físico de la maternidad, sino también en el espiritual y emocional. En su obra La estructura de la persona humana, Stein (2010) señala:
«La esencia femenina lleva consigo un anhelo de totalidad y una inclinación hacia lo personal. La mujer busca entender y acoger al otro en su totalidad, ayudándolo a desarrollarse según su esencia más íntima.»
Este enfoque resalta la aportación única de la mujer en la construcción de relaciones humanas fundadas en la confianza y el cuidado, elementos esenciales para la paz tanto en el ámbito familiar como social.
Edith Stein resaltó en diferentes obras lo que aportamos las mujeres al ser, no solo al hacer o estar, sino siendo mujeres plenas:
- Capacidad de empatía y conexión personal
Stein subraya que la mujer tiene una inclinación especial hacia lo personal. Esto la lleva a ser más capaz de comprender las necesidades de los demás y de construir relaciones basadas en la empatía y la solidaridad. Según ella (Stein, 2010):
«La mujer está especialmente dotada para captar lo humano en toda su riqueza y complejidad. Es capaz de mirar al otro no como un medio, sino como un fin en sí mismo.»
Esta capacidad de empatía, según Stein, no es meramente emocional, sino un aporte fundamental para la construcción de comunidades más humanas y solidarias.
- Contribución al equilibrio entre lo racional y lo afectivo
Stein creía que la mujer aporta un equilibrio necesario al mundo al unir la razón con el corazón. En una época marcada por la frialdad de la racionalidad moderna, ella argumenta que la sensibilidad femenina permite una visión más integral de la vida y los problemas humanos. En sus palabras (Stein, 2001):
«El intelecto necesita del corazón para no volverse frío y despiadado; el corazón necesita del intelecto para no extraviarse en el sentimentalismo.»
- Vocación al cuidado y la educación
La capacidad de cuidar y educar, para Stein, es uno de los aportes más significativos de la mujer. En su obra La mujer: Su misión según la naturaleza y la gracia, afirma que la mujer tiene una inclinación especial hacia la formación integral de las personas. No se refiere únicamente al ámbito de la crianza, sino también a la educación y la orientación ética en todas las esferas de la vida.
«La misión educativa de la mujer no se limita al hogar. Allí donde la mujer ejerce su influencia, ya sea en la escuela, la universidad o el ámbito profesional, su capacidad formativa deja huella.» (Stein, 2001).
- Impulso hacia la reconciliación y la paz
En un mundo dividido por conflictos y jerarquías, Stein consideraba que la mujer tiene un don natural para la reconciliación. Su disposición hacia el cuidado y la comprensión la convierte en un agente de paz tanto en la familia como en la sociedad.
«El corazón de la mujer es un refugio donde el mundo encuentra descanso. Allí donde la mujer cumple su misión, florece la paz.» (Stein, 2010).
- Aporte al trabajo y la vida pública
Aunque Edith Stein escribió en una época en la que las mujeres aún luchaban por su lugar en la vida pública, ella abogó por su plena participación en el mundo laboral y político. Creía que las mujeres pueden transformar las estructuras sociales y laborales al llevar consigo su sensibilidad y su enfoque en las relaciones humanas.
«La mujer no debe temer entrar en el ámbito público, pues allí tiene la oportunidad de humanizar y transformar estructuras que muchas veces carecen de alma.» (Stein, 1998).
La feminidad como praxis comunitaria en el feminismo de la diferencia
Por otro lado, desde el feminismo de la diferencia la feminidad se entiende como un mundo simbólico propio que se traduce en una praxis comunitaria. El feminismo de la diferencia italiano, con autoras como Luisa Muraro y Adriana Cavarero, propone una visión que valora la especificidad de la experiencia femenina, rechazando la idea de la igualdad como homogeneidad. Para Muraro, el reconocimiento del vínculo materno es fundamental en la construcción de comunidades pacíficas:
«La paz no es solo la ausencia de conflicto, sino la creación de un espacio donde las diferencias puedan coexistir en armonía. La feminidad tiene un papel esencial en esta tarea porque, desde la experiencia materna, se aprende a cuidar y a sostener el mundo del otro.» (El orden simbólico de la madre, 1991).
Adriana Cavarero (2000), por su parte, enfatiza la importancia de contar historias como forma de resistencia y reconciliación. La feminidad, para ella, tiene una conexión con el lenguaje y la narratividad, herramientas que pueden desarmar las estructuras patriarcales y construir relaciones de reconocimiento mutuo.
La paz como fruto del don femenino
La paz, entendida no solo como la ausencia de guerra sino como una relación justa y armoniosa entre los seres humanos, puede suceder solo con la participación y aporte pleno de las mujeres y los hombres.
Sin el aporte de las mujeres no puede suceder la paz; en alguna ocasión tuve la oportunidad de escuchar a mujeres afganas que solicitaban a la ONU que pidieran que las mujeres fueran parte de las negociaciones de paz que desarrollaban para que ésta fuera duradera, ya que las mujeres, al integrarse a las negociaciones ponían sobre la mesa temas de alimentación, transporte, escuela, etc. lo que permitía una negociación integral de la paz.
Desde la filosofía de Stein y las feministas de la diferencia, emerge un consenso: el mundo necesita de la sensibilidad femenina, de su capacidad para el cuidado, la empatía y la mediación. Este don no debe verse como una carga o una obligación, sino como una fuente de riqueza y transformación social. Las mujeres somos don para el mundo.
En este sentido, el testimonio de mujeres que han liderado procesos de reconciliación, desde comunidades indígenas en América Latina hasta movimientos globales por la paz, evidencia cómo la feminidad, vivida desde la autenticidad, puede ser un motor de cambio.
El aporte de la mujer como requisito para la paz, requiere un esfuerzo social institucional y familiar de escuchar con humildad a las mujeres en sus aportes, de voltear a la historia y reconciliarnos con el sostén que las mujeres hemos dado a la vida, de dolernos profundamente de cada afectación a cada mujer en cada lugar.
La feminidad es un don que, lejos de limitarse a una definición biológica, se manifiesta en la capacidad de acoger, cuidar y reconciliar. Tanto Edith Stein como las feministas italianas de la diferencia destacan que el mundo necesita de la singularidad de la experiencia femenina para avanzar hacia una paz duradera. A medida que reconocemos y valoramos este aporte, nos acercamos a una sociedad donde las diferencias no dividen, sino enriquecen.
[1] Doctora en Investigación de la comunicación. Maestra y licenciada en psicología. Investigadora de la División de familia y género del CISAV.
Referencias bibliográficas
Cavarero, Adriana. Relating Narratives: Storytelling and Selfhood. Routledge, 2000.
Muraro, Luisa. El orden simbólico de la madre. Madrid: Horas y Horas, 1991.
Stein, Edith. La estructura de la persona humana. Madrid: Ediciones Palabra, 2010.
Stein, Edith. La mujer: Su misión según la naturaleza y la gracia. Madrid: Ediciones Palabra, 2001.
Stein, E. (1998). Cartas y conferencias sobre la mujer. Madrid: Ediciones Palabra.