El martes 11 de enero Diego Rosales Meana presentó en el Seminario interno de investigación la ponencia: “La ‘raza’ como factor de identidad desde el pensamiento de Charles Taylor”.
Como sabemos, hablar de ‘raza’ es tocar un punto controvertido y delicado, sobre todo a partir de los graves acontecimientos sociales ocurridos en el siglo XX.
Se ha generado una sensibilidad cultural que si bien permite reconocer y afirmar las diferencias raciales, puede caer en lucha ideológica que impide cualquier afirmación de la diferencia referida ya sea al color de piel, al sexo o al origen indígena de alguna persona sea recibida por el sujeto de la proposición como una sentencia discriminatoria.
Diego Rosales, teniendo en cuenta este escenario cuestiona:
“¿Cómo afirmar las diferencias entre los seres humanos sin que esa afirmación se vuelva discriminatoria? Dentro de un estado plural y democrático, ¿cómo reconocer las exigencias de algunos grupos sin que se privilegie a una forma cultural sobre otra? ¿Es posible, o acaso necesario, reconocer las diferencia étnicas, raciales y culturales, para la afirmación de la persona y de la comunidad?”
Según Rosales el pensamiento de Charles Taylor ofrece algunas claves interpretativas para la comprensión del problema de la propia identidad y de la raza en un mundo multicultural, en el que conviven distintos grupos sociales en un mismo territorio.
El factor clave para la configuración de la identidad tanto individual como social es el reconocimiento, y esto es así porque el ser humano en esencia es un ser intersubjetivo. Es a partir de esta realidad que Diego Rosales interpreta el término raza, es decir, desde un punto de vista cultural, no tanto como una determinación fisiológica sino como un grupo humano que se diferencia de otros por sus costumbres, sus tradiciones, su historia,ect.
El ser humano es un ser social, es un ser que para encontrar su identidad necesita del otro. No podemos definirnos únicamente por nosotros mismos “siempre definimos nuestra identidad en diálogo con las cosas que nuestros otros significantes desean ver en nosotros, y a veces en lucha con ellas” (Taylor 1992, p.63)
Rosales junto a Taylor explica que la comunidad colabora en la construcción de la identidad de sus integrantes en dos sentidos: reconociendo su identidad personal individual, y proveyendo horizontes morales para así darle pertenencia al sujeto dentro de un grupo.
En la construcción individual de la identidad no basta el reconocimiento que el sujeto tiene de sí mismo respecto de su pertenencia histórica, su comunidad o sus virtudes y limitaciones corporales, sino que es necesario que la identidad se construya de manera intersubjetiva, dentro de una comunidad que la reconozca.
El reconocimiento tiene un papel esencial en la elaboración de la identidad propia. Esto es lo que para Taylor significa que el ser humano sea un ser social. Esta frase, clásica, de que el hombre es un ‘animal político’ o un ‘ser social’ no se refiere únicamente a que la subsistencia biológica sería imposible si no es junto con los otros, sino que significa también que el propio florecimiento humano sería irrealizable fuera de una comunidad.
Bibliografía:
Taylor, Charles (1992) “La política del reconocimiento” en Gutman, Amy (ed.), “El multiculturalismo y ‘la política del reconocimiento’”, México, Fondo de Cultura Económica, 2009. Traducción de Mónica Utrilla de Neira.