Diana Ibarra presentó la segunda conferencia dirigida a funcionarios públicos; los temas de esta sesión fueron: violencia de género y conciliación vida familiar-vida laboral, dos temas que se deben tratar con sensibilidad, que necesitan exponerse de manera incluyente sin culpar a nadie y ambos imperceptibles para muchos.
La propuesta es que el trabajo es necesario tanto para hombres como para mujeres, y es conveniente para el Estado en el sentido de que aumenta su porcentaje de la Población Económicamente Activa; pensando en “necesario” más allá de tener la posibilidad de cubrir los bienes, sino en una necesidad de sentirse satisfecho con uno mismo, de superarse y tener un reconocimiento social, sentirse útiles y creativos, por esto los trabajos no remunerados son considerados parte de la vida laboral, las personas pueden sentirse satisfechas al: cuidar a los hijos y a los abuelos, limpiar, cocinar, servicio social, trabajo comunitario no remunerado, todo siendo parte de un proyecto de vida que le permita a uno estar motivado, por esto la jubilación representa un reto mayor, no sólo es establecerse en una vida sedentaria, relajada y sin muchas variantes, es encontrar una razón de ser.
A pesar de que el trabajo pareciera un ideal que todos persiguen existen dos problemas fundamentales que impiden que sea así y ambos giran al rededor del género (que quedó claro que género implica a varones y a mujeres). El primer problema que explicó fue la violencia de género, la cual no se podrá erradicar mientras la vida laboral esté configurado desde lo masculino, aunque tampoco se trata de imponer lo femenino, sino una configuración que parta de ambos.