Por Noé Chávez A. [1]
Las opiniones expresadas en este artículo son exclusivamente del autor y no representan necesariamente las posturas, políticas o puntos de vista del Centro de Investigación Social Avanzada. El Centro de Investigación Social Avanzada se deslinda de cualquier responsabilidad por las opiniones aquí vertidas por el autor.
Introducción: La polarización poselectoral.
Las elecciones de 2024 en México han sido un hito en la historia política del país, no sólo porque se ha consolidado la continuidad y certeza del movimiento oficialista en gran parte del territorio nacional, sino también porque se ha elegido por primera vez a una mujer científica[2], política y académica como Presidenta de la República.
Sin duda este acontecimiento está cargado de simbolismos y expectativas. Por un lado, representa un logro significativo para el partido político más joven de la contienda, además de ser un hito feminista en la lucha por la equidad de género en la administración pública, sin embargo en contraposición, se ponen de manifiesto las profundas divisiones políticas, las persistentes desigualdades estructurales y una ciudadanía mexicana cada vez más exigente.
Aunque se vive un entusiasmo palpable para quienes añoran la posibilidad de cambio y progreso, también persisten sentimientos de descontento y escepticismo entre aquellas personas que perciben las promesas electorales con desconfianza, temiendo que las profundas desigualdades sociales y las tensiones políticas no se resolverán fácilmente.
Aunado a esta situación, se encuentra el crecimiento de una brecha de desigualdad económico-social alimentada por el clasismo, la pobreza sistemática, la violencia política, la inseguridad y la desinformación en medios de comunicación y redes sociales. Esta polarización se refleja en conversatorios, debates e intensas discusiones, exponiendo una ciudadanía cada vez más activa y demandante en la esfera pública.
Los desafíos actuales son indudablemente complejos y exigen estrategias innovadoras. En este artículo, se analizará la urgente necesidad de mitigar los efectos de la polarización que han caracterizado los recientes procesos electorales en México, destacando la reconciliación de la sociedad y valorando la unidad nacional como eje principal.
La Unidad y Reconciliación Nacional.
Para fines del presente artículo, la unidad y reconciliación se refieren al proceso de restaurar las relaciones de confianza y cooperación interna entre los diferentes sectores de la sociedad y de los integrantes, militantes o simpatizantes de partidos políticos mexicanos.
Desafortunadamente, el principal obstáculo de la unidad y reconciliación continúa recayendo en la desigualdad, la violencia y la inseguridad generalizada[3]. Pese a que el escenario podría calificarse como desalentador, cabe resaltar que para el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, la reconciliación nacional (después de los conflictos bélicos) es necesaria para lograr un punto de confluencia entre la responsabilidad ética y la responsabilidad política[4].
Este proceso es esencial para “sanar las heridas” y resolver los daños generados, permitiendo al país avanzar con un sentido renovado de cohesión y solidaridad. En ese tenor, podríamos afirmar que la reconciliación implica reconocer y abordar los agravios de la contienda electoral, aprendiendo de los errores y promoviendo el trato armónico y equitativo, fortaleciendo así los pilares de una sociedad democrática efectiva.
La democracia, pilar de progreso.
Una sociedad unida es capaz de enfrentar y resolver desafíos comunes, lo que puede traducirse en una mayor responsabilidad, social, así como estabilidad política y económica. En ese sentido el principal beneficio de la unión y reconciliación nacional es el fortalecimiento de la democracia.
Una ciudadanía cohesionada, responsable y comprometida es más propensa a participar activamente, no sólo en las decisiones públicas, sino también en la denuncia de las situaciones que afectan a su comunidad. Es fundamental que existan espacios y mecanismos que permitan a la ciudadanía expresar la realidad sobre las condiciones económicas, las injusticias y las desigualdades que enfrentan a diario, propiciando así una mayor confianza en las instituciones públicas.
Al identificar el objetivo de reducir o mitigar los efectos de la polarización y las divisiones internas, debemos adoptar la visión de un enfoque más colaborativo para la formulación de políticas, programas y proyectos que beneficien a la población en su conjunto, no sólo a las personas que votaron por un partido o candidatura en específico.
De igual forma, la reconciliación y la unidad nacional pueden mejorar la imagen de México a nivel internacional pues un país que demuestra cohesión y capacidad de resolver sus diferencias de manera pacífica y democrática puede atraer más inversión extranjera y fortalecer sus relaciones diplomáticas. Esto no sólo beneficiaría al sector económico, sino que también consolidaría la posición de México como un actor responsable y respetado en la comunidad global.
¿Quién debe liderar el proyecto de unidad y reconciliación?
En una democracia funcional, la respuesta pragmática desembocaría en la Presidenta electa. Visualicemos que de esta manera el oficialismo demostraría un compromiso genuino con la inclusión y el diálogo abierto, incluso reconociendo el rol de la fracción opositora para incluirla en los planes de trabajo e instrumentos de planeación de la administración pública.
Sin embargo, la reconciliación no solo tiene un matiz político ya que también requerirá de la participación ciudadana en su máxima expresión. El compromiso social y la generación de políticas públicas impulsadas por aquellos que enfrentan diariamente las desigualdades estructurales, son igualmente importantes. Es crucial fomentar el sentimiento de comunidad, poniendo los intereses colectivos por encima de los individuales, y asegurando la representación en los órganos y espacios donde se toman decisiones.
Por ende, el éxito de la reconciliación en México dependerá de la capacidad de la nueva Administración federal, así como de los estados y los municipios del país, para escuchar y responder a las preocupaciones de la ciudadanía, así como de la creación y fomento adecuado de una cultura de respeto y cooperación.
Es cierto que en la mayoría de las entidades federativas y municipios donde predominó la hegemonía del partido gobernante, probablemente será más sencillo alinearse a la directriz federal, no obstante debe considerarse que con para una fracción importante de la sociedad y de los gobiernos opositores, este proceso no será fácil ni rápido, pero es esencial para construir un futuro en el que las diferencias puedan coexistir pacíficamente y donde el bien común prevalezca sobre los intereses particulares.
Conclusiones prometedoras.
Si bien las desigualdades socioeconómicas y la violencia abrumadora son problemas críticos que demandan soluciones urgentes, frente a ello la invitación a la unidad y a la reconciliación nacional podrían ser estrategias positivas para el inicio de la nueva administración presidencial, posicionando la convivencia social armónica sobre las descalificaciones de mayorías y minorías ciudadanas, o contrarrestando el ambiente de violencia que produce miedo y desincentiva la participación en instancias públicas.
La Presidenta electa debería evitar navegar en un terreno minado y en su lugar podría enfocarse crear puentes entre facciones políticas enfrentadas, estableciendo un diálogo inclusivo que permita avanzar hacia un consenso nacional de actores políticos, representantes de la sociedad civil organizada y de la ciudadanía en general. Este proceso de reconciliación es esencial no solo para la estabilidad política, sino también para la legitimidad y eficacia de su gobierno.
Esto no es simplemente un ideal aspiracioncita, sino una necesidad pragmática para la gobernabilidad y el progreso del país. La colaboración entre sociedad y gobierno es imperativa para construir un futuro más cohesionado, democrático y justo para todas y todos los mexicanos.
No debe dejarse atrás el fortalecimiento de la educación cívica y política para la reducción del encono político, ya que las nuevas generaciones están obligadas a aprender sobre la participación ciudadana informada y responsable. Quienes formamos parte de la sociedad mexicana, estamos comprometidos a fortalecer la promoción de valores como la empatía, la solidaridad y el respeto mutuo para contribuir a la reconciliación del tejido social.
[1] Egresado de la Licenciatura en Derecho por la Universidad Iberoamericana y de la Especialidad en Consultoría por el Instituto de Certificación Empresarial de México.
[2] Licenciada en Física, además de Maestra y Doctora en Ingeniería Energética y Ambiental por la UNAM. Premio Nacional de Ciencia 2022 por sus aportaciones a la biología celular.
[3] Solo en el contexto electoral, se reportaron más de treinta homicidios contra aspirantes a candidaturas y personas candidatas a algún puesto público.
[4] Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas. Reconciliación nacional después de los conflictos: papel de las Naciones Unidas. Security Council UN 2004. https://www.un.org/securitycouncil/sites/www.un.org.securitycouncil/files/es/sc/repertoire/2004-2007/Chapter8/Thematic/04-07_8_44_Post-conflict%20national%20reconciliation.pdf
Bibliografía
Camjaji, E. México sale a las urnas bajo la sombra de la violencia y 37 aspirantes asesinados. El País. 01 Junio 2024. https://elpais.com/mexico/elecciones-mexicanas/2024-06-02/mexico-sale-a-las-urnas-bajo-la-sombra-de-la-violencia-y-37-aspirantes-asesinados.html
Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas. Reconciliación nacional después de los conflictos: papel de las Naciones Unidas. Security Council UN 2004.
Raziel, Z. Sheinbaum lanza un mensaje de reconciliación: “Caminaremos en paz y armonía”. El País. 03 de Junio del 2024. https://elpais.com/mexico/elecciones-mexicanas/2024-06-03/sheinbaum-lanza-un-mensaje-de-reconciliacion-caminaremos-en-paz-y-armonia.html
Kitroeff N., Romero S. y Rodríguez E. Claudia Sheinbaum hace historia al convertirse en la primera mujer que liderará México. The New York Times. 02 de junio del 2024. https://www.nytimes.com/es/2024/06/02/espanol/elecciones-mexico-resultados.html