A una semana de la celebración del Día Mundial de la Mujer, Diana Ibarra Soto, Directora de la División de Estudios de Género y Familia CISAV, indica que cuando habla de empoderamiento no se refiere a una sujeción o supremacía del sexo femenino sobre el sexo masculino, sino que está hablando de incrementar el capital humano que existe en el mundo para contribuir de una mejor manera a los problemas que aquejan a nuestra sociedad. De acuerdo al Programa de Desarrollo Humano de las Naciones Unidas (PNUD o UNDP por sus siglas en inglés) es importante que se impulse el desarrollo humano de todas las personas que integran una comunidad.
El Premio Nobel de Economía, Amartya Sen, ha dicho: “Las personas son la verdadera riqueza de una nación”. Es impensable el progreso integral de una comunidad si se minimiza el desarrollo de la mitad de su población. Por ello el objetivo que se ha propuesto de manera internacional es el desarrollo de las capacidades de las personas, entendiendo por capacidad: “aquello que verdaderamente una persona puede ser o hacer.”
Ahora bien, el reto que se presenta es encontrar los mecanismos efectivos para lograr una redistribución justa de los bienes tanto tangibles (salud, alimentación, educación) como intangibles (libertad, reconocimiento,diversión) de tal manera que se pueda mejorar sustantivamente la calidad de vida de las mujeres. Es importante señalar que esto no sólo acabaría con la opresión y discriminación que viven las mujeres, sino que repercutiría en un beneficio integral para la sociedad completa. Dicho de manera sencilla, si puedes tener al 100 % de tu población activa, plena y productiva, ¿por qué no hacerlo?