El Dr. Rodrigo Guerra, Director del Centro de Investigación Social Avanzada presentó un informe sobre el crecimiento demográfico en el continente americano y su relación con algunas cuestiones esenciales en el debate bioético-biopolítico en el marco del Congreso Internacional del 50º Aniversario “JUSTICIA Y GLOBALIZACIÓN: DE LA MATER ET MAGISTRA A LA CARITAS IN VERITATE”, en la ciudad de Roma 16-18 de mayo de 2011.
El Dr. Guerra inspirado en el tratamiento que se hace en la encíclica sobre el crecimiento poblacional, mostró los nuevos desafíos que presentan a las sociedades debido al rápido envejecimiento poblacional. Indicó que hay razonamientos que por un lado pretenden demostrar que el crecimiento demográfico es un peligro para el desarrollo de las sociedades, a su vez otros argumentan que el envejecimiento poblacional traerá beneficios para las naciones porque gracias a la revolución demográfica que conlleva “asistimos al mayor triunfo de la humanidad desde sus inicios”.
Sin embargo, nunca se ha demostrado científicamente la existencia de correlación entre desarrollo y población. Existen ejemplos de muchos tipos. Si hay países pobres poco poblados (Liberia) hay países ricos que se encuentran en la misma situación (Australia). Si hay países pobres sobrepoblados (Bangladesh) hay países ricos que están en el mismo caso (Holanda). Países vecinos de densidad demográfica equivalente pueden presentar niveles de desarrollo contrastados (el caso de Honduras y Costa Rica).
Esto exhibe que en el fondo los “recursos naturales” no son auténticos recursos sino hasta que el ingenio del hombre los aprovecha y transforma. El hombre es el único verdadero recurso y es el que corre el riesgo de desaparecer si no toma las debidas precauciones. El ser humano real es la principal riqueza de las naciones. Su educación, su entorno de libertades, y las condiciones estructurales de paz y solidaridad efectivas, son las que principalmente condicionan el que pueda vivir en su comunidad dentro de una ruta hacia el desarrollo humano sostenible y contribuya así al bien común nacional y global.
AMÉRICA EN LA ENCRUCIJADA
Respecto al continente americano el poder político en muchas ocasiones parece ser insensible ante el valor de la vida humana y los derechos fundamentales, en el fondo se encuentra sumergido a una nueva dialéctica que lo refuerza e impulsa gradualmente a asumir decisiones biopolíticas con graves consecuencias demográficas. Si a esto le sumamos que el Estado no es el único que hace política demográfica sino que importantes organismos internacionales y organismos no-gubernamentales altamente financiados influyen en la dinámica demográfica de las naciones a través del discurso, las ideas, el soft-law, las presiones y otros muchos recursos.
Con esto podemos descubrir que estamos frente a la configuración de una poderosa ideología contraria a una cultura de la vida y contraria a los mecanismos esenciales para la promoción del desarrollo humano en el continente americano. Esto último nos atrevemos a afirmarlo debido a que la actual dinámica poblacional del continente está haciendo crecer con demasía la proporción de las personas ancianas dependientes que requieren de salud, vivienda, alimentación y esparcimiento. No es difícil prever que los sistemas de seguridad social – particularmente en América Latina – no podrán responder a este desafío debido a la insuficiencia de recursos fiscales. Los nuevos jóvenes tendrían que ser gravados con impuestos en una cantidad sin precedentes para poder sostener el peso fiscal de las poblaciones envejecidas. Esto puede introducir una tensión intergeneracional con graves afectaciones para las familias.