Por Cristóbal Barreto
El dinero oscuro en las campañas electorales es una forma de financiamiento ilegal que violenta las reglas de competencia electoral, que limita las políticas públicas, que condiciona la manera de gobernar y un atentado a la democracia.
El tema, además de pertinente por las campañas que se llevan a cabo en México, está en la palestra por tres casos que han cimbrado la política en países de América Latina: a) en México por las revelaciones de investigación de presunto financiamiento del narcotráfico a la campaña presidencial del actual presidente mexicano en 2006 (Golden, 2024) y porque testigos protegidos señalan que colabores cercanos de éste recibieron dinero del crimen organizado en 2018 (Feuer y Kitroeff, 2024); b) en Colombia por el encarcelamiento del hijo de Gustavo Petro, actual presidente, quien reconoció haber recibido dinero ilegal para la campaña presidencial de su padre en 2022 (Osorio y Reynoso, 2023); y c) en Honduras por la detención en 2022 del ex presidente, Juan Orlando Hernández, y procesado en Nueva York por acusación de recibir dinero del crimen organizado para sus campañas electorales en 2014 y 2017 (BBC News Mundo, 2024).
Tales señalamientos a políticos, partidos políticos y gobernantes en funciones no son nuevos, ya sea que se les haya acusado mientras estén en funciones o fuera de ella, en algunos casos ha llegado con consecuencias como con Manuel Antonio Noriega, presidente de Panamá, encarcelado en Estados Unidos en 1989, y en otros casos no, por ejemplo con Nicolás Maduro, presidente de Venezuela y su cúpula militar.
Dark money, si bien no es un libro que hable del dinero preveniente del narcotráfico para financiar campañas en América Latina, ayuda a entender el peso del financiamiento oscuro a las campañas electorales y sus posibles consecuencias. Dicho libro lleva como subtítulo, La historia oculta de los multimillonarios tras el ascenso de la derecha radical en Estados Unidos, la autora Jane Mayer, publicado en 2016 y traducido al español por la editorial Debate en 2018.
En el contenido del libro se da a conocer el financiamiento con cash de grandes empresarios a organizaciones que apoyaron las campañas de los candidatos Republicanos en elecciones federales y locales en varios años, de manera especial en el gobierno de Barack Obama en 2016 (p. 25).
El centro, organizador y donante del entramado la familia Koch, como también diseñadores y estrategas para generar una narrativa que impone una idea de necesidades, demandas y anhelos de los votantes. Los Koch, David y Charles, definidos como libertarios, (menor presencia y regulación del Estado), son los propietarios de Koch Industries, conglomerado energético y manufacturero asentado en Kansas y considerados entre las 10 familias más ricas del mundo (p.6).
El dinero oscuro en las campañas hace competitivos a los partidos y sus candidatos y, en consecuencia, los puede llevar al triunfo. El recurso no sólo se usa en el momento preciso de las contiendas, en muchos casos se hace con antelación a éstas para: saber demandas y necesidades de los electores, desprestigiar políticas públicas, presionar autoridades o generar inconformidad a acciones gubernamentales que movilizan a la población contra un supuesto malestar social. A este último aspecto, una de las expresiones más claras fue contra el ACA u Obamacare (Ley de Asistencia Sanitaria Asequible, también conocida como Ley de Cuidados de Salud a Bajo Precio) y el resurgimiento de las expresiones nacionalista Movement Tea Party (antimpuestos) (p. 239).
Los Koch, por su rechazo a que Estados Unidos tuviera un presidente con ascendencia africana, que impulsara políticas sociales y redistributivas tipo Franklin Delano Roosevelt, con alta aprobación y aceptación entre el electorado que fuera capaz lograr que su partido dominara las elecciones por un ciclo de 20 años o más, aumentaron su financiamiento a Fundaciones que apoyaran las campañas de los candidatos locales y federales del Partido Republicano (p. 258) desde 2008 y de manera especial lo hicieron para la de 2016 en el que fue elegido Donald Trump (aunque a éste no lo apoyaron de manera directa porque su candidato era Marco Rubio y en campaña previa Mike Pence).
La estrategia seguida por los Koch fue, ir por las campañas locales y distritales para ganar entidades, legislaturas locales, congresistas y senadores que hiciera posible disminuir el dominio del Partido Demócrata en la geografía electoral estadounidense (p. 252). Para lograrlo, a) apoyaron a candidatos locales que pudieran ganar escaños en las legislaturas locales y que éstos redefinieran los distritos congresuales (Cámara de Representantes); b) financiaron organizaciones y movilizaciones de la sociedad que expresaban rechazo a políticas federales, como la migración y la protección social; c) asesoraron a candidatos a las Cámaras de Representantes y del Senado que tuvieran posibilidad de ganar su elección; y d) difundieron a través de medios de comunicación aliados, ideas contra los programas sociales federales, descalificaron a los políticos Demócratas, negaron la existencia del cambio climático y apoyaron toda confrontación contra el gobierno que generara simpatía en las redes sociales.
Lo anterior, narra Jane Mayer, sentó las condiciones para el surgimiento de un candidato antisistema, que cosechara la ansiedad social, el enojo contra un determinado tipo de políticas públicas y la imagen de los políticos tradicionales que usan la política como negociación, acuerdo y pacto, pero que no beneficia a la gente común.
El dinero, finalmente, tarde que temprano cobra su inversión en quien o quienes se hizo (p. 11). Este cobro se expresa el caso de Estados Unidos en: a) un tipo de políticas públicas que beneficie a los grandes donantes; b) reducción de impuestos en aspectos concretos (herencia de fortunas, ganancias y por contaminantes generados); c) ampliación de concesiones (por lo general explotaciones mineras, madereras y de servicios); y d) cambio en regulaciones ambientales para hacerlas más flexibles.
Por su parte, en el ámbito Latinoamericano, como resultado del financiamiento de los grupos delincuenciales a campañas electorales se traduce en: libertad anticipada a narcotraficantes, trato preferencial en prisiones, supervisión aduanal flexible, operativos policiales anunciados y, lo peor, nombramiento de servidores públicos cercanos a los delincuentes para que éstos faciliten el trabajo delictivo.
El dinero ilegal en las campañas, bien por venir de donaciones de empresas legales o de los grupos de la delincuencia organizada, atenta contra las elecciones libres y justas, porque no se suma a los gastos de campaña del candidato y éste puede gastar por arriba del tope legal establecido, en el primer caso, y porque la misma ley lo prohíbe, en el segundo. Uno y otro dinero son cada vez más comúnes en las campañas, sean presidenciales, federales o locales, por pequeñas sean, porque el partido y/o candidato que lo reciben desea ganar la elección a toda costa
Dark money es un libro que abre los ojos para identificar el daño que hace el dinero ilegal en las campañas electorales en cualquier parte del mundo.
Referencias bibliográficas
BBC News Mundo (2024). “4 claves del juicio al expresidente de Honduras Juan Orlando Hernández por narcotráfico que se celebra en EE.UU (y por qué es extraordinario)”. BBC New Mundo, 20/02/2024, https://n9.cl/iyp0l.
Feuer A. y Kitroeff N. (2024). “EE. UU. indagó acusaciones de vínculos del narco con aliados del presidente de México”. The New York Times, 22/02/2024, https://n9.cl/i81eo.
Golden T. (2024). “Did Drug Traffickers Funnel Millions of Dollars to Mexican President López Obrador’s First Campaign?”. ProPublica, 30/01/2024, https://n9.cl/f3bmc.
Mayer J. (2018). Dark money. La historia oculta de los multimillonarios tras el ascenso de la derecha radical en Estados Unidos. Ciudad de México, Debate. pp. 623. eBook.
Osorio C. y L. Reynoso (2023). “Nicolás Petro admite que la campaña presidencial de su padre si recibió dinero de forma ilegal”. El País, 03/08/2023, https://n9.cl/ef08q.
