Iguales y, al mismo tiempo, diferentes: el caso de Imane Khelif

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Por Giampiero Aquila.

 

El caso de Imane Khelif, una boxeadora argelina, está dando pie a muchas polémicas, inclusive entre la Asociación Internacional de Boxeo (IBA), que prohibió a Imane disputar el mundial de boxeo, y el Comité Olímpico Internacional (COI) que la admitió a la competencia parisina

Imane es una boxeadora argelina que tiene un perfil genético masculino y características físicas exteriores, llamadas “fenotipo”, femeninas. Esto ha provocado inconformidades en las atletas adversarias y en el ambiente del deporte en cuanto al debate sobre la relación entre identidad de género e identidad sexual.

Es así como los términos intersexualidad, transgender, hermafroditismo, etc., entran en las páginas de los periódicos y de las redes sociales, preocupándose con frecuencia más por afirmar posiciones ideológicas que para comprender y acompañar.

La definición de intersexual, que con frecuencia aparece en las noticias se refiere a un grupo de personas que, independientemente de su estructura cromosómica y de su conformación gonadal, “no corresponde a las nociones binarias de masculino y femenino”. La anterior es una definición que no es ni médica ni científica sino política, es la que propone la ONU (OHCHR, Intersex people) y por lo tanto tiene un sesgo ideológico. Si tuviéramos que atenernos a su significado médico nos estaríamos refiriendo a personas cuyo sexo cromosómico no es compatible con su sexo fenotípico.

Esto no afecta a las personas limitadamente a la esfera de la biología, sino que interesa la sexualidad, que es una prerrogativa únicamente humana y no animal, ya que atraviesa trasversalmente a toda nuestra persona. Desde nuestros cromosomas hasta la dimensión anímica, pasando por el nivel del sexo biológico, por el nivel cultural, que interesa la expresión del género, y el nivel propiamente espiritual, la dimensión trascendente de la dignidad humana. En el mundo animal las disfunciones sexuales simplemente son descartadas por el determinismo biológico finalizado a la transmisión del ADN.

Pero en la persona el hecho de “ser mi propio cuerpo”, con todas sus implicaciones bio-psico-somáticas, constituye mi persona objetiva y subjetivamente, exterior e internamente como el “dato” de la persona que soy. (R. Guerra p. 160)

El deporte es una de las expresiones más significativas de la humanidad que involucra los valores físicos como los valores éticos y culturales, que separa las competencias entre mujeres y hombres y, a su vez, los divide por categorías de edad; prohíbe el uso de instrumentos técnico y químicos que alteren la equidad y la justicia en las competencias. El cuerpo y su desarrollo constituye el aspecto fundamental del principio de la justa contienda, es por esto que un tema como el de la atleta argelina mueve tanto y a tantos.

Vale la pena tratar de comprender el caso particular de Imane Khelif como oportunidad para asomarnos a la complejidad del tema que no debería admitir burdas simplificaciones dicotómicas.

Por lo que se puede recoger de la información periodística, la atleta aún siendo mujer posee el cromosoma XY propio del sexo masculino (Cerdeira, 2024)

¿Qué significa poseer un fenotipo femenino y un sexo cromosómico masculino?

El cromosoma es una cadena de ADN que contiene muchos genes organizados con una posición específica según una secuencia definida, y orientan el desarrollo de nuestros cuerpos en la totalidad de sus aspectos: su apariencia, la disposición a ciertas enfermedades y también sus caracteres sexuales primarios y secundarios.

Hay 23 pares de cromosomas de los cuales el último determina si el niño que va a nacer será varón o mujer. Los varones tienen un cromosoma X procedente de la madre y uno Y que viene del padre. En el caso de las mujeres los dos cromosomas son X, cada uno heredado de sus padres.

Existen muchas anomalías cromosómicas que se resumen en seis tipologías: monosomia cuando falta por completo un cromosoma; duplicación cuando hay un cromosoma sexual en exceso; deleción cuando falta una porción del cromosoma, inversión cuando un cromosoma se desprende y se vuelve a unir dentro del mismo cromosoma, pero con la orientación opuesta, sustitución cuando se reemplaza una poción del genoma es reemplazada por uno diferente y traslocación cuando un cromosoma se rompe y los fragmento vuelven a agregarse fuera de su sitio. (National Human Genome Reserch Institute, s.f)

En el cromosoma Y está localizado el gen responsable de la formación de los testículos y del fenotipo masculino, el gen se denomina sry. (NHGRI)

En el caso de raras, pero posibles, malformaciones genéticas es posible que el gen sry se desplace del cromosoma Y al cromosoma X dando pie a dos tipos de espermatozoides, como puede haber sido el caso del padre de Imane, uno con cromosoma X con el gen sry y el otro con cromosoma Y sin el gen sry.

De acuerdo a National Human Genome Reserch Institute:

Usually, a woman has two X chromosomes (XX) and a man one X and one Y (XY). However, both male and female characteristics can sometimes be found in one individual, and it is possible to have XY women and XX men. Analysis of such individuals has revealed some of the molecules involved in sex determination, including one called SRY, which is important for testis formation.

SRY (which stands for sex-determining region Y gene) is found on the Y chromosome. In the cell, it binds to other DNA and in doing so distorts it dramatically out of shape. This alters the properties of the DNA and likely alters the expression of a number of genes, leading to testis formation. Most XX men who lack a Y chromosome do still have a copy of the SRY region on one of their X chromosomes. This copy accounts for their maleness. However, because the remainder of the Y chromosome is missing they frequently do not develop secondary sexual characteristics in the usual way. [Normalmente, una mujer tiene dos cromosomas X (XX) y un hombre un X y un Y (XY). Sin embargo, a veces pueden encontrarse características tanto masculinas como femeninas en un mismo individuo, y es posible tener mujeres XY y hombres XX. El análisis de estos individuos ha revelado algunas de las moléculas implicadas en la determinación del sexo, incluida una llamada SRY, que es importante para la formación de los testículos. SRY (que significa gen de la región Y determinante del sexo) se encuentra en el cromosoma Y. En la célula, se une a la proteína que determina el sexo. En la célula, se une a otro ADN y, al hacerlo, lo deforma drásticamente. Esto altera las propiedades del ADN y probablemente altere la expresión de una serie de genes, dando lugar a la formación de testículos. La mayoría de los hombres XX que carecen de cromosoma Y tienen una copia de la región SRY en uno de sus cromosomas X. Esta copia explica su masculinidad. Sin embargo, al carecer del resto del cromosoma Y, con frecuencia no desarrollan los caracteres sexuales secundarios de la forma habitual].

Al momento de la concepción entonces se pueden verificar dos situaciones: en un caso se va a formar una persona con XX y gen sry, en el otro será XY sin sry. En este caso se tratará de un individuo de sexo masculino con fenotipo femenino. Esto significa que es genéticamente masculino, produce testosterona y las hormonas reguladoras de los caracteres sexuales masculinos.

El desarrollo de las características del sexo deriva de la interacción entre los cromosomas y las hormonas. Cuando la persona en su vida intrauterina se está desarrollando, el tejido de las gónadas es indiferenciado hasta finales de la 7ª semana (R. Rey 2001) pueden volverse ovarios o testículos dependiendo de la ausencia o presencia del gen sry. Como hemos visto anteriormente los factores genéticos, hormonales, ambientales pueden modificar este desarrollo provocando variaciones de las características del sexo o introducir diferencias durante el desarrollo sexual, dando pie a situaciones en las que el fenotipo femenino es asociado de un sexo masculino a nivel del cromosoma XY.

El fenotipo femenino se refriere al conjunto de características físicas,  biológicamente funcionales asociadas al sexo femenino; ya que los órganos reproductores de la persona no se limitan simplemente a la ovulación o a la producción de espermatozoides, sino que producen las hormonas que participan en la conformación de otros caracteres sexuales secundarios (por ejemplo masa muscular, porcentaje de grasa corporal, distribución del vello corporal, entre otros) como son los estrógenos y la progesterona para las mujeres y la testosterona para los hombres.

En algunas condiciones las gónadas (ovarios y testículos) no se desarrollan típicamente, y pueden presentar tejidos mixtos o ambiguos que a su vez tienen manifestaciones relacionadas con la producción hormonal influyendo en el desarrollo muscular, en disposiciones del carácter y, desde allí en los aspectos de las relacionales que interesan el género.

Las diferencias de carácter genético se nos manifiestan como excepciones posibles ante una norma no arbitraria de la diferenciación entre hombre y mujer que no se presentan como extremos en un arcoiris de posibilidades, sino que, también en este caso, la excepción confirma la regla de la existencia únicamente de dos modos de ser personas sexuadas, irreductibles uno al otro que a su vez se declina en expresiones culturales que aparecen en lo que llamamos género, masculino o femenino.

¿La exclusión de las competencias es lesiva de la dignidad de la atleta o su admisión afectaría el principio de justicia en para sus adversarias?

El Dicasterio para Doctrina de la FE el pasado mes de marzo publicó la Declaración Dignitas Infinita, ofreciendo una contribución fundamental al debate acerca de la dignidad humana (#. 2, y del #23 al #32).

En cuanto personas humanas todos gozamos de una idéntica dignidad inalienable y absoluta, es decir independiente de las condiciones física, sociales o culturales en las que me encuentre y al mismo tiempo somos únicos, irrepetibles e insustituibles, cada uno aportando su especificidad que enriquece lo humano de manera muy particular.

La dignidad de la persona humana, a la luz del carácter relacional de la persona, ayuda también a superar la perspectiva reductiva de una libertad autorreferencial e individualista, que pretende crear los propios valores prescindiendo de las normas objetivas del bien y de la relación con los demás seres vivos. Cada vez más, de hecho, se corre el riesgo de restringir la dignidad humana a la capacidad de decidir discrecionalmente sobre uno mismo y sobre su propio destino, independientemente del de los demás, sin tener en cuenta la pertenencia a la comunidad humana. (Ibid. #26)

Lo anterior nos ayuda a comprender que per se la dignidad se expresa como la responsabilidad ejercida al interior de las condiciones objetivas de las circunstancias de nuestra existencia que, a su vez, definen también las condiciones subjetivas del ejercicio responsable de la libertad. Esta no se reduce a simple arbitrariedad, sino que está llamada ante todo a responder a la propuesta que las circunstancias le ofrecen y que la condicionan.

Esto es sobremanera válido para las Olimpiadas. El supuesto de toda competencia deportiva exige que haya igualdad de condiciones objetivas, para que se puedan exaltar las características subjetivas de los competidores en sus aspectos técnicos, físicos y morales, que las competencias demandan de tal manera que se compartan aquellos valores que sustentan muchos aspectos de la convivencia humana. Más allá inclusive del récord alcanzado o de la medalla conquistada, lo valioso es el valor moral, como recita el mismo lema olímpico refiriéndose al predominio de la participación honesta y trasparente sobre la victoria.

Si, como parece, Imane Khelif posee un fenotipo femenino con genotipo masculino esto la excluye de la competencia en la que participa en cuanto mujer. La ciencia puede ayudar a para explicar los casos clínicos, pero definir las reglas es un asunto que le corresponde a quien dirige el deporte.

Lo cierto es que este impedimento no elimina la dignidad de la atleta argelina, simplemente pone las condiciones objetivas para su expresión.

Es una papa caliente por que es una circunstancia compleja y es posible resolverla sólo con reglas claras que, en un mundo como el del deporte que separa las competencias de las mujeres de las de los hombres, se perciben como discriminatorias de parte de quien afirma ideológicamente que los sexo no son solamente dos.

 


 

Bibliografía

Guerra, R. (2016). Persona, sexo y género. Los significados de la categoría ≤≤género>> y el sistema ≤≤sexo/género>> según Karol Wojtyla. Revista de Filosofía Open Insight, vol. VII (12). Centro de Investigación Social Avanzada.

Cerdeira, P. “Entrevistas Pamea Cerdeira. La boxeadora Imane Khelif abre el diálogo a la inclusión y  a la diversidad genética y humana”. MVS Noticias. 2/08/2024. https://n9.cl/kuqth

NHGRI. (s.f). SRY: Sex determination. National Human Genome Reserch Institute. https://n9.cl/wm14l

NHGRI. (s.f). Y Chromosome Infographic. National Human Genome Reserch Institute. https://n9.cl/tojf3s

Declaración del Dicasterio para la Doctrina de la Fe «Dignitas infinita sobre la dignidad humana». 2024. https://www.vatican.va/roman_curia/congregations/cfaith/documents/rc_ddf_doc_20240402_dignitas-infinita_sp.html

Rey, R. (2001). Diferenciación sexual embrio-fetal. De las moléculas a la anatomía. Revista chilena de anatomía, 19(1), 75-82. https://dx.doi.org/10.4067/S0716-98682001000100012