Por José Enrique Gómez Álvarez.
Introducción
El intrusismo profesional es un tema difícil de delimitar en algunos casos, sobre todo en áreas donde queda un tronco común de interrelación entre distintas disciplinas. Hay actividades como, por ejemplo, la atención psicológica de estudiantes, que suele asignarse a un psicólogo, pero que han surgido interdisciplinas como la psicopedagogía y que pueden ofrecer ese mismo proceso de acompañamiento.
El ejemplo anterior ilustra el problema del intrusismo profesional. La psicopedagogía en el ejemplo señalado, puede objetarse, carece de las bases psicológicas suficientes para dar atención clínica. Entonces la pregunta que surge es si existe una interdisciplina relacionada con la psicología en el ejemplo aludido capaz de dar atención fuera del ámbito estrictamente psicológico.
Las interdisciplinas, ¿no son acaso formadores de pseudo especialistas? Se ha objetado, en el ejemplo señalado de la psicopedagogía, como formación de posgrado, al que no tiene carrera de origen psicólogo o pedagogo, resulta insuficiente y genera intrusismo profesional. Se ha insistido en que se requiere una formación básica en psicología y/o pedagogía (de 4 años) para así acceder a ese tipo de titulación. Aun así, podría objetarse que el psicólogo que accede a un posgrado en psicopedagogía no lo convierte en pedagogo.
Hay varias actividades que sí requieren obtener un título y una cédula para ejercer. En el caso de la medicina y el derecho es clara. En el ámbito académico sí es indispensable el tener el título respectivo y la cédula. En el caso de México la Constitución establece en su artículo 5: “La ley determinará en cada entidad federativa, cuáles son las profesiones que necesitan título para su ejercicio, las condiciones que deban llenarse para obtenerlo y las autoridades que han de expedirlo” (2024: p.11). Así que habría que remitirse a cada ley de los 32 estados. Pero centrémonos en la Ciudad de México. La ley reglamentaria establece en su artículo transitorio 2, las carreras que se necesita tener cédula para su ejercicio.
A lo anterior puede observarse que aunque no se debe ostentar como experto en la disciplina que no se estudió en licenciatura, se puede no obstante aprender a ver las relaciones y problemas conectados de las disciplinas involucradas. Un posgrado en una interdisciplina ayuda a descubrir problemas que su solución satisfactoria se encuentra al analizar un problema desde varias ópticas.
Es interesante hacer notar la dificultad epistemológica que se presenta en las interdisciplinas: se abordan distintas áreas específicas sin pretender dominar alguna de ellas, ya que están al servicio de un objeto que las trasciende y las unifica. La interdisciplina es una discusión que se dio fuertemente en los años 70 del siglo pasado (Follari, 2007). Se buscó una modernización de las universidades en donde esta idea se discutió entonces. La interdisciplinariedad, hay que señalarlo, no existió en la historia de la Ciencia. La filosofía que “abarcaba” a todas no se constituyó en una interdisciplina. No hay, pues una posición originaria de las ciencias en donde hubiese interdisciplinariedad, sino, más bien, había conocimiento precientífico que cuando se fueron clarificando los distintos objetos de estudio surgieron las distintas ciencias. (Follari, 2007).
Lo anterior plantea así la dificultad de crear programas interdisciplinarios. Los propios contenidos y actividades deben de estar orientados a la interdisciplina y no suponer que el docente debe de hacer ese trabajo:
En cuanto a la cuestión curricular, que es lo que más toca a los docentes, lo primero que voy a decir y que me parece obvio -pero es muy decisivo-, es que si uno quiere que estén integrados los contenidos, estos tienen que venir integrados ya en el plan de estudios. No puede ser que el plan de estudios, como a veces sucede, no incluya esa integración; y se suponga que es el docente quien la tiene que hacer, porque eso es una enorme carga para el docente. El docente tiene bastante de qué ocuparse con lo que es estrictamente el proceso de enseñanza-aprendizaje, para también tener él que organizar cierto tipo de unidades que no estén preconfiguradas, y que los mismos que tendrían que hacer los planes de estudio tal vez no sabrían cómo plasmar. Entonces, el plan de estudios ya tiene que ser un plan integrado, si es que queremos que la enseñanza sea –a su vez– integrada (Follari, 2007:9-10).
¿Qué pasa con la Bioética? De hecho, es considerada una interdisciplina. La Bioética así aborda la cooperación de distintas disciplinas, generalmente el Derecho, la Medicina y la Filosofía. El que estudia Bioética en su mayoría lo realiza en un Master o un doctorado. Podría objetarse que estudiar esas disciplinas no lo convierte en experto en las mismas, así qué, ¿no sería intrusismo acaso? Puede señalarse que un bioeticista es un experto en ver problemas éticos que conectan las distintas disciplinas, por lo que no se presenta como experto en todas las disciplinas involucradas, pero sí es capaz de mostrar los problemas éticos en sus distintas vertientes de cada caso.
La interdisciplinariedad puede verse como una cuestión meramente práctica: no se confunden objetos de estudio diferentes ni las metodologías. Sólo se estudian en un plan de estudios para así tener esa posibilidad de comparar respuestas de las distintas ciencias, de modo que se dé una mejor solución ética de un problema, pero la solución ética es de hecho una postura filosófica que se apoya en lo que proporcionan otros conocimientos. Al parecer, la regulación que orienta la reflexión bioética es la propia filosofía, la ética justamente. Las disciplinas involucradas se concentran en la licitud de ciertos actos sobre la vida humana considerando al mismo tiempo su propia área de estudio como podría ser el Derecho, por ejemplo.
Regresando al intrusismo puede señalarse que se produce si lo que se pretende al estudiar un programa interdisciplinario es presentarse como experto en cada disciplina, pero no lo es en cuanto se presenta como una persona capaz de enunciar o referir distintas aristas de un problema o tema determinado. En el caso de la Bioética, pues la interdisciplina busca un acuerdo práctico de compartir resultados, aunque la respuesta última sea ética y en ese sentido podría entenderse como ética aplicada. Puede objetarse entonces que la Bioética sería solo multidisciplinaria y no interdisciplinaria ya que: “ …lo interdisciplinar, en cambio, se entiende como la integración. Es decir, como la capacidad de producir un discurso que incluya los aspectos metodológicos o de contenido de las disciplinas previas, sin repetirlos en su estado original” (Follari, 2007: 9). Respondiendo a lo anterior, la Bioética debería ser el crear algo nuevo. Pienso que la filosofía es la que permite mostrar la pregunta ética que subyacen todas las disciplinas y que la filosofía ayuda a formular.
Se ha señalado que las interdisciplinas permiten descubrir y exponer problemas complejos que requieren una visión de conjunto. El estudio de las interdisciplinas busca eso, la capacidad de ver en conjunto un problema. En este sentido, es lícito y deseable que se formen profesionistas en áreas interdisciplinarias. El estudio de la Bioética es necesaria para de este modo comprender mejor los problemas éticos relacionados con la vida que se han generado a lo largo del siglo XX y el XXI.
Referencias
Cámara de diputados (2024). Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos. México. Disponible en:
https://www.diputados.gob.mx/LeyesBiblio/ref/cpeum.htm
Follari, R. (2007). La interdisciplina en la docencia. Polis. Revista Latinoamericana, (16). Disponible en: https://dialnet.unirioja.es/servlet/articulo?codigo=2359285