Por David Raúl Carranza Navarrete
NOTA: El presente texto es parte de un artículo aceptado para su próxima publicación en la revista Analogía Filosófica.
En los últimos años, la filosofía mexicana contemporánea ha conocido dos particulares propuestas, que a su manera establecen un diálogo con la filosofía continental contemporánea, proporcionando argumentos y motivos para ir más allá de cierto relativismo al que ha conducido la llamada razón débil. Estas propuestas son la hermenéutica analógica de Mauricio Beuchot y la filosofía del arrabal de Juan Carlos Moreno Romo. Ambas buscan dialogar con la filosofía contemporánea, pero siempre reconociendo y aportando desde la tradición, desde la circunstancia, que dijera Ortega y Gasset, en que se ubican; la primera reconoce su fuerte deuda con la filosofía tomista y aristotélica, y se mueve más en el terreno epistémico y ontológico, aunque sin dejar por ello de apuntalar las consecuencias éticas y políticas que pueden desprenderse de los postulados gnoseológicos y metafísicos que propone, mientras que la segunda reivindica la perenne búsqueda de la verdad en circunstancia, partiendo en un primer momento de una relectura del Padre de la Modernidad, René Descartes, pero añadiendo elementos de otros filósofos latinos importantes como Unamuno y Jean-Luc Nancy.
Hace ya más de 20 años, Mauricio Beuchot publicó su Tratado de Hermenéutica analógica. Hacia un nuevo modelo de interpretación. El autor ha señalado en repetidas ocasiones que su propuesta filosófica se enmarca en un diálogo con la llamada filosofía posmoderna y con la filosofía analítica, si bien, hasta cierto punto, guarda más afinidad con la primera. En un apéndice a esta obra, Jean Grondin señala un punto fundamental para entender y contextualizar la propuesta de Beuchot: la hermenéutica de los últimos años, la postmoderna, poco a poco se ha ido desacreditando a causa del relativismo que ha traído consigo (Beuchot, 2009); de ahí que se emprenda la tarea de encontrar una alternativa al pensamiento posmoderno, pero también al pensamiento moderno, actualizando la filosofía de Tomás de Aquino con las preocupaciones contemporáneas, a partir de recuperar las nociones de analogía y proporción, que cuentan entre sus posibilidades establecer órdenes –nunca totalmente cerrados– que permiten el diálogo. Este tópico, que constituye el núcleo básico de su propuesta, Beuchot lo direcciona hacia la ética, la antropología filosófica, la epistemología, la filosofía del lenguaje, la metafísica, entre otras disciplinas filosóficas y humanistas. Y es que si bien la hermenéutica se ha circunscrito históricamente a la interpretación de sueños, narraciones y textos, la analogía la dota de una herramienta importantísima para moverse hacia otros ámbitos de la cultura.
En la analogía hay una preeminencia de la diferencia sobre la identidad, lo que conlleva a su vez a que haya un aprecio de lo particular por encima de lo universal. Por ello, la analogía permite discurrir sobre lo que pareciera inefable o pareciera no tener ninguna contraparte para realizar una comparación. La analogía respeta los límites; su vitalidad se funda en la diferencia, por lo que para mantener su actualidad necesita siempre salvaguardar lo particular: “se resiste a la unificación, a la homogeneización, a la generalidad, a la identidad” (Beuchot, 2007).
La analogía consiste —apunta Beuchot— en evitar la tan temida unificación o identificación simplificadora, la monolitización del conocer, la entronización parmenídea de la mismidad; pero también consiste en evitar la nociva equivocidad, la entronización heraclítea de la diferencia, la coronación del relativismo, que es otro monolotismo, sólo que atomizado (Beuchot, 2009).
Una intención de orden similar guía por su parte a la filosofía del arrabal, propuesta desarrollada desde hace ya más de una década, según nos cuenta su autor, Juan Carlos Moreno Romo, aunque hasta hace relativamente poco apenas formalizada y hecha pública (2013). En su caso, el eje que la guía no es tanto una conclusión deducida del más sólido argumento lógico, sino más bien una verdad que mana del trasfondo espiritual o de la tradición en que se reconoce:
O el centro está en todas partes, o todas las partes del mundo, incluidos sus orgullosos centros, son una periferia, o un arrabal desde el que, por otro lado, siempre es posible levantar la vista al equidistante cielo (2013).
Para Moreno Romo, el cristianismo —y su reconocimiento de la persona como un singular llamado a dar cuenta ante los demás, llamado a reflexionar y a emprender la búsqueda de la verdad— borra las fronteras entre centro y periferia, y coloca a cada hombre ante el mismo y equidistante cielo. El hombre, en su circunstancia y terreno particulares, está siempre en el mejor tiempo y lugar para dialogar y conducir una reflexión que lo acerque, en medio de tanto humo de la filosofía contemporánea, a sus pares. Esta verdad antropológica, que hunde sus raíces en el cristianismo, y de la que participa también el Descartes más bien barroco y católico, que protestante (Moreno Romo, 2010), invita, ante la clausura de la reflexión filosófica devenida de la muerte de Dios, el Hombre y la Razón, a ponerse en circunstancia y verse a sí mismo como un “Sócrates que se redescubre ignorante y recomienza […] su tozuda búsqueda de la verdad” (2013).
Es posible notar que en ambas propuestas existe una intención latente por no quedarse en la metafísica, sino por saltar a la ética, al arrabal, a la circunstancia. En el caso de la hermenéutica analógica aplicada a la filosofía práctica, la hermenéutica sale del texto –o salta hacia otro– y contribuye no únicamente en el proceso de ordenar interpretaciones y establecer las bases para un diálogo común y fructífero, sino que sirve en último término para pensar una nueva idea de hombre. Beuchot ha escrito ya una Antropología filosófica. Hacia un personalismo analógico-icónico (2004), donde centra su interés en el misterio del hombre: éste posee también un carácter analógico y de término medio que lo abre a la trascendencia.
En el caso de la filosofía del arrabal ocurre algo cercano. Moreno Romo se sirve de Descartes para reflexionar sobre el hombre y su salida hacia los otros; y es que si es verdad que el buen sentido es la mejor repartida de todas las cosas, entonces todos los hombres están en igualdad de circunstancias de emprender, por sí mismos, la búsqueda de la verdad. En efecto, las circunstancias, si bien no las mismas para todos, son, sin embargo, tierra fecunda para la más alta de las reflexiones: cada hombre, desde su particular terruño, debe disponerse a salir del ensimismamiento y abrirse a los de su tiempo.
Continúa…
Bibliografía
BEUCHOT, MAURICIO, Tratado de Hermenéutica analógica. Hacia un nuevo modelo de interpretación, México: UNAM-Ítaca, 2009.
—— Antropología filosófica. Hacia un personalismo analógico-icónico, Salamanca: Fundación Emmanuel Mounier-SOLITEC-IMDOSOC, 2004.
—— Hermenéutica analógica y filosofía de la historia. Del fragmento como símbolo del todo, México: UNAM, 2011.
—— Phrónesis, analogía y hermenéutica, México, UNAM, 2007.
—— “La propuesta de un realismo analógico-icónico” en El giro ontológico, Jerez, J.L (Comp.), Buenos Aires: Circulo hermenéutico, 2015.
MORENO ROMO, Juan Carlos, Vindicación del cartesianismo radical, Barcelona: Anthropos, 2010.
—— Filosofía del arrabal, Barcelona: Anthropos, 2013.
—— “El trasfondo espiritual de nuestros racionalismos. O sobre el preciso punto en el que difieren la modernidad más bien luterana y la genuinamente cartesiana”, en Signos Filosóficos, Vol. XIII, N.26, 2011, pp. 115.131.
NANCY, Jean-Luc, Ego sum, México: Anthropos, 2007.
—— Ser singular plural, Madrid: Arena libros, 2006.
—— y Moreno Romo, Juan Carlos, “El sentido y la distancia”, en Open Insight, Vol. IV, N.5, enero 2013, pp. 183-211.