La libertad religiosa se viviría mejor en un clima de democracia
El pasado jueves 16 de noviembre, el Centro de Investigación Social Avanzada (CISAV) participó en la CXV Asamblea plenaria de la Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM) ante la presencia de los más de 150 Obispos mexicanos con la ponencia: La libertad religiosa y la democracia en México.
En dicha exposición se desarrollaron los siguientes puntos: Los modelos de interlocución entre la Iglesia católica y Estado mexicano; las aportaciones de la Iglesia católica a la democracia en nuestro país, según especialistas, así como los horizontes para la participación de los católicos en las elecciones del 2024.
Se planteó que, en diversos momentos de la historia reciente, hubo un modelo vertical de interlocución entre la Iglesia y el Estado, llevado a cabo en niveles altos por representantes de ambas instituciones. Dicha interlocución se dio en tres etapas: la primera fue preparando el reconocimiento jurídico de la Iglesia católica y de otras confesiones religiosas en el país; la segunda, con las reformas de los artículos 40 y 24, donde se reconoce la laicidad del Estado y la libertad religiosa, pero reducida a la libertad de culto; de ahí a la fecha, tercera etapa, se ha enfriado la interlocución y no parece tener salida.
De ahí que sea preciso hablar de otro modelo de interlocución horizontal que se añada al anterior para formar un modelo unificado, tanto de diálogo a nivel de autoridades de ambas instituciones como de ejercicio de derechos humanos plenos por parte de ciudadanos y laicos en los diversos ámbitos de su acción: familia, educación, trabajo, sociedad y política. Ello es posible, sí, en un ambiente de democracia plural que garantice los derechos humanos.
Por otro lado, el CISAV realizó en los meses de junio y julio un ejercicio de diálogos entre especialistas, a quienes se les preguntó: cuáles han sido las aportaciones de la Iglesia en la construcción de una sociedad democrática y plural. Los resultados de dicho ejercicio se les mostraron a los obispos católicos del país. La Iglesia ha colaborado en la formación de ciudadanía para la participación política y democrática no sólo de sus fieles laicos, sino de la sociedad en general. Asimismo, por su agenda social, ha acompañado a los diversos sectores sociales, especialmente a los más vulnerables (migrantes, familiares de desaparecidos, víctimas de trata de personas, etcétera).
En diversos momentos particularmente difíciles, la Iglesia ha apoyado y defendido las instituciones democráticas. Todo ello en un entorno de libertad religiosa y de un Estado laico y democrático. Los retos que plantearon los especialistas para la Iglesia son: La libertad religiosa, la promoción de la paz, seguir siendo una de las voces relevantes de la sociedad y la atención a los marginados y grupos vulnerables. Comprobamos con ese ejercicio lo que ya preveíamos e intuíamos respecto a tales aportaciones.
Por otro lado, se expuso en términos generales cuál es la estrategia política del gobierno federal respecto a las elecciones de 2024, lo que se juega en dichos comicios y los desafíos para la Iglesia en ese horizonte. Entre ellos alzar su voz para manifestar que la democracia plena -o sin adjetivos- constituye el mejor escenario para el ejercicio cabal de las libertades y de los derechos humanos, es tan oportuno, necesario y corresponde al momento histórico que vivimos.
Finalmente, se reiteró que los laicos tienen esa responsabilidad directa en los diversos ámbitos de su propia actividad: la familia, la escuela, el trabajo, la calle y la política. Pero el acompañamiento de los pastores es relevante para esclarecer el momento histórico y estar a la altura del mismo. Promover la defensa de la democracia plena en vistas del bien común, de la solidaridad, la subsidiariedad y el desarrollo humano integral, hará que el pluralismo, la sana convivencia entre mayorías y minorías sea armónica, de respeto y de mutua ayuda. Todo ello coadyuvará a la paz, la reconciliación entre los mexicanos y la superación de la polarización.