La madre egipcia

A lo largo de siglos y siglos de historia, el papel de la mujer ha cambiado, de ama de casa a profesionista, de consejera a política, de institutriz a universitaria y de cuidadora a doctora. Sin embargo, existe una cuestión que siempre ha estado relacionada a la mujer: la maternidad. Más allá de relacionarla por la obviedad de que son las mujeres quienes pasan nueve meses embarazadas, se habla de un amor y una protección que únicamente pueden brindar las madres; ahora es importante destacar los efectos positivos que da el esfuerzo que actualmente se está haciendo para incluir a los padres en la crianza de los hijos como un elemento fundamental.

El caso del Antiguo Egipto no es diferente: las mujeres se dedicaban al hogar y a la crianza de los hijos, mientras que los hombres eran los proveedores y la autoridad. Lo peculiar aquí es que, aunque las funciones que desempeñaban ellas no eran muy diferentes a aquellas que desempeñaban otras mujeres en diferentes civilizaciones, las madres en Egipto eran, de una otra manera, adoradas. Incluso cuando el hijo se iba de la casa, costumbre muy frecuente debido a que tenía que salir a buscar un oficio, se tenía que hacer cargo de su madre, o por lo menos estar al pendiente y, en caso de que tuviera hermanas, también tenía que cuidarlas en lo que encontraban un buen marido con quién desposarse.

Es sabido que los egipcios no eran monógamos. Sin embargo, debían hacerse cargo de y cuidar a aquella mujer con quien habían iniciado una familia y un hogar y sólo ella aparecería en los retratos familiares, mientras que las otras parejas permanecían en un plano más informal.

La importancia que tuvo la diosa Isis tiene su origen en el respeto que profesaban los egipcios a sus madres: siempre estaban al pendiente de ellas, si enviudaban se mudaban con sus hijos, una vez adultos las proveían de bienes.

Isis representaba todo lo que una madre debía ser: fértil, maternal. Protegió a su marido y a su hijo de cualquier peligro. Al mismo tiempo, representaba la sexualidad, pues los egipcios comprendían la sexualidad, la fertilidad y la maternidad como tres fenómenos inseparables, más que como una cadena de eventos se trataba de una sola acción con diferentes dimensiones enfocadas a la vida. Así, a Isis también se le relacionaba con los cultivos y con una tierra fecunda. Siendo diosa de todo esto, no es sorprendente que también trajera la alegría y fuera motivo de tantas fiestas.

Isis solía ser representada como una vaca, debido a que las vacas y los toros estaban asociados a la fertilidad. Sin embargo, su representación fue siendo cada vez más compleja debido a que, conforme llegaba a tierras nuevas con nuevas diosas, iba adquiriendo las cualidades de las demás, pero permanecía siendo la misma diosa con las mismas cualidades. Esto se debe, primordialmente, a predisposición de los egipcios a adorar a la madre.