Las deudas que permanecen: Dilemas, retos y logros de la política educativa en México

 

Por Dra. María Luisa Aspe Armella|

 

La historia de la educación en México ha pasado por diferentes momentos importantes, momentos que han sido marcados por el contexto específico que ha vivido y en los cuales la educación ha tenido diferentes objetivos, prioridades, sentido e incluso leyes.

Desde los primeros años de la época de Nueva España se observó una gran importancia y preocupación por establecer educación en este territorio. La Iglesia católica era la encargada de la fundación de los colegios y de su buen funcionamiento, desde entonces, es prácticamente imposible pensar la historia de la educación en México ajena a la acción de la Iglesia Católica, pues desde el inicio ha sido un motor en la educación del país.

La primera universidad de lo que hoy es México fue la Real y Pontificia Universidad, fundada desde muy pronto en el siglo XVI y, a diferencia del resto de la educación, no estaba a cargo de la Iglesia sino de la Audiencia, quien fue encomendada a esta labor por el príncipe Felipe, pues en 1551 la Iglesia apenas se estaba consolidando y no contaba con suficiente presupuesto.[1] Esto provocó que la universidad fuera un lugar de conflicto de intereses en los siguientes siglos, donde la Iglesia secular, la regular y el poder civil tenían injerencia. Existían otros colegios, pero la Universidad mantuvo el privilegio de ser la única institución que podía dar grados académicos superiores. Los estudiantes que tenían acceso a ésta provenían de distintos sectores de la población, desde los más ricos hasta los estratos medios de la sociedad -por ejemplo, Sigüenza y Góngora- pues era un medio para lograr una carrera civil o eclesiástica.

Otra opción que se tenía para acceder a los estudios superiores eran los noviciados y los seminarios conciliares. Si bien eran pensados para preparar a los candidatos a la vida religiosa, gran parte del alumnado no culminaba con la recepción del orden sacerdotal.

Para el siglo XVIII, con la influencia de las ideas de Ilustración, el gobierno virreinal aumentó la importancia de la enseñanza y buscó extender la educación básica imponiendo el castellano en las escuelas como símbolo de modernidad. Carlos III mandó establecer que determinadas instituciones llevaran el conocimiento moderno al Nuevo Mundo, así se fundaron: La Escuela de Cirugía, la Academia de San Carlos, el Jardín Botánico y el Colegio de Minería.

En este periodo novohispano no puede dejar de mencionarse por ser cuando se sentaron las bases de la educación de México. A diferencia de hoy en día, en Nueva España la educación tenía como uno de sus objetivos principales -si no es que el único en cuanto al grupo de los indios- formar buenos cristianos; por lo mismo, era impensable concebir la educación separada de la doctrina de la fe católica. Aunque gran parte de la población no tenía acceso a la educación, sí existía educación dirigida para la mayoría los grupos de la sociedad, desde los llamados indios (hoy indígenas), hasta para los españoles y clases altas.

A pesar de las debilidades de la educación en este periodo tan importante de la historia mexicana, también tuvo grandes frutos como sentar las bases de una nueva cultura, una cultura mestiza, cultivar las letras y la fundación de colegios y universidades o la gran y excelente producción literaria que se dio en esta época, incluso en lenguas indígenas, pues se creó literatura típicamente indígena -diferente de la prehispánica y de la europea.[2]

En el siglo XIX la educación no dejó de ser un tema prioritario para el nuevo país que emergía. En esta época, tuvo el objetivo de formar una nueva nación en la que el Estado sería la instancia supervisora y unificadora de la misma, incluyendo aquella impartida por la Iglesia.

Ya desde finales de la época novohispana había una preocupación por realizar un cambio en la educación del país, en la época de la guerra de independencia con la Constitución de Cádiz en España se ordenó que se debían establecer escuelas de primeras letras con la finalidad de evitar el analfabetismo. Desde el inicio de México independente se dio gran importancia en el tema educativo, muestra de esto es que en 1822 se estableció en la Ciudad de México la Compañía Lancasteriana, sociedad de beneficencia que bajo el método de monitores impartió la educación de primeras letras para abatir el analfabetismo, tan importante que años más tarde, en 1842, el gobierno le entregó la Dirección General de Instrucción Pública.[3]

La Constitución de 1824 dejó claro el deber de establecer la institución educativa, pero sin especificaciones, en parte gracias a la Compañía Lancasteriana, para 1842 la educación había mejorado considerablemente. Se habían establecido escuelas para ambos sexos en casi todas las regiones.[4]

Así como el siglo XIX había división ideológica entre liberales y conservadores sobre la forma en la que se debía gobernar el país, había también división sobre quién y cómo debía ser ejercida la educación. Ambas corrientes daban prioridad al tema educativo, pero no coincidían en los ideales y métodos de ejercerla, así la educación quedó en medio de esta pugna. Ambas propuestas políticas tenían la conciencia de que por medio de la educación se imponen diferentes características de lo que se buscaba como nación independiente y que, además, a través de ella se impone su cosmovisión (o liberal o conservadora).

Después del triunfo de la ideología liberal se sentaron tres bases para la educación nacional: la educación pública debía ser gratuita, laica y obligatoria. A pesar de la ideología, en la práctica esto no sucedió. Otro aspecto ideológico importante dentro de la educación fue que cualquiera que quisiera impartir educación debía acatar los reglamentos generales incluidos la ideología liberal y no impartir educación religiosa. Por lo mismo, se daba la prohibición para corporaciones religiosas tanto de impartirla como de administrar escuelas. Nuevamente, este aspecto no se cumplió, pero fue una base directa en la Constitución de 1917.

Otro aspecto fundamental de esta nueva Ley orgánica fue la organización del antiguo colegio de San Ildefonso en Escuela de Estudios Preparatorios con Gabino Barreda a la cabeza, quien impulsó los principios del positivismo en la educación. Esta ley de Instrucción fue un antecedente importante de la Constitución de 1917.

Porfirio Díaz heredó de Juárez los principios fundamentales de la educación para la creación de un México moderno y este rubro se volvió un tema principal para este gobierno. Se crearon y multiplicaron las normales, el número de escuelas creció (de 8,103 escuelas oficiales en 1874 a 9,247 en 1900 y a 12, 640 en 1907), el analfabetismo disminuyó de un 93% a un 69%, continuando el número demasiado alto pues todavía más de la mitad de la población se encontraba dentro de esa cifra.

Se iniciaron las bases de una instrucción básica elemental, no podemos dejar de mencionar -aunque no entremos en ellos- a los ministros de Instrucción Joaquín Baranda y Justo Sierra, quienes dieron grandes pasos en materia educativa nacional como la creación de la Escuela Normal para profesores de enseñanza primaria en 1887; el Primer Congreso Pedagógico Nacional para uniformar la enseñanza en la república en 1889, la creación de la Dirección General de Instrucción Primaria en 1890, la creación de la Secretaría de Instrucción Pública y Bellas Artes en 1905 y la fundación de la Universidad Nacional de México en 1910.

 

Revolución y Constitución. Inicio de la Educación actual en México:

La revolución mexicana inició a finales de 1910, para marzo del próximo año había acabado el Régimen de Díaz e inició el breve gobierno de Madero. Posteriormente, inició un periodo de lucha constante entre distintas facciones revolucionarias, las cuales retomaron la educación como vehículo para expandir los nuevos ideales de nación. Tener el control de la educación significaba también controlar a la población.

Pero no se quería controlar la educación únicamente por su capacidad de permear una ideología, sino también -y, sobre todo- porque  la educación era vista nuevamente como el camino para lograr un cambio nacional, una sociedad más justa, más equitativa, con oportunidades para todos lo cual llevaría también a un crecimiento económico de toda la nación.

Para esta época México se caracterizaba por ser un mosaico de razas, lenguas, creencias, formas de ver la vida.  Hacía falta un lenguaje común que hiciera posible una mínima homogeneización nacional, pero para lograrlo se necesitaba estabilidad, una estabilidad que en los años revolucionarios era inexistente por los 10 años de cambios de gobierno y guerra. En esta época se dio poco espacio para pensar en la educación.

La principal atención en el tema educativo se puso en la enseñanza popular como un mínimo indispensable para el pueblo. Se establecieron las escuelas rudimentarias, lo que sentaría las bases de la creación de un sistema federal.

Algo que unía a los gobernantes revolucionarios es que atribuyeron a la educación escolar un papel fundamental en su proyecto hegemónico. La escuela formaría hombres nuevos que sirvieran a los propósitos de unificación nacional beneficiando a los habitantes del campo -75% de la población- y borraría las diferencias de los numerosos grupos étnicos. A través de la educación se crearían símbolos y lealtades comunes a la Patria.

El objetivo del gobierno interino de Carranza después de la convención de Aguascalientes era redactar una nueva Constitución, fue entonces que los debates en tema educativo se reanudaron, sobre todo el de libertad de enseñanza entendida como educación laica.

Debido a la situación del país, el gobierno de Venustiano Carranza suprimió la Secretaría de Instrucción Pública y Bellas Artes en enero de 1917, las escuelas elementales quedaron a cargo de los municipios, las instituciones de enseñanza media a cargo de los gobiernos de los estados del Distrito y territorios federales y la Universidad Nacional quedó bajo el poder del Ejecutivo federal.

En el tema de la vinculación de la educación con la Iglesia Católica, Francisco I. Madero había continuado con la tolerancia en cuanto a la Iglesia Católica, pero esta situación no permaneció así durante muchos años. La nueva Constitución se promulgó en febrero de 1917, en lo referente a la educación el artículo 3º. en la Constitución de 1917 se aceptó que la educación es libre pero laica, gratuita en los establecimientos oficiales.[5] En el mismo artículo se dejó claro que la laicidad era tanto para escuelas particulares como para escuelas oficiales y que ninguna corporación religiosa podrían establecer o dirigir escuelas primarias.

Carranza salió electo presidente poco tiempo después de promulgada la Constitución y su gobierno continuó con una postura “laxa” con respecto a la educación laica, por lo mismo, en la práctica no se aplicó a la letra. Sin embargo, los lineamientos oficiales no fueron impuestos en una población pasiva e inerte; sus receptores eran sujetos con voz, agentes históricos que aceptaron, rechazaron, resistieron o modificaron tales directivas, de acuerdo con sus propias convicciones y creencias.

De estos acontecimientos nació un grupo de padres de familia de toda la república con la finalidad de oponerse a los artículos de la constitución que iban contra los que consideraban sus derechos de educar en la libertad de fe a sus hijos, este grupo fue llamado la “Unión Nacional de Padres de Familia” (UNPF). En esta época inició una confrontación entre la Iglesia y el Estado con motivo, entre otras cosas, de la educación laica.

 

Modelo Vasconcelista. Educación como fin en sí misma.

A principios de los años veinte el presidente era Álvaro Obregón, quien encargó a José Vasconcelos el ramo educativo. Vasconcelos es una figura fundamental que no se puede omitir al hablar de la educación en México, especialmente de la educación en el siglo XX.

José Vasconcelos pertenecía a la clase media y había sido maderista, pasó tiempo en el exilio y en 1920 fue llamado para hacerse cargo de la Universidad de México y después de la educación estatal. [6] El proyecto educativo vasconcelista dio coherencia a la educación en sus distintos niveles.  Él, siendo rector de la Universidad Nacional, organizó la nueva Secretaría de Educación Pública, la cual se instaló 1921 (como se mencionó, Carranza había suprimido la Secretaría de Instrucción). El mismo Vasconcelos relata que Obregón lo apoyó dándole libertad para crear un modelo educativo.[7] Uno de los propósitos de este tiempo en materia educativa fue reestablecer la unidad cultural y la identidad de México, que se habían perdido en la Revolución Mexicana.  La propuesta de Vasconcelos sustituiría la fórmula positiva de instrucción, por el concepto de educación; impulsaría la idea de corregir defectos y fomentar las virtudes; e iniciaría la federalización de la enseñanza. Estos tres pilares fueron la base de la educación de Vasconcelos.

Vasconcelos emprendió con entusiasmo la magna labor educativa, dentro de sus principales proyectos fue la revisión de programas de enseñanza primaria tanto en el campo como en la ciudad, la difusión y cultivo de las bellas artes, el impulso a la educación media y a los centros de docencia preescolar, la proliferación de bibliotecas, la edición de libros gratuitos y el reparto de desayunos escolares. Todo lo cual sentaba las concepciones de lo que sería la educación en el siglo XX.

Uno de los principales objetivos de la educación en este periodo fue utilizar la reciente Revolución Mexicana para crear identidad, enaltecerla para unificar al país frente a su ideal. Además, le dio a la Revolución los beneficios de la educación, la justificación de la guerra terminó siendo los nuevos beneficios educativos.

La educación durante este periodo contó con el apoyo financiero del gobierno de Obregón y pudo ir más allá de la forma tradicional o formal en que la educación había sido concebida. Una forma de educación no formal que fue propiciada por él fue el arte: principalmente el muralismo y la novela de la revolución mexicana. Esto se dio con la finalidad de que los mexicanos se identificaran con los ideales revolucionarios a través de la exaltación de la propia revolución en el arte. El estado ayudó así a la producción artística de pintores como Diego Rivera y José Clemente Orozco, y de escritores como Martín Luis Guzmán o Mariano Azuela. Este arte de esta época resaltaba el nacionalismo a través de tradiciones, folclore, historia, espíritu de lucha y un sentido crítico.

Para la educación formal se estudiaron las necesidades de cada región para adaptar la educación a las necesidades de la gente. Se hicieron cruzadas donde el profesorado contó con gran cantidad de voluntarios que quisieron contribuir a su campaña para la alfabetización -para niños y adultos- y para su campaña cultural y artística: existieron misiones culturales, campañas a favor de la divulgación del arte, de lectura, de literatura, etc. Además, transformó la educación formal: se pagó mejor a los maestros, se construyó escuelas, se abrieron bibliotecas y se apoyó con la publicación de libros y de periódicos.[8]

La finalidad de la educación era la formación de un nuevo mexicano que pudiera llevar a cabo el ideal de la democracia anhelada por Madero. Para ello, pretendió unificar a través de la identidad, deseaba crear un sentido de pertenencia a esta nueva nación. Quiso hacer partícipes de este modelo educativo a los indígenas por lo que la enseñanza del español era de gran importancia en su proyecto, la identidad de ser mexicano debía estar por encima del ser indígena. En este objetivo fue fundamental la creación de escuelas rurales, tratando de incorporar así a las comunidades que hasta entonces habían estado marginadas. Para ello se basaría en la tradición: los evangelizadores del siglo XVI. Al igual que ellos, recorrería buena parte del país llevando a todo un mensaje doctrinal y estético, difundiría la lectura como elemento formador y alfabetizador, daría impulso a la acción editorial de la SEP, creando un mercado de lectores y publicaría clásicos de la literatura y obras auxiliares de didáctica, impulsando la creación de bibliotecas en el país.

Para llevar a cabo el proyecto, se le dio un valor fundamental a la figura del maestro, el cual debía tener tres condiciones: enseñar con el ejemplo, tener verdadera vocación y recibir excelente formación.[9]

En cuanto al conflicto religioso causado por el artículo 3º de la Constitución, como Secretario de Educación, Vasconcelos apoyó la creación de todo tipo de colegios sin importar su credo. Para él, la competencia entre las escuelas públicas y privadas debía establecerse en el terreno de la calidad y no en el contenido ideológico. Consideraba al laicismo inoperante en el contexto ideológico de la nación, en tanto que el catolicismo cumplía una función muy importante, al darle a ésta cohesión y unidad.

El proceso educativo de José Vasconcelos era un proceso pensado a largo plazo, con el peso central de las humanidades en el proyecto y los programas. Su influencia continuó hasta 1928-29 aún con la salida de Vasconcelos de la SEP, y la reducción del presupuesto educativo.

 

Anticlericalismo. Educación socialista como modelo oficial.

Con Vasconcelos habían llegado al máximo los esfuerzos de educación integradora. Posteriormente, con el gobierno de Plutarco Elías Calles (1924 – 1928) inició una pugna ideológica, consecuencia de la búsqueda por reafirmar la doctrina revolucionara, depositó gran parte de su carga en el debate educativo. Es entonces cuando la educación adquirió connotaciones diversas como laica, racionalista y socialista.

La forma de obtener mayor control era a través de la escuela. La educación tenía un objetivo bien definido: coadyuvar al progreso, al desarrollo económico y a la modernización del país. La educación pública intentó violentamente trasmitir a los niños lealtades nuevas o simplemente distintas a las transmitidas por la Iglesia; por lo mismo, se quiso sacar a la Iglesia del sector educativo del país. El gobierno de Calles exigió la incorporación de las escuelas privadas a la Secretaría de Educación, lo cual limitaba a las escuelas confesionales: no podían tener nombres religiosos, capillas, textos propios, etc. Poco después, se volvió delito que las órdenes religiosas estuvieran a cargo de escuelas primarias y se impusieron penas severas para quienes violaran las leyes. Nuevamente la Unión Nacional de Padres de Familia -mencionada anteriormente- tuvo un papel importante exigiendo libertad de enseñanza y libertad religiosa.

Las nuevas leyes callistas limitaron aún más la acción de las escuelas particulares y amenazaba con hacer efectiva la ley. Los efectos de estas leyes en el ámbito escolar fueron serios: Cierre de muchas escuelas, persecución contra los maestros religiosos, gran deserción escolar, visitas frecuentes de inspectores oficiales, etc.

El descontento de los católicos mexicanos por la educación y la aplicación de leyes anticlericales en otros ámbitos llevó a la conocida “guerra cristera” y las múltiples trabas impuestas a la educación particular crearon un clima de persecución que duró por varios años.

El periodo de confrontación entre el Estado y la Iglesia se aminoró en el periodo conocido como “Maximato” con Emilio Portes Gil como presidente de México, en 1929 se firmaron entre ambas partes los llamados “Arreglos” del 29 donde las leyes anticlericales no fueron modificadas continuando así las mismas limitantes para la educación católica. En cuanto al tema de la educación, no se cambió la constitución y por lo mismo, ésta debía ser laica, no se debía influir ideas religiosas. La Iglesia se oponía abiertamente al laicismo y no dejó de solicitar libertad de enseñanza y la reforma a la constitución, al artículo tercero.

En 1932 se publicó el Reglamento Oficial para las Escuelas Primarias Particulares, para garantizar el laicismo y otros puntos de importancia para la Secretaría de Educación Púbica. Lo cual recibió otra vez gran cantidad de quejas de diferentes grupos católicos, pero nuevamente sin resultado.

Narciso Bassols fue el Secretario de Educación en los gobiernos de Ortiz Rubio y Abelardo Rodríguez, tenía una visión marxista y veía a la educación con una tendencia utilitarista; pensaba que la forma de ayudar a resolver los problemas económicos de México era preparando gente para que supiera hacer las cosas. Para ello creó el Programa Educativo de México que destacaba la función de la escuela en la formación de ciudadanos y trabajadores en un esquema de uniformidad social. durante este tiempo se anunció el proyecto de proporcionar instrucción sexual a los alumnos y de dar una orientación socialista a los contenidos de la educación. Esto tuvo gran oposición, al grado de que el propio Bassols renunció en marzo del mismo año.

Es en ese año de 1934, en julio, el Congreso aprobó la reforma al artículo 3º donde se afirma que la educación será socialista y excluirá toda doctrina religiosa. Esta reforma fue considerada abiertamente anticlerical y nuevamente creó tensiones con la Iglesia, con colegios católicos y también con otros grupos de intelectuales y sobre todo con la UNAM, la cual peleaba por el derecho de libertad de cátedra con Manuel Gómez Morín como rector de la misma.

La escuela socialista debía cumplir varias siguientes funciones: La biológica que promovía la higiene y la salud; la nacional e integradora, que preservara las costumbres indígenas; la impulsora del desarrollo económico, para integrar la escuela en actividades productivas; la política muy explícita: laicismo y cultura para desterrar el fanatismo; la productora de la ideología de la Revolución Mexicana.

Con Cárdenas como presidente de México se dio gran impulso a la Educación Socialista, Los programas oficiales establecieron como prioridad despertar en el estudiante conciencia de su responsabilidad en la construcción de una sociedad equitativa y justa. Los problemas de las clases populares y los derechos de los trabajadores deberían ser el principal motivo de la labor educativa y las actividades escolares: por consigna oficial y por convicción propia, muchos maestros se comprometieron, cada vez más con las comunidades y los desposeídos.

La idea del maestro rural cambió, ya no tenía era como en tiempo de Vasconcelos un modelo de vida con una formación de calidad, sino se convirtieron en líderes políticos. Se quitó el aspecto humanista de la educación, reduciendo su campo de formación. El término educación socialista eliminaba a la familia y a la Iglesia, tenía como consecuencia el desarraigo cultural del pueblo religioso, la eliminación del humanismo educativo y empobrecimiento cultural.[10]

La enseñanza académica y las tareas civilizadoras de la escuela fueron desplazadas frente a la urgencia de organizar a obreros y campesinos para luchar contra “la explotación”.

 

Modernización del país: Educación técnica

En los años 40 volvió a haber un cambio en la historia de la educación del país y se dio un alejamiento del “socialismo”, el nuevo secretario de Educación, Vejar Vázquez (1941 – 1943) sustituyó oficialmente las escuelas socialistas y la educación sexual que se había fomentado anteriormente fue sustituida por la “escuela de amor”[11]. La educación serviría para apoyar a las consignas del régimen, esta situación fue de agrado para la Iglesia. En este momento la “unidad nacional” fue la consigna, la cual significaba frenar las políticas de izquierda del cardenismo y unirse a las demandas de una clase media fuerte.

En esta época las prioridades fueron otras: las prioridades económicas por parte del gobierno, dar apoyo a la industrialización, y al desarrollo de la industria privada, freno al reparto agrario, la posibilidad de creación de un partido de oposición y de derecha (Partido Acción Nacional) y el sometimiento de la izquierda beligerante.

Después de dos intentos fallidos, Manuel Ávila Camacho nombró a Jaime Torres Bodet al frente de la SEP quien puso atención especial a los maestros, creó el Instituto Federal de Capacitación del Magisterio para mejorar las capacidades intelectuales de los maestros en ejercicio y mejorar sus conocimientos, ofreció cursos por correspondencia y se quiso lograr la titulación masiva.

Otra importante iniciativa de este período fue la Campaña Nacional contra el Analfabetismo. Algunos puntos importantes de la campaña fueron: La cartilla alfabetizadora en español y lenguas indígenas; nuevos contenidos didácticos; publicaciones para alfabetizados; creación de bibliotecas y centros de lectura; textos en lenguas indígenas; audiovisuales, programas de radio, televisión y teatro.

Debido a la nueva tendencia educativa, y en general a la nueva actitud con la Iglesia, en esta época mejoraron las relaciones entre la Iglesia y el Estado. A pesar de lo anterior, no fue así con la Unión Nacional de Padres de Familia, más radical o menos política que la misma Iglesia, quien se mantuvo combativa en todo momento y que enfocó todas sus baterías para lograr la modificación del artículo 3º, misma que se logró en diciembre de 1946.

Fue una época de gran crecimiento demográfico, por lo cual la población escolar rebasó para entonces la posibilidad del Estado para cubrir la demanda educativa. Por ello, era lógico que el Estado impulsara el funcionamiento de las escuelas sostenidas por particulares, las cuales proliferaron en las grandes ciudades.

Algunos aspectos importantes de la educación en esta época son que se hizo énfasis en la educación urbana, técnica y de clase media en el cauce del modelo industrializador- modernizador; se intentó evitar mayor confrontación social e ideológica en torno al tema educativo; se intentó también neutralizar la izquierda radical en la estructura magisterial.

De suma importancia en esta época es la creación de la Confederación Nacional de Organizaciones Populares (CNOP), que se convirtió en el representante institucional la clase política y media en general.[12] Dentro del CNOP se encuentra el SNTE: Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación fundada en 1943 en gran medida con la finalidad de dar fuerza a los maestros apoyados por el Estado y  disminuir la importancia del maestro rural, muchos de los cuales perdieron sus empleos en este periodo.

También es importante en esta época el impulso que se le dio al proyecto técnico, el cual inició con el Cardenismo con la creación del IPN en 1936. El IPN se concibió inicialmente como una alternativa de educación postsecundaria para la clase trabajadora, dependiente de la SEP. Este proyecto busca la participación del sector productivo en la implantación de programas y planes de estudio pues el mercado de trabajo no podía absorber a tanto profesionista y se juzgó “injusto” negar el acceso a la educación superior en México.

El modelo que inició con Ávila Camacho fue más allá de un plan sexenal, fue un proyecto transexenal que continuó hasta finales de la década de 1960. De esa época y hasta el fin de la presidencia de Díaz Ordaz, los conflictos magisteriales fueron principalmente por motivos ideológicos y por la búsqueda de cauces de participación sindical más allá de la estructura cupular.

En este periodo el Estado se consolidó como la gran fuerza encargada de la educación. En 1958 el presidente Adolfo López Mateos puso en marcha el “Plan de once años”, primer esfuerzo de planificación educativa en México para incorporar a todos los niños a la escuela. Sus objetivos fueron: dar educación primaria a todos los niños mexicanos; hacer preparación masiva de maestros; construcción de escuelas a través del CAPFCE (Comité administrador del programa federal de construcción de escuelas); y la creación del Libro de texto gratuito y obligatorio. Este último punto de gran importancia por el conflicto que existió por parte de las clases medias y de la Iglesia contra la obligatoriedad y gratuidad del libro de texto, pues consideraban que violaban la libertad de enseñanza, que tenían contenidos dudosos, además de que hacían competencia desleal a los libros de las empresas privadas.

Para la creación de libros de texto gratuitos y obligatorios, el Estado creó en febrero de 1959 la Comisión Nacional de los Libros de Texto Gratuitos (CONALITEG) dependiente de la SEP. Los conflictos generados por este tema continuaron hasta 1962. El conflicto creció tanto que, finalmente, la SEP otorgó permiso para utilizar otros libros de texto además del oficial. [13]

A finales de esta etapa, en 1968, se dio un conflicto educativo que todos conocemos: el movimiento estudiantil de 1968. Este conflicto tiene sus orígenes en otros movimientos principalmente de la clase media que ya se habían ido gestando, contra la intervención del estado en la educación, y a favor de una educación libre.

El problema educativo no inició en 1968 ni en la UNAM, la inconformidad en el aspecto educativo inició en 1959, se repitió años después en 1964, 1965 y 1968, integrándose dentro de ella aspectos políticos. Los conflictos iniciaron desde principios de dicha década con diversas razones: hubo un deterioro entre las relaciones UNAM – Estado.

La ruptura entre el estado y la Universidad Nacional Autónoma de México inició con violaciones a la autonomía de la Universidad, también ocurrió que el presupuesto para la enseñanza de la educación superior no aumentó según sus necesidades por lo que el subsidio era insuficiente. En 1968 la situación empeoró iniciando el movimiento que terminó con el triste acontecimiento del 2 de octubre.

 

Modernización: De Echeverría a Peña Nieto.

Para finales de los años 60, el sistema político había demostrado su ineficiencia para solucionar problemas como la injusticia, la explosión demográfica y el desempleo. Además, el movimiento estudiantil provocó una “perdida de legitimidad”, así como antipatía del pueblo. Por todo lo anterior, Luis Echeverría cambió de modelo económico: de desarrollo estabilizador a desarrollo compartido, haciendo hincapié en la necesidad de mejorar la economía de todos los sectores y grupos sociales.

La educación no había sido suficiente tampoco para el desarrollo de México y la demanda social sobre este tema crecía tan rápido que no pudo ser totalmente cubierta, al igual que la demanda de empleo.

Nuevamente surgió debate en torno al conflicto de los libros de texto, pues salieron nuevas versiones del mismo, la diferencia en esta época es que ya no se cuestionó su existencia sino los contenidos por considerar la ideología tendenciosa, de izquierda o socializante.

En 1973 se hizo una reforma educativa que quiso atender los problemas asociados con el crecimiento demográfico, los rezagos, las diferencias educativas, etc. proponía una vía modernizadora, por dar cuenta de nuevas modalidades educativas, pues esta reforma también propuso un cambio en los planes, en los programas, en los métodos y en los libros de texto; es decir, se hizo una reforma curricular.[14] Se propuso el aprendizaje basado en el Constructivismo Psicológico, donde la figura del maestro cambia, pasa a ser un “facilitador” del conocimiento.

Esta época modernizadora da énfasis ya en la educación superior, pues se observa la necesidad de continuar la educación y que ésta no sea solamente una lucha contra el analfabetismo. En cuanto a la educación superior, durante la administración de Echeverría se crearon el Colegio de Bachilleres, el Colegio de Ciencias y Humanidades (CCH), la Universidad Autónoma Metropolitana y muy importante para fomentar los estudios de posgrado: el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (CONACyT)

En esta época el SNTE cobra fuerza debido a la crisis económica y entre 1974 y 1979 logró una serie de conquistas sindicales en cuanto a salario, prestaciones, plazas y herencia de las mismas; el poder sindical iba de la mano también de ascenso en la política real: diputaciones, senadurías, etc.

Frente al crecimiento de poder político y control sobre la educación pública que ejercía ya el SNTE para el periodo de López Portillo, se creó la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE), la cual es una organización disidente del Sindicato. La CNTE nació en 1979 con el apoyo del gobierno alentó su creación. Desde su origen tomó fuerza, en especial en Oaxaca, Chiapas y Morelos. Su base serían las movilizaciones con participación amplia de las masas en la negociación y el compromiso con las autoridades, fuesen del gobierno, de la SEP, o del SNTE. Trataría de consensar las demandas principales y trataría de tener el apoyo de los padres de familia.

La Coordinadora ha ayudado a la construcción de formas de organización distintas a las del sindicalismo tradicional. Su poder viene de su capacidad de movilización. Cuenta con comités de lucha, consejos centrales, comisiones coordinadoras, etc., que han sido organismos de representación directa. La CNTE permitió que el magisterio fuera un actor político además de hacer sindicalismo. Es un grupo radical con miembros activos en movimientos.

Salinas de Gortari continuó siendo parte de un modelo modernizador, en el cual la educación tuvo un papel primordial. Al igual que gobiernos anteriores, pretendía liminar las desigualdades geográficas y sociales a través de la educación, se habla cada vez más de una educación más eficiente y de mejor calidad.

Podemos observar que a partir de este momento el término “Educación de calidad” se vuelve cada vez más constante e importante en los gobiernos, así como en la educación en el contexto global. Las tendencias en la educación ya no hacen énfasis sólo en cubrir un currículo sino, desde las últimas décadas, importa más la calidad del contenido que el contenido en sí, importa más el aprendizaje que la acumulación de datos, así como importa más lograr una educación eficiente y de mejor calidad que únicamente aumentar el marco geográfico en el que ésta se dé.

También en la época de Salinas de Gortari se planteó integrar el proceso educativo al desarrollo económico, viendo así a la educación dentro de un marco integral, con fines más específicos.

A pesar de lo anterior, sigue siendo de vital importancia integrar en el proceso educativo al mayor número de personas posible, por lo que se inició también con la integración de las modalidades no escolarizadas de educación, así como con la idea reestructurar el sistema educativo para lograr todas estas metas. Para lograr una educación de calidad se mencionan aspectos a los que otros gobiernos ya les habían dado importancia como el mejoramiento en la formación de maestros, pero también otros nuevos como la necesidad de actualizar los métodos de enseñanza o involucrar a los padres en el proceso enseñanza- aprendizaje, además de promover la innovación científica y tecnológica, el rigor de pensamiento y la sistematización.

Como ya se había mencionado, ya para esta época de modernización la educación deja de ser elemental, hay más énfasis en la educación superior pues se observa la importancia de ésta. Desde su campaña, Salinas mencionó la importancia de impulsar la calidad de la educación superior como fundamento de transformación[15] (no por la educación en sí sino con un fin determinado), esto se explica también en el contexto neoliberal y de globalización en el que se encuentra esta propuesta, pues se trata de hacer de los mexicanos gente capaz de competir también con ciudadanos de otros países del mundo. En esta época se reactivó la Comisión Nacional para la Planeación de Educación Superior (CONPES).

Un aspecto importante en asuntos más políticos que educativos es que en esta época de Salinas de Gortari, en 1989 y en medio de la efervescencia sindical, se comunicó que el nuevo líder del SNTE sería la Maestra Elba Esther Gordillo.

Finalmente, no se puede dejar de mencionar la reforma a la constitución donde se permite legalmente a las instituciones religiosas otorgar servicios educativos. Este aspecto es importante pues, aunque la Iglesia ya no es la principal educadora del país, sigue siendo parte importante dentro de la educación privada, además de que fue un asunto que llevó a gran cantidad de enfrentamientos en los siglos XIX y XX.

Los gobiernos posteriores continuaron con esta misma idea modernizadora de la educación, la cual debe ser un elemento funcional frente a las demandas políticas y económicas. En todos estos gobiernos se ha mencionado la necesidad de una reforma educativa con nuevos métodos, nuevos temas, que inserte al egresado en un campo laboral global con una adecuada preparación era ya un asunto recurrente y de urgencia en el país.

En el sexenio de Zedillo surgió el Centro Nacional de Evaluación (CENEVAL) para evaluar y acreditar la educación superior. Este sexenio se continuó con el anterior en cuanto a la modernización educativa para asegurar la calidad. Otro aporte de esta época es la educación basada en competencias, donde nuevamente se observa que se da más importancia a las habilidades que el alumno fomente y no sólo los conocimientos que obtenga.

Para garantizar la calidad de la educación otorgada a nivel público en el país, el gobierno de Vicente Fox Quesada implementó en 2002 el Instituto Nacional para la Evaluación de la Educación (INEE), cuya finalidad era evaluar la calidad, el desempeño y los resultados del Sistema Educativo Nacional en los diferentes niveles, desde preescolar hasta media superior.

Desde esta época se quiere continuar el proceso de reforma educativa iniciado por Salinas de Gortari, se habla ya también de otros términos como educación incluyente, términos con los que actualmente estamos muy relacionados y los conocemos en teoría pero no necesariamente sabemos aplicarlos o los aplicamos en la práctica.

Felipe Calderón instrumentó algunos cambios con el mismo fin de elevar la calidad educativa. “Para Felipe Calderón la educación debería centrarse en mejoras a la infraestructura educativa, acceso a tecnología, uso intensivo de computadoras, vinculación de la educación con actividades productivas, evaluación a través de la prueba Enlace, la promoción de la libertad, la construcción de ciudadanía, la competitividad y el amor a la patria fundado en valores.”[16]

Fue en este periodo que se firmó la “Alianza por la Calidad de la Educación” (el 15 de mayo de 2008). Finalmente, en el gobierno de Enrique Peña Nieto se lanzó la Reforma Educativa, tan estudiada y esperada durante varios sexenios.

Por lo que hemos visto, la Reforma a la Ley General de Educación no fue producto de un sexenio ni del trabajo de un solo presidente, fue producto de una necesidad de transformación en la educación observada hace más de 20 años. El problema educativo en México no podía ocultarse, la propia Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) dio recomendaciones para elevar la calidad educativa.[17]

Como parte de los cambios de esta reforma, se hicieron cambios al artículo 3º constitucional donde se establece que la educación brindada por el Estado debe de ser de calidad y se acepta a nivel constitucional el Sistema Nacional de Evaluación Educativa. la evaluación a docentes tenía el objetivo de quitar el control de las plazas a las burocracias locales y al sindicato, asegurando así que los profesores estén capacitados y actualizados en las nuevas tendencias pedagógicas para poder cumplir con su labor docente.

La Reforma Educativa fue un tema polémico pues no todos apoyaron estos cambios, existieron movilizaciones en su contra.

A pesar de la reforma, para 2017, de acuerdo a los indicadores de la OCDE,[18] México todavía tiene muchos retos, mucho que avanzar. Iniciando por el gasto educativo que va en aumento a pesar de que su productividad ha declinado, se menciona que para ampliar la cobertura y mejorar la calidad no sólo hay que aumentar la inversión sino también elevar la eficiencia.  Se menciona la necesidad de ampliar la educación de calidad en los niveles medio y superior a través de nuevos modelos educativos.

 

Algunos datos para reflexionar:

  • El 56.6% de los alumnos tiene desempeño deficiente en matemáticas, 41.7% en lectura y 47.8% en ciencias.

  • Finlandia y Corea tienen menos horas y mayor aprendizaje a diferencia de México que tiene más de 1000 horas de clases al año en nivel secundaria, y ocupa de los últimos lugares de aprendizaje de la OCDE.

  • México carece de un número suficiente –y cualificado- de profesores de primaria y secundaria. (Hasta el día de hoy el SNTE sigue siendo el sindicato más grande de toda A. L. con más de 1,100,000 agremiados).

  • En cuestiones positivas la mujer cada vez tiene mayor acceso a la educación media y superior.

 

Actualidad

El gobierno actual es el primero en varios sexenios que rompe con la continuidad en la propuesta educativa. La propuesta de reforma educativa del gobierno de López Obrador fue enviada a los legisladores para que fuera discutida en la Comisiones de Educación y de Puntos Constitucionales.  A través de ella, se derogaron las diversas disposiciones de la reforma educativa de 2013, contenidas en la Constitución y sus respectivas leyes secundarias. También se modifican los artículos 3º, 31º y 73º de la Constitución.

Dentro de las reformas están que la SEP instalará una mesa de diálogo entre autoridades educativas locales y sindicados para asignar las plazas docente; se elimina el Instituto Nacional para la Evaluación de la Educación (INEE), el cual estaba destinado a la evaluación docente, así como se eliminaron los exámenes diagnóstico para acceder a una plaza; dar la preferencia a egresados de las escuelas normales, de la Universidad Pedagógica Nacional y Centros de Actualización del Magisterio; se eliminó la evolución diagnóstica para obtener becas para maestría o doctorado.[19] Además, establece Asimismo, establece la obligatoriedad de la educación superior; la atención a las escuelas de alta marginación y becas universales así como atención prioritaria a los más pobres.

Esta propuesta ha generado las primeras reacciones en el magisterio. Por un lado, la Coordinadora Nacional de los Trabajadores de la Educación (CNTE), no recibió el proyecto del todo bien, puesto que, a decir de algunos de ellos, no se abroga del todo la reforma neoliberal que impuso el anterior gobierno. Por otro lado, el Sindicato Nacional de Trabajadores (SNTE) y los Maestros por México (MxM) que han sido discretos en sus posicionamientos, tal vez pensando en la estrategia a seguir para ganarle el terreno a su competencia y a sus similares.

Aún es muy pronto para poder tener conclusiones sobre el desarrollo de esta última propuesta. Por lo pronto, se puede reflexionar sobre algunos aspectos como: Se sabe que se ha eliminado la evaluación docente y, en ocasiones, también del alumno; También se eliminó lo relativo a considerar la opinión de los maestros y padres de familia en temas de educación. En cambio, pretende empoderar a los propios alumnos; No se propone una autonomía para las normales, lo cual significa que el normalismo mexicano, seguirá dependiendo del Estado.

México se encuentra ante grandes retos educativos, las reformas se han hecho en varias ocasiones, pero hacerlas en la ley no significa llevarlas a la práctica. El primer reto sería brindar los elementos necesarios para hacerlos una realidad. Baste recordar que desde 1992 el país incorporó al artículo tercero constitucional el derecho universal a la educación secundaria, pero 26 años después al menos 1 de cada 5 jóvenes mexicanos no cursa este nivel educativo.  Lo mismo ocurre en preescolar y media superior, derechos reconocidos en 2000 y 2012 respectivamente, aunque en 2018 tan sólo se tiene 73% y 62% de cobertura neta.[20]

Las cifras son preocupantes. Como se ha visto en esta plática, la educación ha sido un tema de prioridad para la mayoría de los gobiernos desde hace 5 siglos, habría que preguntarnos ¿por qué existen estas cifras? ¿Por qué la OECD hace recomendaciones que no se están siguiendo? ¿A qué nos arriesgamos como país al deshacer el proyecto educativo modernizador que después finalmente se aceptó en 2013? ¿Qué es lo que nosotros y el Estado buscamos de la educación?

Otro reto, no de menor importancia que los anteriores, es poder llevar a cabo las nuevas propuestas educativas en la educación nacional, dejando de lado de la educación tradicional. A través de las varias reformas se ha trabajado en la SEP y en la UNAM este cambio, se ha propuesto trabajar a partir de competencias y tomando en cuenta las tendencias pedagógicas mundiales. Pero nuevamente, llevarlas a la práctica -sobre todo en la educación pública- ha sido casi imposible. Las propuestas educativas ya se han desarrollado hace décadas, se ha visto la necesidad de volver al estudiante el centro de la educación y a enfocar en él el aprendizaje y no en el docente. Las diferentes propuestas tienen en común considerar que el alumno debe ser el creador del contenido y del conocimiento adquirido, dejando atrás las clases tradicionales donde día a día los alumnos escuchan exposiciones de los profesores y reciben de ellos el conocimiento.

Existen infinidad de propuestas que han trabajado este tema: uno de los primeros métodos que proponen centrar el aprendizaje en el alumno y que continúa vigente es el método Montessori iniciado ya hace décadas. Pero han continuado desarrollándose nuevas propuestas que se conocen y se desarrollan constantemente en diferentes partes del mundo. Algunas de ellas son el Aprendizaje Basado en Problemas, el Método Waldorf, el Aprendizaje Situado donde el alumno parte de su realidad para iniciar el nuevo conocimiento, el modelo de Flipped Classroom o clase invertida que ha tenido un gran auge mundial, donde primero el alumno con guía del maestro y con contenido fuera de la clase prepara las lecciones y ya en el aula “aterrizan” el tema, la analizan, la debaten y la concluyen con ayuda del profesor. Así como estos hay muchas más propuestas que tienen en común llevar un cambio en la educación, un cambio no sólo en la forma sino en el fondo.

Para este tipo de propuestas educativas el papel del profesor continúa siendo fundamental a pesar de no desarrollar o explicar los temas de manera tradicional. Existen varios retos en México para poder aplicar las nuevas tendencias educativas, el primer gran reto podría ser cambiar la percepción de la educación, continuando con la capacitación de los maestros y de las instituciones educativas; pero el gran reto que observo es que para llevarlos a cabo es necesario apoyarse en las nuevas tecnologías, las cuales no están al alcance de la mayoría de los alumnos.

 

Último reto: la pandemia.

La situación actual en la que la pandemia ha obligado a que la educación cambie -aunque sea de forma temporal-, no sólo en México sino en todo el mundo. Este cambio, a diferencia los otros que se han implementado, se ha establecido por necesidad y no como resultado de una política educativa nacional ni como resultado del cambio en los modelos pedagógicos.

Según datos de la UNESCO,[21] los cierres están afectando alrededor del 90% de la población estudiantil del mundo. La UNESCO ha ayudado a mitigar el impacto de esto, sobre todo en las comunidades más vulnerables, pero no podemos negar el gran reto que esto representa a nivel mundial.

A pesar de que en las últimas décadas han surgido muchas y nuevas propuestas educativas y a pesar de que ha existido un cambio en los modelos pedagógicos que quieren convertir al estudiante en protagonista de su propio aprendizaje, el COVID-19 ha hecho que este cambio se acelere y sea obligatorio.

Para poder seguir atendiendo las necesidades educativas de los estudiantes, las clases presenciales han migrado a clases en línea, haciendo evidente la necesidad de la tecnología: tanto de contar con ella como de saber usarla. Esta necesidad de la tecnología ha hecho aún más evidente un gran conflicto en la historia nacional: la desigualdad, no todos los estudiantes cuentan con medios para poder acceder a una educación a través de internet. Para hacer llegar la educación a más población, la SEP ha contado con un espacio en la televisión donde apoya la educación y los contenidos que se deben ver por secciones, pero no es suficiente.

Incluso en las escuelas o universidad particulares se ha visto que existen alumnos que han tenido graves problemas para continuar con su formación por el hecho de no contar con el conocimiento tecnológico necesario, pero más aún por no contar con la tecnología necesaria (computadoras, internet avanzado, acceso a información en el confinamiento, etc.). Estos caos aumentan al hablar de escuelas públicas. De acuerdo con los datos del INEE de 2016 – 2017, dentro de los colegios 4 de 10 alumnos contaban con computadora y sólo 3 de cada 10 contaba con internet, si esta cifra es dentro de colegios, imaginemos cómo será en los hogares.

Según Germán Álvarez Mendiola, presidente del Consejo Mexicano de Investigación Educativa, en la mayoría de los casos de nuestro país la forma en la que se ha atendido esta urgencia  es tratar de reproducir el mismo tipo de  práctica escolar a través de aplicaciones de internet, utilizando como apoyo las tareas encomendadas a los alumnos previamente, materiales en línea y clases en línea para continuar con el currículo. Según explica este autor, a pesar de que la educación es en línea sigue prevaleciendo “una visión centrada en el currículo, con prácticas escolares comunes, modificadas por el uso de las tecnologías. El objetivo, loable pero intrascendente, ha sido “salvar” el año escolar, esto es, cubrir el programa.”[22]

Esta cita de Germán Álvarez nos deja ver un gran reto: la reproducción de conocimiento de forma obsoleta no estaba funcionando ya en las escuelas, menos aún ahora que la educación se está dando en el hogar. Además, en cuanto al acceso a los contenidos, el autor explica que se necesitaría además de la televisión, del radio y del internet, producir materiales impresos para ser distribuidos masivamente en los hogares que no cuentan con conectividad ni con libros.[23]

Esto hace evidente otro aspecto muy importante: la educación actual a causa del Covid-19 no es una educación a distancia, es una educación en emergencia; es decir, no es una educación que haya sido planeada para darse a distancia, que tenga la preparación de los docentes para hacerlo -ni mucho menos de los alumnos-, que cuente con la infraestructura y más aún que cuente con la planeación requerida en una educación a distancia. Es una educación en emergencia donde pensar en el currículo oficial aparece como un absurdo, como algo superfluo. Para resolverlo se necesitaría una pedagogía solidaria, una pedagogía de la emergencia.

La educación a distancia, como ya se mencionó, es diferente a la educación que se está dando en la mayoría de los casos actuales. Una formación “online” o en línea se planea desde el inicio, las estructuras planificadoras son diferentes, al igual que las actividades y las estrategias. Como lo plantea Cristian Celedón, Asesor en educación de la Universidad de Chile,[24] quien indica que una educación en línea no necesariamente cuenta con clases virtuales pero sí con actividades, foros de discusión, lecturas, videos y evaluaciones cortas.

Por esta razón, adaptar ahora as clases para hacerlas “online” no debería implicar solamente dar clases presenciales. Los profesores deben tener en cuenta que dar la clase en “zoom” o en cualquier otra aplicación, no es dar una educación “online” sino que deben tener en cuenta los demás aspectos ya mencionados. A pesar de lo anterior, los padres y alumnos también deben de tener consciencia de que por ser esto una emergencia no se deben exigir los resultados que una educación en línea sí tiene.

Cristian Celedón, Asesor en educación de la Universidad de Chile, explica que las clases “online” están tratando de cumplir con lo esperado de las clases presenciales llevando nuevos problemas. Pero tratar de adaptar las clases presenciales a clases en línea puede traer consecuencias positivas, áreas de oportunidad: oportunidad para querer y lograr alumnos más reflexivos, para convertirlos en creadores de su propio conocimiento, oportunidad para aplicar las tendencias educativas actuales, la oportunidad de ejercer una crítica de la educación actual  y de la noción de currículo  para poder avanzar a nuevos modelos educativos, abiertos y flexibles.[25]

Más aún cuando el panorama educativo próximo es incierto, no cabe duda de que el próximo ciclo escolar será diferente a los anteriores y se enfrentará a nuevos retos

Nos deja ver lo que se neesitría: una educación para comprender los fenómenos de la vida que nos rodea, como dice Germán Álvarez, para ser capaces de actuar, de saber conducirnos como ciudadanos, de saber cuidarnos. Una educación que parta de la importancia de conocer, comprender y actuar.

Las situaciones, retos y problemas que se han generado con esta pandemia, no se quedan en la educación preuniversitaria sino han llegado también a la universitaria. Según muestra Paola Estrada Villafuente, las universidades en diferentes partes del mundo han dado un plan de acción para el siguiente ciclo escolar, en algunos casos se comenzarán clases virtualmente e incluso algunas universidades han planeado planean hacerlo así todo el periodo, mientras que otras ya están considerando abrir las puertas tomando medidas para evitar contagios, aunque al final, eso no será decisión de las universidades sino de autoridades políticas y sanitarias de cada país.[26]

Tanto en universidad como en educación preuniversitaria y básica, la mayor parte de la atención está dirigida a tratar de resolver un problema inmediato: si las clases serán a distancia o presenciales, en lugar de enfocarse en cómo hacer esta educación para lograr un aprendizaje significativo y no sólo cubrir un currículo. A pesar de lo anterior, algunas universidades y colegios, más no las políticas públicas, sí se están enfocando en solucionar este problema, en aprender no sólo contenido sino ir más allá a través de las aulas virtuales. Se ha propuesto llevar el modelo “Flipped Classroom” o clase invertida, en hacer sesiones asincrónicas que evitarían el agotamiento del instructor y garantizarían la variedad pedagógica ayudando al impulso de la clase (además de sesiones en vivo y contribución de discusiones), en crear educación compacta y centrada por áreas esperando que el desarrollo de la clase no esté sólo en manos del profesor. etc.[27]

El Bachillerato Internacional, que ha estado en las últimas décadas en la vanguardia educativa proponiendo una educación donde el aprendizaje está centrado en las habilidades más que en el conocimiento, ha creado recursos para facilitar la indagación interdisciplinaria de los alumnos, estos recursos están dirigidos tanto a docentes como a colegios que siguen trabajando a distancia.[28] Estos recursos orientan a la indagación del alumno de forma independiente lo cual va de acuerdo a su filosofía educativa. Muchos colegios en México están afiliados al Bachillerato Internacional y están aprovechando las oportunidades que esto ha brindado en la época de confinamiento. Pero se enfrentan al problema ya mencionado: deben cumplir con el currículum impuesto por la SEP y la UNAM, lo cual a veces ha dificultado que la educación se centre en el desarrollo de habilidades.

Toda esta situación de la pandemia trae una consecuencia directa: a corto plazo y en mayor o menor medida, toda la educación tendrá merma en los procesos de aprendizaje de los estudiantes sin importar el nivel, incluso en la universidad.

Otra consecuencia que trae consigo nuevos retos y oportunidades a futuro es que cambiará la forma de la educación. La situación ha dejado ver ciertas fragilidades que se deben reparar.

Una consecuencia positiva es que la sociedad se está volviendo más digital, lo que cobrará fuerza en la educación y llevará a replantear la metodología. Se ha propuesto también crear módulos más pequeños para que el alumno adquiera habilidades invirtiendo menos tiempo, se propone una educación más inmediata, abierta y colaborativa.[29] También se plantea otras metodologías de evaluación, pues el examen está quedandose sin sentido.

Estos cambios nos dejar ver nuevos retos: Retos tecnológico, desarrollo de capacidades, retos en cuestión metodológica y también en cuestión social, pues la desigualdad económica nuevamente hará más grande la brecha entre clases sociales en cuestión educativa, limitando a quienes no tienen acceso a tecnología.

Por último, podemos concluir: la situación actual ha hecho notable la necesidad de avanzar a nuevos paradigmas educativos y las políticas públicas deben tratar de resolver los retos que esto conlleva.

 

 

[1] Cfr., Alberto Caturelli, El nuevo mundo. El descubrimiento, la conquista y la evangelización de América y la cultura occidental, Edamex, México, 1991, pp. 265 – 168.

[2] Cfr., Elke Ruhnau, “La otra literatura novohispana: textos en lenguas indígenas en escritura alfabética”, en Karl Kohut y Sonia V. Rose (eds.), La formación de la cultura virreinal. II El siglo XVII, Iberoamericana, Madrid, 2004.

[3] Cfr., Josefina Zoraida Vázquez, “Los primeros tropiezos” en Historia General de México 2, El Colegio de México, México, 1976, pp. 803 – 804.

[4] Cfr., Anne Staples, “Panorama educativo a comienzos de la vida independiente” en Ensayos sobre la historia de la educación en México, El Colegio de México, México, 1999, pp. 124 – 125.

[5] Cfr., Berta Ulloa, “La lucha armada (1911 – 1920)” en Historia general de México 2, El Colegio de México, México, p. 1165.

[6] Cfr., Jean Meyer, “La reconstrucción de los años veinte: Obregón y Calles”, en Timothy Anna et. al., Historia de México, Crítica, Barcelona, 2001, p. 220.

[7] Cfr., Álvaro Matute, “El último caudillo y el proceso de institucionalización” en Evolución del Estado Mexicano II, México, 2001.

[8] Ibídem.

[9] Cfr., M. C. Bernal González, La teoría pedagógica de José Vasconcelos, Trillas, México, 2008, p. 42.

[10] Cfr., Jaime Torres Bodet, citado en J. Woldenberg, “Torres Bodet: carácter y trayectoria”, en Revista de la Universidad de México, Nueva época, noviembre 2011, no. 93.

[11] Cfr., Alan Knight, “La última fase de la Revolución: Cárdenas” en Timothy Anna et. al., Historia de México, Crítica, Barcelona, 2001, p. 308.

[12] Ibídem, p. 309.

[13] Cfr., Valentina TORES SEPTIÉN, “Estado contra Iglesia / Iglesia contra Estado. Los libros de texto gratuito: ¿un caso de autoritarismo gubernamental1959 – 1962?”, en Historia y grafía, # 37 (jul./dic. 2011). Disponible en línea: http://www.scielo.org.mx/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S1405-09272011000200003

[14] Cfr., Roberto González Villarreal, “La reforma educativa en México: 1970 – 1976”, en Espacio, Tiempo y Educación, v. 5, n. 1, enero – junio 2018, pp. 95 – 118.

[15] Cfr, Roberto Rodríguez – Gómez y Hugo Casnov Cardiel, “Modernización incierta. Un balance de las políticas de educación superior en México”, en Perfiles educativos, vol. 27, no. 107, México, enero 2005.

[16] Porfirio M. López Domínguez y Adriana Medina López (2019): “En torno a la reforma educativa. Apuntes para su debate”, Revista Atlante: Cuadernos de Educación y Desarrollo (junio 2019). En línea:

https://www.eumed.net/rev/atlante/2019/06/reforma-educativa.html//hdl.handle.net/20.500.11763/atlante1906reforma-educativa

[17] Ibídem.

[18] Cfr., Panorama de la Educación 2017. México, Consultado en línea en https://www.oecd.org/education/skills-beyond-school/EAG2017CN-Mexico-Spanish.pdf

[19] Cfr, “Entérate. En qué consiste la reforma educativa de AMLO”, en El universal, 26 / 09 / 19, Consultado en línea.

[20] Cfr., Marco Antonio Fernández y Laura Noemí Herrera. Reinventar la política educativa: maldición sexenal.  En México Evalúa.(2018) en https://www.mexicoevalua.org

[21] https://es.unesco.org/news/covid-19-ciudades-del-aprendizaje-vanguardia

[22] Álvarez Mendiola, Germán. Covid-19. Cambiar de paradigma educativo, Consejo Mexicano de Investigación Educativa A.C., 16 de abril de 2020, en http://www.comie.org.mx/v5/sitio/2020/04/16/covid-19-cambiar-de-paradigma-educativo/

[23] Álvarez Mendiola, Germán. Covid-19. Cambiar de paradigma educativo, Consejo Mexicano de Investigación Educativa A.C., 16 de abril de 2020, en http://www.comie.org.mx/v5/sitio/2020/04/16/covid-19-cambiar-de-paradigma-educativo/

[24] “Cristian Celedón, experto en Educación: «Una clase por zoom no es una formación online»”, en https://timeline.cl/2020/04/cristian-celedon-experto-en-educacion-una-clase-por-zoom-no-es-una-formacion-online/?fbclid=IwAR3B5Ai0B1oM1fzsr9_JNnyu_q9yqtkrou14fQaADWau6_Vyt4bkZ3XrZVY

[25] “Cristian Celedón, experto en Educación: «Una clase por zoom no es una formación online»”, en https://timeline.cl/2020/04/cristian-celedon-experto-en-educacion-una-clase-por-zoom-no-es-una-formacion-online/?fbclid=IwAR3B5Ai0B1oM1fzsr9_JNnyu_q9yqtkrou14fQaADWau6_Vyt4bkZ3XrZVY

[26] Villafuerte, Paola Estrada. Rediseñando la experiencia universitaria entre medidas de distanciamiento social, Observatorio de Innovción Educativa, Tecnológico de Monterrey,  22 de mayo de 2020, en https://observatorio.tec.mx/edu-news/universidades-planes-postcovid19

[27] Villafuerte, Paola Estrada. Rediseñando la experiencia universitaria entre medidas de distanciamiento social, Observatorio de Innovción Educativa, Tecnológico de Monterrey,  22 de mayo de 2020, en https://observatorio.tec.mx/edu-news/universidades-planes-postcovid19

[28] https://ibo.org/es/programmes/middle-years-programme/resources-for-teachers/supporting-myp-learning-during-the-covid-19-coronavirus-pandemic/

[29] González Pacheco, Victor, La educación post COVID-19: 6 claves y 3 retos, 6 de mayo de 2020, en https://empresas.blogthinkbig.com/la-educacion-post-covid-19-6-claves-y-3-retos/

 

 

Bibliografía citada y apoyo bibliográfico:

  • Bernal González, La teoría pedagógica de José Vasconcelos, Trillas, México, 2008.
  • Carrasco Puente, Rafael. Datos históricos e iconográficos de la Educación en México, Secretaria de Educación Pública, 1960.
  • Caturelli, Alberto. El nuevo mundo. El descubrimiento, la conquista y la evangelización de América y la cultura occidental, Edamex, México, 1991.
  • Fernández, Marco Antonio y Laura Noemí Herrera. Reinventar la política educativa: maldición sexenal.  En México Evalúa. (2018) en https://www.mexicoevalua.org
  • González Villarreal, Roberto. “La reforma educativa en México: 1970 – 1976”,  en Espacio, Tiempo y Educación, v. 5, n. 1, enero – junio 2018, pp. 95 – 118. https://www.eumed.net/rev/atlante/2019/06/reforma-educativa.html//hdl.handle.net/20.500.11763/atlante1906reforma-educativa
  • Knight, Alan. “La última fase de la Revolución: Cárdenas” en Timothy Anna et. al., Historia de México, Crítica, Barcelona, 2001, p. 308.
  • López Domínguez, Porfirio y Adriana Medina López (2019): “En torno a la reforma educativa. Apuntes para su debate”,Revista Atlante: Cuadernos de Educación y Desarrollo (junio 2019). En línea:
  • Matute, Álvaro. “El último caudillo y el proceso de institucionalización” en Evolución del Estado Mexicano II, México, 2001.
  • Meyer, Jean. “La reconstrucción de los años veinte: Obregón y Calles”, en Timothy Anna et. al., Historia de México, Crítica, Barcelona, 2001, p. 220.
  • Panorama de la Educación 2017. México. En línea en https://www.oecd.org/education/skills-beyond-school/EAG2017CN-Mexico-Spanish.pdf
  • Rodríguez  Gómez  Roberto y Hugo Casnov Cardiel, “Modernización incierta. Un balance de las políticas de educación superior en México”, en Perfiles educativos, vol. 27, no. 107, México, enero 2005.
  • Ruhnau, Elke. “La otra literatura novohispana: textos en lenguas indígenas en escritura alfabética”, en Karl Kohut y Sonia V. Rose (eds.), La formación de la cultura virreinal. II El siglo XVII, Iberoamericana, Madrid, 2004.
  • Staples, Anne. “Panorama educativo a comienzos de la vida independiente” en Ensayos sobre la historia de la educación en México, El Colegio de México, México, 1999.
  • Torres Septién, Valentina. “Estado contra Iglesia / Iglesia contra Estado. Los libros de texto gratuito: ¿un caso de autoritarismo gubernamental1959 – 1962?”, en Historia y grafía, # 37 (jul./dic. 2011).
  • Torres Septién, Valentina. La educación privada en México, El Colegio de México / UIA, México, 1997.
  • Woldenberg, “Torres Bodet: carácter y trayectoria”, en Revista de la Universidad de México, Nueva época, noviembre 2011, no. 93.
  • Zoraida Vázquez, Josefina, et. al. La educación en la historia de México, El Colegio de México, México, 1992
  • Zoraida Vázquez, Josefina. “Los primeros tropiezos” en Historia General de México 2, El Colegio de México, México, 1976.

 

Algunas fuentes sobre educación y COVID-19:

  1. J. Juliani, This is not online or distance learning, en http://ajjuliani.com/this-is-not-online-or-distance-learning/