Ana Soria
La libertad es un principio garantizado desde los tratados internacionales, por lo que debe ser respetada. No debe ser motivo de exclusión la preferencia por la profesión de cualquier religión, ni la expresión que trasladada a la vida cotidiana; es dar cabida a decir lo que se piensa “en el escenario público”, sin un daño a terceros.
Esta es una circunstancia “que le ha costado digerir a México”, aunque la Iglesia Católica buscará encontrar los caminos para volver a la escena pública, porque los representantes fueron “marginados y sancionados del trato público”, en temas como la educación, y no encontrando la propuesta efectiva.
Así lo reconoció el director general del Centro de Investigación Social Avanzada (CISA), Rodrigo Guerra López, al acompañar al obispo Mario de Gasperín Gasperín, en el anuncio oficial de la visita del secretario del estado Vaticano, Tarcisio Bertone.
“Que no haya ningún tipo de juicio negativo por el hecho de expresar nuestras convicciones en el escenario público. Estamos en una nueva época en que todos apreciamos la importancia de la libertad de expresión…
“Los comunicadores lo saben en carne propia, han experimentado que de repente aparecen movimientos que restringen la libertad de expresión al momento de evaluar, juzgar, por ejemplo a los candidatos cuando emprendan sus campañas”.
Los católicos para integrarse a la vida actual, deben “reaprender” cómo combinar la fe con la razón, para entrar al “debate público”, empató con el discurso del Obispo de Querétaro, una lucha que ha impulsado el propio Papa Bendicto XVI.
“Cuando un católico afirma su fe sin estar acompañada por la razón, puede volverse fundamentalista y fanático, igualmente cuando un hombre afirma el vigor de su razón, pero sin estar acompañado por sus convicciones de fe, muchas veces esa razón se vuelve peligrosa porque lastima a veces queriendo o sin querer la dignidad de la persona… por eso es necesario que haya una nueva alianza entre la razón y la fe, para que podamos construir un mundo más humano”.
El director general del Centro de Investigación Social Avanzada (CISA), Rodrigo Guerra López, opinó también sobre el debate público sin dañar a terceros.