Por Marcelo Bartolini Esparza [1]
Introducción
Sin duda alguna, Enrique VIII representa uno de los personajes más polémicos que ha reinado en Inglaterra, debido a su divorcio con Catalina de Aragón, que tuvo un total de seis esposas, la ejecución de Ana Bolena, su rompimiento con la Iglesia católica y la creación de la Iglesia anglicana.
Vistos estos acontecimientos a la distancia, parecieran sacados de una novela que difícilmente se podría replicar en cualquier país del mundo occidental del siglo XXI, en donde se supone que rigen una serie de mecanismos que garantizan la democracia, la separación de poderes, los derechos humanos y, en general, el Estado de derecho.
No obstante, en el caso de Nicaragua, se aprecian varios rasgos a simple vista que evocan ese capítulo de la historia de la humanidad, que se refiere al cisma de Inglaterra, e invitan a preguntarse qué tan semejantes podrían ser Enrique VIII y Daniel Ortega, actual presidente del mencionado país de Centroamérica.
Para despejar esta duda, primero se hace una breve reseña sobre la vida y obra de Enrique VIII y luego se hace lo mismo con Daniel Ortega. Después se realiza un análisis comparativo entre ambos personajes y se concluye si estamos o no, en presencia de un nuevo cisma en Nicaragua.
Enrique VIII y el cisma de Inglaterra
En el año 1509, Enrique VIII, rey de Inglaterra, contrajo matrimonio con Catalina de Aragón, hija de los reyes católicos de España. Durante su matrimonio tuvieron varios hijos, pero solamente María alcanzó la edad adulta.
Enrique VIII escribió un famoso libro titulado: “Assertio Septem Sacramentorum”, en contra de Lutero y en vindicación de la enseñanza dogmática de la Iglesia respecto de los sacramentos, el sacrificio de la misa y la inequívoca supremacía del papado. El Papa León X se mostró muy satisfecho y le concedió al rey de Inglaterra el título de “Defensor de la Fe” (Thurston, 1910).
Sin embargo, Enrique VIII no estaba satisfecho con su matrimonio, tuvo varias relaciones extramaritales, quería volverse a casar y anhelaba un hijo varón que heredera su corona. De modo que, solicitó al Papa Clemente VII la anulación de su matrimonio, pero el romano pontífice se la negó. Entonces, en el año de 1533, Enrique VIII se separó de la Iglesia católica, se casó con Ana Bolena en secreto, el arzobispo de Canterbury le otorgó la anulación de su primer matrimonio y se coronó a Ana Bolena como reina de Inglaterra (Burruel: 2016, 3-6).
Después de estos sucesos, el Parlamento aprobó una serie de leyes para declarar válido el matrimonio del rey con Ana Bolena, definir quiénes podrían ser los herederos a la corona, romper los vínculos de Inglaterra con la Santa Sede y lograr una mayor concentración de poder en manos de Enrique VIII.
Entre estas leyes, destacan la Ley de Supremacía, que estableció el derecho de Enrique VIII a ser la cabeza suprema en la tierra de la Iglesia de Inglaterra, cortando así los vínculos eclesiásticos con Roma (Ley de Supremacía, 1534); y la Ley de Traiciones, que impuso la pena de muerte y confiscación de bienes a cualquiera que privara al rey de su calificativo “única cabeza suprema de la Iglesia de Inglaterra” o le llamara hereje, cismático o infiel (Ley de Traiciones, 1534).
Aunque los monasterios se plegaron a la supremacía real, el gobierno los siguió mirando con recelo y comenzó su destrucción a inicios de 1536, bajo los argumentos de que eran centros de vicios y corrupción, que sólo habían obedecido por miedo y que eran una contradicción dentro de una iglesia nacional, debido a que formaban parte de organizaciones supranacionales que tradicionalmente apoyaban la autoridad papal (Kishlansky, 2025).
Al principio, el gobierno disolvió aproximadamente 400 fundaciones con dotaciones inferiores a 200 libras anuales, alegando que eran demasiado pequeñas para realizar su labor con eficacia. A finales de 1536, la confiscación se convirtió en una política de Estado, pues el gobierno consideró que la Peregrinación de Gracia fue un levantamiento inspirado por el catolicismo romano y que recibió un apoyo significativo del clero monástico, lo que representaba una prueba clara de que todos los monasterios eran nidos potenciales de traidores. Para el año de 1539, todas las fundaciones, ya fueran pequeñas o grandes, habían desaparecido. El gobierno nacionalizó sus propiedades, que constituían el 13% de las tierras de Inglaterra y Gales, y las incorporó a las tierras de la corona. Con esta medida el gobierno obtuvo casi el doble sus ingresos ordinarios en tiempos de paz, que no provinieran del Parlamento (Kishlansky, 2025).
En total, el gobierno disolvió o cerró por la fuerza aproximadamente 800 abadías y prioratos en Inglaterra, ejecutó a unas 200 personas por oponerse a su disolución y cambió la vida por completo a 14,000 frailes, monjes y monjas, así como de innumerables sirvientes y arrendatarios monásticos (Carter, s/f).
Daniel Ortega y el rompimiento de Nicaragua con la Iglesia católica
Daniel Ortega creció con los relatos de su padre, un combatiente rebelde, que luchó con César Augusto Sandino contra los Marines estadounidenses que se involucraron en los asuntos de Nicaragua antes de la Segunda Guerra Mundial (Ontiveros, 2018, 19 de julio).
Desde joven, Daniel Ortega participó en las filas del Frente Sandinista de Liberación Nacional y colaboró en varias de sus operaciones hasta que, en el año de 1967, ingresó a prisión por el robo de un banco, lo que le costó torturas y siete años de prisión; pero en 1974, un comando sandinista secuestró a varios altos funcionarios del gobierno de Somoza y logró el intercambio de un grupo de presos, entre los que figuraba Daniel Ortega, quien logró exiliarse en Costa Rica (Suárez, 2021, 5 de agosto).
Los revolucionarios sandinistas entraron a la ciudad de Managua, capital de Nicaragua, en 1979, formaron una Junta de Gobierno y repatriaron a Daniel Ortega para componer dicha junta con el propósito de reconstruir el país sumido en la pobreza y la desesperanza (Suárez, 2021, 5 de agosto).
Desde entonces, Daniel Ortega ha sido presidente de Nicaragua durante cinco períodos que van de 1985 a 1990, de 2007 a 2012, de 2012 a 2017, de 2017 a 2022, y de 2022 a la fecha, gracias a una reforma constitucional que eliminó los límites a la reelección para mandatos sucesivos (Redacción, 2022, 7 de enero).
Dentro de los aspectos relevantes que se pueden mencionar, para efectos del presente trabajo, se encuentra la denuncia que presentó Zoilamérica Narváez Murillo en contra de Daniel Ortega por haber abusado sexualmente de ella desde que tenía nueve años y luego haberla violado. Su denuncia fue doblemente explosiva porque Ortega era y sigue siendo el compañero de vida de su madre, Rosario Murillo. Ambos negaron las acusaciones y argumentaron que era una conspiración política. Daniel Ortega, por su parte, utilizó la inmunidad parlamentaria de la que gozaba en esos momentos para evitar comparecer ante la justicia hasta no estar seguro de que el caso sería desestimado. La Jueza Juana Méndez, cercana a Ortega, explicó que Zoilamérica no presentó la denuncia en el momento que tenía que hacerlo (Redacción, 2019, 6 de marzo).
Lo anterior, no representó un impedimento para que, en su primer gobierno del siglo XXI, con una imagen nueva de hombre pacífico, pregonara una Nicaragua “cristiana, socialista y solidaria”, en un país mayoritariamente católico (Redacción, 2022, 7 de enero).
Esta imagen pacífica y cristiana se desvaneció por completo en 2018, cuando comenzó su confrontación con la Iglesia católica con motivo de las manifestaciones que se realizaron en contra del mandatario. En ese momento, el presidente acusó a los obispos de “golpistas” por albergar a manifestantes en los templos (Castillo, 2022, 19 de agosto).
En 2022, la policía arrestó a Mons. Rolando Álvarez, Obispo de Matagalpa, bajo el argumento de que «persistía con las actividades desestabilizadoras y provocadoras». Desde Miami, Mons. Silvio Báez, otro sacerdote crítico de Ortega que fue exiliado por amenazas en su contra, denunció lo que llamó «el secuestro nocturno» de Álvarez (Castillo, 2022, 19 de agosto).
En ese mismo año, la Santa Sede confirmó que el régimen de Daniel Ortega expulsó de Nicaragua al Nuncio Apostólico Waldemar Stanislaw Sommertag, imponiéndole al mencionado diplomático que dejara inmediatamente el país después de notificarle esa medida (Redacción, 2022, 12 de marzo).
En 2023, la Universidad Centroamericana de los jesuitas, que era conocida como el centro de estudios superiores más importante y prestigioso del país, anunció la suspensión de todas sus actividades, luego de que un tribunal ordenara la confiscación de sus bienes y fondos, tras acusarla de funcionar como “un centro de terrorismo, organizando grupos delincuenciales», en alusión a las protestas de 2018, que dejaron más de 350 muertos (Redacción, 2023, 17 de agosto).
A grandes rasgos, se podría decir que, del mes de abril de 2018 a diciembre de 2024, el saldo de la persecución religiosa que encabeza Daniel Ortega en contra de la Iglesia católica en Nicaragua arroja 348 actos de represión a religiosos, 244 ataques, asedios, impedimentos, prohibiciones y actos terroristas a templos/edificios de religiosos/as, 101 robos y profanaciones, 97 actos de represión a laicos, 88 pintas y mensajes de odio; 74 cierres de Organizaciones Sin Fines de Lucro (OSFL), medios de comunicación, proyectos y obras sociales y 19 confiscaciones (Molina, 2024:15).
Para agravar la situación, el pasado 18 de febrero de 2025, el régimen de Daniel Ortega publicó una reforma a la Constitución Política de Nicaragua, que designa a su esposa, Rosario Murillo, como copresidenta y en su artículo 14 establece que: “El Estado es laico y asegura la libertad de culto, fe y prácticas religiosas en estricta separación entre el Estado y las iglesias”, pero “Las organizaciones religiosas deben mantenerse libres de todo control extranjero” (Ley No. 1234, Ley de reforma parcial a la Constitución Política de la República de Nicaragua, 2025).
Las semejanzas entre Enrique VIII y Daniel Ortega
A pesar de las diferencias existentes entre Enrique VIII y Daniel Ortega, que se deben a la época, lugar, pueblos, cultura, idioma y los regímenes de gobierno – monarquía y presidencialismo –, entre otras, se observan varias semejanzas entre ellos, que se mencionan a continuación.
Ambos dirigentes buscaron concentrar y retener el poder político en su persona, en algún momento de sus vidas defendieron el cristianismo, tuvieron escándalos sexuales, cuando vieron afectados sus intereses rompieron los vínculos diplomáticos con la Iglesia católica, coronaron a sus respectivas parejas y reprimieron brutalmente a sus opositores. Además, acusaron a la Iglesia católica de alta traición, la persiguieron y le confiscaron sus bienes.
Conclusiones
Si bien es cierto, el rompimiento de las relaciones diplomáticas y la reforma constitucional no constituyen un cisma por sí mismos, como sucedió en el caso de Inglaterra, debido a que la Iglesia católica en Nicaragua todavía reconoce su pertenencia a la Iglesia universal y la supremacía del papado; no menos cierto es que estos hechos abren la puerta a ese supuesto y a la creación de una iglesia de Estado, es decir, que en Nicaragua el presidente se convierta en Jefe de Estado y de la Iglesia, como lo hizo Enrique VIII.
Por otra parte, al encontrarse un referente histórico para la complicada situación que se vive actualmente en Nicaragua, se puede aprender del precedente para plantear escenarios más precisos, revisar qué es lo que funcionó y lo que no funcionó en su momento, así como diseñar los planes que resulten pertinentes para acompañar a su pueblo, durante y después del gobierno de Daniel Ortega.
[1] Abogado. Miembro de la División de Ciencias Sociales y Jurídicas del CISAV.
Referencias consultadas
Burruel, I. (2016). El cisma de la Iglesia de Inglaterra. Ciudad de México. Centro Universitario México. Recuperado el 20/Mzo./2025 de https://goo.su/F5VEszk
Carter, M. (s/f). What bacame of the monks and nuns at the dissolution?. Recuperado el 27/Mzo./2025 de https://goo.su/SSO4rCm
Castillo, H. (2022, 19 de agosto). Policía de Nicaragua arresta a Obispo crítico a Ortega. Voz de América. Recuperado el 3/Abr./2025 de https://goo.su/NWmUGup
Kishlansky, M. (2025). The break with Rome. Encyclopaedia Britannica. Recuperado el 25/Mzo./2025 de https://goo.su/0bBnjbe
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Molina, M. (2024). VI entrega, Nicaragua: Una Iglesia perseguida. Recuperado el 3/Abr.2025 de https://iglesiaperseguidani.com
Ontiveros, E. (2018, 19 de julio). Daniel Ortega, el revolucionario que liberó Nicaragua y al que acusan de convertirse en el tirano que ayudó a derrocar. BBC World Service. Recuperado el 29/Mzo./2025 de https://goo.su/P6yLpdu
Redacción (2019, 6 de marzo). “Para mí, Daniel Ortega se quedó como el abusador y Rosario Murillo como la madre que fue su cómplice”: Zoilamérica Narváez y el testimonio que sacudió Nicaragua. BBC News Mundo. Recuperado el 28/Mzo./2025 de https://goo.su/PMlczaB
Redacción (2022, 7 de enero). Quién es Daniel Ortega, el hombre que asumirá por quinta vez la presidencia de Nicaragua tras unos comicios cuestionados. CNN Español. Recuperado el 28/Mzo./2025 de https://goo.su/XeUxyG
Redacción (2022, 12 de marzo). El régimen de Daniel Ortega expulsó de Nicaragua al Nuncio Apostólico Waldemar Stanislaw Sommertag. Infobae. Recuperado el 3/Abr./2025 de https://goo.su/4ZxwVW
Redacción (2023, 17 de agosto). Ortega confisca bienes de universidad jesuita en Nicaragua. DW. Recuperado el 3/Abr./2025 de https://goo.su/ozWr
Suárez, A. (2021, 5 de agosto). Daniel Ortega en Nicaragua, ¿de revolucionario a autócrata?. France 24. Recuperado el 26/Mzo./2025 de https://goo.su/2GsJt
Thurston, H. (1910). Henry VIII. The Catholic Encyclopedia. Nueva York: Robert Appleton Company. Recuperado el 28/Mzo./2025 de https://goo.su/Hdzez