Vacunas: dilemas

Vacunas_dilemas

Por José Enrique Gómez Álvarez.

 

Existen muchos dilemas éticos con las vacunas. Uno de ellos, por ejemplo, es el desarrollo de las mismas si en su proceso se utilizaron fetos productos de abortos. Así, en la vacuna de COVID-19 se planteó el dilema si era lícito ponerse una vacuna que implicase esta relación. La pregunta ética ha sido si no se colabora con el mal del aborto al utilizar las vacunas. La respuesta al menos de inicio es que hay una cierta colaboración en el mal, aunque de manera remota. ¿Qué es colaboración con el mal? Una posible definición es: “… la ejecución de una acción humana que facilita o posibilita la realización de una acción moralmente mala por parte de otra persona” (Miranda, 2013: p.122).

La persona que se vacuna ni busca ese mal remoto, ni lo aprueba, sino solo se concentra en el acto médico necesario para su protección. Aun así, ¿es lícito? Se ha argumentado que existe una proporción adecuada, ya que en el caso específico del COVID-19 que fue una pandemia peligrosa y mundial, el no vacunarse implicaba no solo el sufrir el riesgo de la enfermedad con el correspondiente peligro de muerte, sino en convertirse en un vector de la enfermedad, un transmisor potencial del virus y colaborar en su diseminación.

Lo anterior ha señalado una palabra clave: proporción. En el caso citado, el principio de proporción señala que no hay que intentar actos buenos con efectos desproporcionadamente malos. En el caso analizado, evitar utilizar una vacuna derivada al menos parcialmente del uso de seres humanos abortados es bueno, pero la consecuente desproporción en el daño de la enfermedad del COVID-19 parece permitir su uso si no se dispone de otra opción.

Lo anterior revela un problema general. De facto en casi todo lo que hacemos hay una cadena de decisiones anteriores ajenas a nuestra decisión. Esa cadena, en muchas ocasiones, se conectan con algún mal. Por ejemplo, el utilizar un automóvil para transportarse genera un mal no buscado directamente, como el contaminar el ambiente. Tenemos “necesidad” de transportamos. Según lo anterior ¿qué debería hacerse? Pues transportarse en un medio no contaminante. Supongamos que lo se hace es utilizar un auto eléctrico, claro suponiendo que se tenga acceso a él, pero dejemos de lado esa dificultad, por el momento. El auto eléctrico ya no contamina, pero resulta que las baterías que utiliza son sumamente contaminantes cuando se envejezcan y se tengan que reciclar. De este modo de nuevo aparece la colaboración con el mal. Supongamos de nuevo que entonces se decide hacer un cambio más: se transporta uno en bicicleta, pero resulta que la pintura de la bicicleta se elabora de elementos contaminantes, por lo que, de nuevo, hay una cierta cooperación en el mal, remota sin duda y no querida, pero real.

De modo semejante sucede con muchas acciones que realizamos cotidianamente: se colabora con el mal. De acuerdo con lo anterior, entonces se podría afirmar que si hay que eliminar cualquier colaboración con el mal se caería en una completa inanición. Tendríamos que casi paralizarnos debido a esa presencia de mal en el mundo del cuál somos parte. Se ha establecido, de acuerdo con lo anterior, algunas reglas para delimitar hasta qué punto es permitido actuar aún a sabiendas de que se colabora con el mal ajeno.

El caso de las vacunas, entonces, ¿es cooperación al mal o no? Al menos en una primera aproximación lo es en el sentido que ponerse la vacuna pareciera fomentaría o sería colaborar con que se sigan efectuando abortos y se siguiesen utilizando los fetos para generar vacunas. Por supuesto, lo anterior es objetable: los abortos respectivos no se hicieron con la finalidad de crear vacunas por lo que parece no ser una acción directa derivada del uso de las vacunas. Con respecto a un caso análogo, afirma Alejandro Miranda Montecinos:

 … se debe distinguir entre la cooperación al mal y el uso del mal ajeno, o de los efectos del mal ajeno, para un buen fin. Esta distinción es válida a lo menos en aquellas situaciones en las que la mala acción ya se ha realizado o sus efectos ya se han producido. En algunos casos, ordenar a un buen fin las malas acciones de otro o los efectos de esas malas acciones puede constituir una cooperación con la realización de futuras acciones malas por parte de ese otro o de quienes se encuentran en parecidas circunstancias. Pero cuando ese no es el caso, dichas situaciones deben distinguirse de la cooperación, pues ellas ni posibilitan ni facilitan el mal ajeno …Como ejemplo de uso de los efectos del mal ajeno para un buen fin se puede mencionar la utilización de vacunas contra la rubeola que han sido fabricadas a partir de líneas celulares provenientes de fetos abortados (Montecinos, A. 2013: p. 123).

Así, podría señalarse que el uso de vacunas del COVID-19 que se encuentran en esa circunstancia no se aplicaría el principio de cooperación en el mal.

Otro tema relacionado con las vacunas es cuando en un estado de necesidad imperiosa, es decir, el bienestar de los individuos se debería sobreponer, por ejemplo, a los derechos de fabricación de la misma. Un ejemplo actual de ellos es el brote del dengue en toda Latinoamérica:

El brote de dengue que se ha desatado en América Latina en los últimos tres meses es de una magnitud asombrosa: un millón de casos en Brasil en cuestión de semanas, un enorme repunte en Argentina, y las declaraciones de estado de emergencia en Perú y Puerto Rico. Estos incidentes muestran un panorama cambiante para la enfermedad. Los mosquitos que propagan el dengue proliferan en ciudades densamente pobladas con infraestructuras deficientes y en entornos más cálidos y húmedos, es decir, el tipo de hábitat que se está expandiendo con rapidez debido al cambio climático.

Los gobiernos de América Latina han confirmado más de 3,5 millones de casos de dengue en los tres primeros meses de 2024, frente a los 4,5 millones de todo 2023. En lo que va de año se han producido más de 1000 muertes. La Organización Panamericana de la Salud advierte que este puede ser el peor año de brotes de dengue que se ha registrado. (Nolen, S. 2024: s.p.).

Brasil desarrolló una vacuna de una sola dosis que parece tener buena eficacia contra el Dengue. La misma fue desarrollada por los Institutos Nacionales de Salud de Estados Unidos y el Instituto Butantan, institución pública de Sao Paulo, que obtuvo la licencia para su desarrollo. Esta última fabricará la vacuna y se espera que la vacuna esté en producción en el 2025.

Hasta ahí todo está muy bien. Lamentablemente, no podrá usarse este año, pero abre la puerta a un esquema de prevención más económico. La compañía puede generar las vacunas para Latinoamérica, pero se enfocará o producirá para Brasil únicamente. La pregunta que surge es ¿sería lícito desarrollarla en otros países aunque exista una patente de la misma? ¿Debería obligarse a los desarrolladores a facilitar su producción en otros países?

Propongo que debe haber una compensación compartida. Es decir, reconociendo que los derechos originarios implican el recuperar los recursos del desarrollo de un producto, no obstante, la utilidad pública es tan importante y global, que no puede dejarse solo a la buena voluntad del desarrollador. Lo que se sugiere es que debe, de manera proporcional, a las capacidades de cada país compensar al desarrollador inicial, pero permitiendo la producción de la misma, de modo que se acelere el acceso a la vacuna respectiva. En casos de extrema necesidad, en consecuencia, debe poderse usar el descubrimiento generado, pero compensando su costo original de producción.

En conclusión, pueden presentarse problemas éticos en el desarrollo y distribución de vacunas que deben ser enfrentados. En cualquier caso, lo ideal es que se elimine, dentro de lo posible, todo mal que pueda generarse en el proceso de creación, desarrollo y distribución de las mismas.

 

 


Referencias

Miranda, A. (2013). La cooperación al mal. Principios generales para la deliberación moral en casos complejos. Cuadernos de extensión jurídica (Universidad de los Andes) Nº 24. Disponible en: https://www.academia.edu/48997477/La_cooperaci%C3%B3n_al_mal_Principios_generales_para_la_deliberaci%C3%B3n_moral_en_casos_complejos

 

Nolen S. (2024). La nueva realidad mundial del dengue exige encontrar una mejor vacuna. The New York Times. Disponible en: https://www.nytimes.com/es/2024/04/13/espanol/dengue-2024.html?unlocked_article_code=1.kk0.an5B.kEpXzFiTXr0K

 

 

 

En este trabajo se reúnen algunas facetas de la filosofía actual. Recientemente se han destacado algunas de sus corrientes, a las que conviene atender, para estar al día en nuestro conocimiento filosófico. Pues todo depende del diálogo que logremos sostener con esas escuelas o tradiciones. Dentro de ellas se encuentran: la filosofía analítica, la fenomenología, la hermenéutica, con especial énfasis en la hermenéutica analógica y el nuevo realismo.

Perspectivas actuales de la filosofía

Mauricio Beuchot

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