Por Patricia Raquel Mancilla Dávila.
La disputa sobre la paternidad del termino de la Bioética comúnmente suele atribuirse a dos personajes, en primer lugar Fritz Jahr, quién en 1927, escribía su artículo “Bio-ethik: Eine Umschau über die ethischen Beziehungen desmenschen zu Tier und Pflanzae” que en español se traduce como “Bio-ética: un panorama sobre la relación ética del hombre con los animales y las plantas”; en el que aborda cómo debe ser el saber ético de las relaciones del ser humano con el resto de los seres vivos y acuña inspirado en Kant, su imperativo categórico “Respeta a cada ser vivo esencialmente como un fin en sí mismo y trátalo como tal si es posible” (Jahr, 1927).
En 1970, Van Rensselaer Potter escribió su artículo “Bioethics. The Science of Survival y posteriormente el libro “Bioéthics, bridge of the future” (Potter, 1971), textos en los que postuló a la Bioética como una disciplina global que unifica los valores y las humanidades como guía ante los avances científicos e industriales.
Sin embargo, entre Jahr y Potter, en 1959, Charles Percy Snow, realizaron un aporte significativo a la Bioética.
Percy Snow, trabajaba como físico molecular, fue uno de los principales científicos de Reino Unido y asesor científico del Gobierno Británico durante la Segunda Guerra Mundial, cargo en el que trabajó reflexionando sobre las estrategias militares de su país.
Snow, fue un personaje muy crítico sobre cómo se toman las decisiones políticas durante la guerra, quizá uno de sus análisis más conocido es el que hizo después de que el gobierno británico, influenciado por una emoción y sin ninguna evidencia científica, tomó la decisión de adquirir el radar Tizard. Snow señaló: “Probablemente eran poco más de cien personas las que tenían ninguna información sobre el radar Tizard; no más de veinte tomaron parte efectiva en ella y en el punto de elección no fueron más de cinco o seis”. (Snow, 1961)
En su libro intitulado “Science and Government” (Snow, 1961) describe un problema profundo entre la vocación científica y la vida política, hace una crítica a las decisiones políticas que se toman sin consultar a los expertos y por lo tanto se desencadenan terribles consecuencias; así como la toma de decisiones que se dan bajo las famosas políticas cerradas, que se caracterizan por la secrecía y sin fundamento científico.
Por otra parte, otro de sus aportes lo realizó en Cambridge, lugar donde dictó una conferencia titulada “The two culturas and the scientific revolution” (Snow, 1959), la ponencia inicia con la idea de que existe un divorcio entre las ciencias y el humanismo, en las siguientes páginas va ejemplificando como es la vida crítica de los matemáticos e ingenieros y por otro lado los escritores y literatos llevan una vida más relajada, incluso unos a otros se menosprecian, resaltando los aportes de cada una de las disciplinas, pero siguiendo algunos ejemplos, los protagonistas colocaban las matemáticas por encima de la literatura, o la psicología por encima de la ingeniería, de manera que el divorcio entre ellas era irreconciliable.
El discurso concluye con la invitación a construir un puente entre las humanidades y la ciencia y viceversa. Sorprendentemente esa conferencia tuvo una cobertura mediática importante publicándose en los principales diarios del país. Es así como Potter la retoma y escribe su obra “Bioética como un puente hacia el futuro” y en el prefacio de la obra se puede leer claramente “Hay dos culturas –las ciencias y las humanidades– que parecen incapaces de dialogar una con la otra…Si esto es parte de la razón de que el futuro de la humanidad sea incierto, entonces podemos construir un puente hacia el futuro…una disciplina en la que confluyen los hechos y valores con la vida cotidiana” (Potter, 1970).
Finalmente, son muchos los actores que en el pasado y en el presente han aportado sus ideas para la construcción de la Bioética como disciplina y cada uno merece ser reconocido, pero no hay que perder de vista que lo importante es seguir construyendo una cultura Bioética en beneficio de las personas y el medio en que habitan en el presente y el mundo en el que vivirán las generaciones futuras.
Referencias:
Jahr, F. (1927). Bio-Ethik: Eine Umschau über die ethischen Beziehungen des Menschen zu Tier und Pflanze. Kosmos. Handweise für Naturfreunde, 24, 2-4.
Juárez, G. (2021). El imperativo bioético de Fritz Jahr. Una ética del respeto hacia los animales y las plantas por su cercanía con los seres humanos. Vida y Ética, 21(1), 75-100.
Potter, V. R. (1970). Bioethics, the science of survival. Perspectives in biology and medicine, 14(1), 127- 153
Snow, C. P. (1959). Two cultures. Science, Vol. 130 No. 3373, p. 419-419.
Snow, CP( 1961) Science and Government Harvard University Press, Cambridge, Mass.