Por José Enrique Gómez Álvarez.
En noviembre se festeja el día internacional de la bondad.
¿Cuándo y cómo surgió?:
El 13 de noviembre se celebra el Día Mundial de la Bondad o World Kindness Day, por iniciativa de la World Kindness Movement (WKM) que lo proclamó en el año 1998. Es una coalición de ONG de bondad de naciones que ha logrado incorporar a escuelas de todo el mundo en la celebración de este día, como parte del calendario escolar (s.a. 2021: s.p.).
En sus estatutos, la World Kindness Movement señala cuál es su Misión:
… Para inspirar a los individuos hacia una mayor bondad y unir las naciones para crear un mundo más bondadoso. WKM inspira a las personas de otras naciones a generar movimientos de bondad en sus propios países y colaborar en iniciativas globales a través de la membresía al movimiento The World Kindess Movement[1]. (WKM 2021 s.p.)
¿Cuál es el fundamento de todo lo anterior? En la página no se señala si es un deber o sólo una postura voluntaria. No obstante, el problema de fondo es que sólo podemos ser amables con los demás en el sentido literal de poder ser amados debido a que tenemos una constitución natural que perfecciona al otro. Dicho de otra manera, el ser humanos posee una naturaleza social de origen y no sólo es pactada. Esa tendencia natural a formar comunidades y no sólo grupos, es esencial en la posibilidad de un movimiento por la calidez y bondad hacia los demás. Esa naturaleza “amable” permite vernos como seres que se perfeccionan en reciprocidad.
La bondad tiene un fundamento metafísico y antropológico. Hacer el bien implica que se reconoce como una manifestación de perfección. Sólo podemos hacer bien al otro, ser amables, en tanto que lo perfeccionamos de algún modo. Lo anterior implica que no todo acto voluntario, con buena intención, basta para convertirlo en bueno. Tenemos que reconocer que la naturaleza humana y la naturaleza de los medios usados son cruciales para alcanzar el bien humano. De este modo, proponer amablemente algo inadecuado, como someter a la mujer, no es bueno.
La amabilidad corre el riesgo de sustituir el bien debido y quedarse como la cáscara exterior del acto: la hipocresía. La amabilidad auténtica muestra en la verdad el camino del bien. El ser amable y bueno con los demás significa que ambos miramos la realidad y nos ayudamos a descubrirla. Ese descubrimiento muestra así la perfección del ser de uno y del otro y de los bienes que perfeccionan esa naturaleza que se comparte: la naturaleza humana.
Bondad y libertad
Hay una paradoja en lo señalado previamente. Resulta que hemos dicho que el bien es lo que debe elegirse para realizar la perfección humana. No obstante, el elegir es un acto libre incondicionado. Podemos elegir cualquier cosa. Entonces parece que la libertad se contrapone a naturaleza. La naturaleza parece algo fijo y la libertad no. No parecería entonces que elegir ser bondadosos es sólo una cuestión de libertad. La solución es reconocer que la libertad no es absoluta sino se de dentro de un marco de naturaleza compartida: somos humanos con libertad humana en donde los fines propios de la naturaleza nos da pista de las elecciones que podemos hacer.
Hay que agregar que hay una finalidad subjetiva en la selección del bien. Esa finalidad es la felicidad. Actuamos objetivamente por el bien humano, pero subjetivamente buscamos ser felices.
Bondad y justicia
La búsqueda del bien se conecta con la justicia. Lo que podría decirse con relación al tema es que la justicia debe seguir el espíritu de la ley para así considerarse bondadosa. La ley no es una aplicación rígida de una norma. La aplicación de la ley para poderse conectar con una auténtica bondad debe ser proporcionada a la capacidad de las personas. Así dice Tomás de Aquino:
La ley, según ya expusimos (q.90 a.1.2), es instituida como regla y medida de los actos humanos. Mas la medida debe ser homogénea con lo medido por ella, como se señala en X Metaphys., pues diversas cosas tienen diversa medida. Por lo tanto, las leyes deben imponerse a los hombres en consonancia con sus condiciones, ya que, en expresión de San Isidoro, la ley ha de ser posible según la naturaleza y según las costumbres del país. Ahora bien, la capacidad de obrar deriva del hábito o disposición interior, pues una cosa no es igualmente factible para quien no tiene el hábito de la virtud y para el virtuoso, como tampoco lo es para el niño y para el hombre maduro. Por eso no se impone la misma ley a los niños y a los adultos, sino que a los niños se les permiten cosas que en los adultos son reprobadas y aun castigadas por la ley. De aquí que también deban permitirse a los hombres imperfectos en la virtud muchas cosas que no se podrían tolerar en los hombres virtuosos.
Ahora bien, la ley humana está hecha para la masa, en la que la mayor parte son hombres imperfectos en la virtud. Y por eso la ley no prohíbe todos aquellos vicios de los que se abstienen los virtuosos, sino sólo los más graves, aquellos de los que puede abstenerse la mayoría y que, sobre todo, hacen daño a los demás, sin cuya prohibición la sociedad humana no podría subsistir, tales como el homicidio, el robo y cosas semejantes (2012: s.p.).
¿Cómo fomentamos entonces la bondad a través de la ley? No es una cuestión de sentimentalismo sino de justa medida. La bondad con la ley implica que ajustemos las exigencia de las leyes a la realidad de las personas y sus circunstancias. El meditar y practicar la bondad y promoverla no se da al margen de la ley. Cuando hablamos de reconocer la bondad y darla a los demás, implica que ajustemos las necesidades conforme a la condición de la persona. La bondad que le debemos a un menor es diferente que la debemos a un adulto. Hay que evitar el infantilismo, es decir, convertir la bondad o los actos de bondad en actitudes cándidas como si todos fueran menores de edad. El otro extremo es la exigencia y la espera de actitudes bondadosas por parte de los niños como si fuesen adultos. Cabe agregar no confundir bien con bienestar. A veces se produce bienestar sin generar el bien correspondiente. Puede pensarse en los actos médicos que prescriben, en ocasiones, cosas desagradables, pero que producen el bien de la persona que se busca sanar.
Bondad y comunidad
No nos hacemos buenos solos. La bondad siempre es desplegada hacia los otros en el ejercicio de las virtudes humanas. Es cierto que podemos hacer el bien, es decir, perfeccionar la naturaleza no humana y en ese sentido somos bondadosos. Podemos ser buenos con la naturaleza no humana aunque no haya reciprocidad posible aunque el ejercicio de la bondad más plena se da hacia las personas y llevan a conformar una comunidad. La bondad implica reconocernos como seres naturalmente sociales. La sociabilidad humana y no la mera agregación nos lleva a entender que juntos crecemos como seres humanos.
Es adecuado recordarnos todos los días nuestra tendencia natural al bien y la perfección para así llevar a cabo la realización del bien humano en todas nuestra actividades. De este modo, el día mundial de la bondad no se queda en la conmemoración de un solo día.
Referencias
s.a. (2021). Mision. World Kindness Movement. https://www.theworldkindnessmovement.org/about-us-2/mission/
s.a. (2021). Día mundial de la bondad. Disponible en: https://www.diainternacionalde.com/ficha/dia-mundial-bondad
Aquino, Tomás de (2012). Suma de Teología. Disponible en: https://hjg.com.ar/sumat/index.html
[1] “ … to inspire individuals towards greater kindness and to connect nations to create a kinder world. The WKM encourages individuals of other nations to establish kindness movements within their countries and collaborate on global initiatives through membership to The World Kindness Movement”.