Por José Enrique Gómez Álvarez.
Peter Singer es un autor que ha generado mucha controversia en Bioética. La principal causa ha sido la de modificar los límites de la noción de persona, lo que lleva a posiciones éticas controversiales como la aceptación, en circunstancias extremas, del infanticidio. También Singer es muy conocido por su defensa de los derechos de los animales. Lo anterior en el sentido estricto de derechos y no solo de un trato más digno, sino de considerar a ciertos animales, por ejemplo, los chimpancés, como auténticas personas, poseedoras de derechos.
Singer es un filósofo utilitarista. Pero debido a que hay diversidad de corrientes utilitaristas, ¿cuál defiende él? Pues citemos al propio Singer que señala en su obra Ética práctica:
La manera de pensar que he esbozado es una forma de utilitarismo. Se diferencia del utilitarismo clásico en que se entiende por «las mejores consecuencias» lo que, en general, favorece los intereses de los afectados, y no meramente como lo que aumenta el placer y reduce el dolor… (1995:17).
La anterior posición se llega, en opinión de Singer, cuando se da paso del razonamiento preético al ético que lleva a una actitud utilitarista. Lo anterior sugiere que el utilitarismo es un estado básico de la ética. Singer señala que existen otras doctrinas éticas, incluso opuestas al utilitarismo, no obstante:
Personalmente, creo que así se coloca la responsabilidad de la prueba en los que buscan ir más allá del utilitarismo… La postura utilitaria es una postura mínima, una primera etapa que alcanzamos al universalizar la toma de decisiones interesada. Si vamos a pensar de forma ética, no podemos negarnos a dar este paso. Si nos hemos de persuadir de que debemos ir mas allá del utilitarismo y aceptar ideales y normas morales no utilitaristas, necesitamos contar con buenas razones para dar este paso hacia adelante. Hasta que no nos sean ofrecidas estas razones, tenemos motivos para seguir siendo utilitaristas (Singer, P. 1995: 17-18).
Un principio, en óptica utilitarista, es el reconocimiento de igual consideración de intereses. El principio de igualdad de intereses permite balancear los intereses de forma imparcial. (Singer,1995). Este principio, en opinión de este filósofo, permite descartar muchos tipos de males, como la discriminación por raza, el sexismo y otras que eliminan la consideración de intereses de los demás por una característica arbitraria. Singer se da cuenta y explora las dificultades de la utilización del principio en situaciones concretas, como en los casos de dilema de distribución de recursos escasos, por ejemplo, atender dos heridos en un accidente con dolores semejantes de los cuales solo se disponen de recursos para atender uno de ellos, pero Singer cree que este principio, de manera general, permite resolver los problemas de igualdad.
Peter Singer considera que el principio de igualdad permite o debería permitir un trato diferente a los animales. La clave está en la noción de sufrimiento y de experimentar el dolor. Así, los animales sentientes pueden sufrir dolor. Al ser el sufrimiento un elemento para la consideración de la igualdad de los intereses, se debe tomar en cuenta esto con los animales no humanos. Una misma acción puede generar distintos grados de dolor, por ejemplo en una persona humana en comparación con un animal no humano. Ahí podría aceptarse que si fuese mayor en el humano consideremos a este último como prioritario. Pero Singer insiste en que hay circunstancias en donde una misma acción podría producir el mismo dolor a los animales no humanos y a los humanos. En ese último caso debería haber una buena razón para permitir el dolor del primero.
Singer señala que si creemos que el sufrimiento entre humanos y animales no humanos es equivalente, no podemos, solo por el hecho de pertenecer a la especie humana, justificar el sufrimiento de los animales no humanos. Lo anterior sería especismo.
Regresando al tema de la persona, Singer insiste que ser persona y ser miembro de la especie humana no coinciden:
A menudo la pregunta de si feto es un ser humano» se presenta como crucial en el debate sobre el Aborto… Es posible dar un significado preciso a «ser humano». Podemos utilizarlo como equivalente a «miembro de la especie homo sapiens» … En este sentido, no existe duda de que desde los primeros momentos de su existencia, un embrión concebido de un óvulo y un espermatozoide humano es un ser humano; y lo mismo ocurre con el ser humano que se encuentre discapacitado psiquicamente de la manera mas profunda e irreparable, incluso con un bebe que haya nacido sin cerebro. Existe otro uso del término «humano», el propuesto por el teólogo protestante y prolífico escritor en temas éticos Joseph Fletcher. Fletcher ha confeccionado una lista de lo que él denomina «indicadores de la condición humana», entre los cuales se encuentran los siguientes: conocimiento y control de uno mismo, sentido del futuro, sentido del pasado, capacidad de relacionarse con otros, preocupación por los demás, comunicación y curiosidad… Al decir esto, naturalmente no nos estamos refiriendo a la pertenencia de una persona a la especie Homo sapiens… sino que queremos decir que los seres humanos poseen de forma característica ciertas cualidades, y que esta persona en concreto las posee en un nivel alto (Singer, 1995: 107-108).
De lo anterior es fácil deducir que el aborto, por lo menos hasta cierto momento del embarazo sería legítimo, ya que no hay presencia de una persona que esté sujeto a los mismo beneficios y reconocimiento que un adulto. Reconocemos derechos solo a las personas. Eso en cuanto al inicio de la vida. En cuanto al final de la vida sucede algo semejante: podría haber seres humanos que perdieron su estatus de persona, como alguien en estado vegetativo persistente, el cual ya no tendría los mismos derechos que un adulto saludable.
Singer considera que la idea de que la vida humana es intocable es una creencia cristiana que llegó a Occidente, pero antes de la existencia de la misma, sí se consideraba lícito matar algunos seres humanos de nuestra especie, como eran, por ejemplo, los niños severamente discapacitados (Singer, P. 1995).
Singer aborda también el problema de la ética ambiental. De manera semejante a otros temas, Singer cuestiona la moral tradicional en la cual la naturaleza está enteramente a nuestra disposición. Él considera que el origen de lo anterior es la visión griega y cristiana de la centralidad del hombre que le permite explotar y dominar la naturaleza. Singer defiende que la ética ambiental implica el cambio de costumbres humanas, sobre todo, las del consumismo, que deben modificarse para conservar el medio ambiente. En ese sentido los hábitos de consumo de productos innecesarios deberían cambiar y aprender a consumir de modo diferente. Singer señala también que el uso de productos necesarios debe replantearse, como, por ejemplo, el consumo de combustible en viajes no indispensables.
Singer en consecuencia con lo señalado se ha convertido en tema de debate, sobre todo por su noción de persona. Por supuesto, la critica central a su postura radica en mostrar como los seres humanos somos personas desde el comienzo hasta el final de la existencia. Lo anterior genera un derecho inalienable a vivir y ser protegido en cualquier etapa de desarrollo en que se encuentre un ser humano.
Referencias
Singer, P. (1995). Ética práctica.Cambridge University Press.