Por José Enrique Gómez Álvarez.
Hare comenta en su texto An Utilitarian Approach: “Nosotros normalmente juzgamos la corrección o incorrección de las acciones de acuerdo a su adecuación a las reglas o principios y los principios en sí mismos son juzgados por las consecuencias de seguirlas. Si las acciones son intencionales, elogiamos o culpamos al agente que las ejecuta”. (Hare, 2009, p. 85)
Hare señala que hay tres elementos que debe tener toda ética utilitarista: consecuencialismo, bienestarismo (welfarism) y agregacionismo (aggregationism). El primero ya se ha señalado en la cita inicial. El segundo componente implica que las consecuencias moralmente relevantes de las acciones son consecuencias que incrementan o disminuyen el bienestar de todos los involucrados. Bienestar se define como: “la obtención de una alta o al menos un razonable grado de calidad de vida que en general una persona quiere o prefiere tener” (Hare, 2009, p. 86). El último elemento consiste en la distribución del bienestar. Se debe seleccionar la acción que maximice el bienestar de todos en suma o en conjunto.
Distingue dos niveles de razonamiento moral: el intuitivo y el crítico. En el nivel intuitivo nos guiamos con las normas que han producido mejores efectos a lo largo de la historia y que se convierten en reglas generales aplicables a muchos casos. En situaciones límite, en donde aparecen conflictos entre los principios generales, entonces podemos utilizar los criterios utilitarios.
Hare, indica que debido a la dificultad de medir en todo momento todas las consecuencias de cada acto o regla es insensato separarnos de nuestras convicciones intuitivas. Si se separa uno a la ligera de esas normas intuitivas, a menudo estaríamos en peligro de no actuar para el bien. Así, por ejemplo, la norma “respetar la vida” es intuitivamente de uso general pero, por ejemplo, si un policía se le plantea el conflicto entre matar a un inocente y evitar de este modo una revuelta (un conflicto a nivel intuitivo), la clave es analizar toda información adicional que le permita decidir de manera utilitaria (es decir pasar al nivel crítico). Así, en este caso, las consecuencias de no respetar la vida inocente generaría peores consecuencias en general (por ejemplo en el respeto futuro de la ley) por lo que es mejor no matar al inocente respetando así sus derechos (Hare, 2009).
Hare rechaza el iusnaturalismo porque cree que se comete la falacia naturalista es decir, pasar del ser al deber ser. No obstante, reconoce y busca que la ética sea objetiva, que no se reduzca a la expresión de emociones. Lo anterior, el emotivismo, lleva al irracionalismo y una ética relativista.
Hare es prescriptivista, sostiene que las proposiciones morales indican un deber ser. Además, las normas morales deben ser universales. Así Hare es un prescriptivista universal. Insiste en que es fundamental no sólo conocer los hechos morales que se dan en las discusiones, sino también el significado de los términos, ya que la mayoría de las discusiones morales se dan no tanto en la discusión de los hechos, sino en la interpretación de los mismos que implican las palabras utilizadas. La teoría ética es el estudio de los conceptos morales. El filósofo moral sobre todo se dedica a analizar argumentos.
Veamos un ejemplo del razonamiento en el tema del aborto. (Hare, 1990).
Hare señala en primer lugar que el camino para resolver el tema es no entrar en el debate de la naturaleza personal del embrión, ya que lo se quiere decir con ese término es indeterminado: quienes sostienen que el feto no debe ser muerto suponen que ser persona equivale a poseer de derechos propias de las personas comunes, pero esto es una cuestión moral y no fáctica. La pregunta es mas bien qué características identificamos en un feto. Esas propiedades que son identificables permiten plantear la potencialidad de un feto humano en convertirse en un adulto. Podría plantearse también si un feto o un embrión podría sentir dolor al ser abortado en alguna etapa del embarazo. Hare señala que cuando no hay sistema nervioso no aplicaría esa posibilidad y en caso de fases más avanzadas del embarazo se podría usar anestesia para eliminar el dolor del feto en caso de un aborto.
Es verdad, apunta Hare, que el debate se ha dado entre defensores provida y proelección porque se han descubierto principios en conflicto: homicidio (del feto) contra libertad (de la madre). (Hare, 1990) Pero la solución está en identificar esas propiedades comunes a los fetos que podrían cuestionar el darle muerte. Dice Hare: “¿Qué otras propiedades del feto, además de su capacidad para el sufrimiento que ahora hemos descartado, podrían proporcionarnos razones para no matarlo? No puedo pensar en ninguna otra además de la ya mencionada potencialidad del feto para convertirse en alguien como nosotros.” (Hare,1990, p. 42).
Hare señala que si su yo presente pudiera decirle a su madre, en el pasado, si quisiera que hubiera abortado seguramente le diría que no abortara. Lo anterior debido al interés actual de Hare de tener una vida valiosa, una existencia valorada por él. Es decir: “Yo me exijo a mí mismo, en tanto persona real, prescribir lo que debió haberse hecho en un momento del pasado en que mi madre estaba contemplando la posibilidad de abortar”. (Hare, 1990, p. 44). Lo anterior podría aplicarse en circunstancias y modos semejantes a otros casos:
Si fue incorrecto que mi madre abortara, entonces sería incorrecto que cualquier otra madre abortara exactamente en las mismas circunstancias … Y este, en general, es el argumento prima facie para oponerse al aborto, al que nos oponemos la mayor parte de nosotros, en general … La razón por la cual gran parte de nosotros piensa que, en igualdad de circunstancias, los embarazos no deberían interrumpirse, es que creemos que, en conjunto, es probable que resulten en el nacimiento de personas que, en el curso de sus vidas, estarán contentas de haber nacido. (Hare, R.M. 1990: 45).
Ahora, ¿puede haber excepciones? En el principio de no matar a las personas adultas se tiene ciertas excepciones como la defensa propia. Alguien puede señalar que eso abre la puerta a la pendiente resbaladiza, pero Hare señala que no siempre se produce pendiente resbaladiza. En el caso del aborto:
En principio, podríamos decir lo mismo del aborto. En ocasiones se utiliza el argumento de que si permitimos que se maten lo fetos, la gente pronto se pondrá a matar adultos ab lib… No sé de ninguna evidencia que muestre que esto [legalizar o permitir el aborto] ha conducido a una mayor incidencia de crímenes comunes (Hare, 1990, p. 47).
Hare repasa diversos argumentos para delimitar los límites del aborto. Pero termina señalando uno, que consiste en tomar en consideración los intereses de las personas involucradas en la acción. Dice Hare:
… la madre tiene un interés muy grande en el resultado. Ésta es la justificación de la afirmación de que la madre debe tener el voto único; y esto sería realmente así si no se afectaran otros intereses. Pero hay otros intereses y debemos considerarlos. El padre tiene un interés… La persona en que el feto se convertiría si no hubiera aborto tiene un interés… Existe también el interés de los doctores, cirujanos y las enfermeras a que tiene pueden recurrirse para practicar el aborto… La cuestión de quién debe decidir si se permite o no un aborto equivale a la cuestión de cuál sería la mejor manera de ser justos hacia todos estos intereses. (Hare, 1990, pp. 49-50).
Hare defiende que en general los abortos deberían ser evitados, pero tanto la prohibición como las excepciones implican el considerar los intereses de los involucrados y al hecho de que debemos de tratar a las personas como fines nos lleva a que los intereses deben ser protegidos de manera imparcial. (Hare, 1990). La prohibición no necesariamente debe ser absoluta al considerar los intereses de todas las personas involucradas.
Lo anterior es un ejemplo del método de este filósofo: el análisis y clarificación de los términos éticos, la utilización de principios utilitarios, como la consideración de los intereses de las personas involucradas en una acción, para poder llegar así a argumentos sólidos o al menos aspirar a ser los mejores argumentos en ética.
Referencias
Hare, R.M. (2009). An utilitarian approach. En Kuhse H. Singer, P. A Companion to bioethics. USA Balckwell Publishers.
_________. (2018). How to Decide Moral Questions Rationally. Crítica. Revista Hispanoamericana De Filosofía, 18(54). Disponible en: https://doi.org/10.22201/iifs.18704905e.1986.633
__________. (1999). Entrevista a R. M. Hare: a propósito de Ordenando la ética. Isegoría, 21.
__________. (1990). Un enfoque kantiano sobre el aborto, Diánoia, (36) 36.