Por Andrea Munguía Sánchez|
Uno de los temas que han llamado la atención durante esta pandemia es el de la población migrante. De manera general quienes intentar llegan a otro país forman parte de un grupo vulnerable al verse expuestos a constantes riesgos, sin ningún tipo de seguridad social, propensos a ser víctimas de grupos delictivos, asaltos, discriminación, estigmatización, violación de sus derechos humanos e incluso a perder la vida en el camino. Sin embargo, de manera particular las mujeres y niñas que migran tienen un nivel de vulnerabilidad mucho más elevado; no sólo arriesgan su vida al viajar sino que pueden -en mayor porcentaje que los hombres- ser víctimas de violencia y explotación sexual o laboral.
La pandemia se ha presentado en un tiempo de crisis para la política migratoria en México y, a raíz de las restricciones de Estados Unidos, hemos pasado de ser un país de tránsito a lugar de retorno y destino; “con condiciones precarias para generar ayuda humanitaria con la figura del refugiado” (Fernández de la Reguera, 2020), agravadas por las medidas de sana distancia, confinamiento y paro de actividades no esenciales como respuesta a la propagación del virus. Aunado a esto, la ONU Mujeres en su Informe sobre las Migraciones en el Mundo 2020, ha presentado cinco hechos que están afectando a la población de mujeres y niñas migrantes (OIM Centroamérica y Norteamérica, 2020) durante la pandemia: 1) Se ha exacerbado la hipersexualización de las migrantes; 2) Su actividad económica se ve más afectada por las restricciones de viaje y movilidad; 3) Las mujeres que se dedican al trabajo doméstico siguen trabajando, sin remuneración y dependiendo completamente de sus empleadores; 4) Durante la pandemia su exposición a la violencia y diversas formas explotación se ha aumentado; y 5) Debido al hacinamiento de los albergues y casas para migrantes, son vulnerables al contagio de Covid-19.
Tan sólo en el mes de junio, el estado de Chiapas presentó un alza en los casos positivos de coronavirus, sus hospitales se encontraban saturados y presentaban escasez de insumos, y los albergues no contaban con la capacidad ni el espacio para los 75 mil migrantes ahí varados (González,2020). En cuanto a la violencia, en el mismo estado, en la región del Soconusco, durante el mes de mayo, de las 15 muertes violentas de mujeres registradas, 2 fueron de migrantes mayores de edad.
Al otro lado del país, en Tijuana, las mujeres migrantes embarazadas han recurrido a la asistencia con parteras, debido a que los servicios de salud están enfocados en la pandemia se ha limitado la atención y el acceso a la salud reproductiva y sexual. El grupo de parteras Justicia en Salud, registró en mayo, 15 nacimientos de mujeres migrantes con temor de contagiarse si acudían al hospital; algunas de ellas en espera de la solución de su solicitud de refugio en Estados Unidos.
El año pasado (2019), se presentó el Informe de la Red de Documentación de las Organizaciones Defensoras de Migrantes (REDODEM) -disponible en formato PDF en la página de la Red-; este documento ya mencionaba el incremento de mujeres y niñas migrantes viajando solas o sin posibilidad de comprobar la relación filial con las personas que las acompañaban; así mismo se mencionaba el incremento de embarazos adolescentes en esta población. Sin embargo, el cuestionario que las instituciones pertenecientes a esta Red realizaron para la información que alimentó este reporte, no contaba con las preguntas suficientes en el área de salud reproductiva ni un seguimiento de atención a las mujeres gestantes que llegaban a México por la frontera sur.
A pesar de que estas situaciones no son del todo extraordinarias para la población de mujeres migrantes, la pandemia las ha exacerbado al grado de que hay mujeres embarazadas que desconocen su fecha de parto, debido a que la atención médica proporcionada en su ingreso a México ha concluido y se encuentran esperando bajo el “Protocolo de Protección a Migrantes” (MPP por sus siglas en inglés) o porque al solicitarla requieren presentar su identificación personal poniendo en riesgo su estancia al ser deportadas . Ahora con la pandemia temen por su salud y la de sus hijos.
Por lo anterior la ONU Mujeres en conjunto con ACNUR han establecido una serie de recomendaciones para los países para evitar que las mujeres migrantes se vean más vulnerables, entre ellas la difusión de información fiable y oficial sobre la Covid-19; la implementación de medidas preventivas que garanticen el derecho a la atención médica en caso de contagio, así como de servicios de salud sexual y reproductiva para las mujeres embarazadas. Y en medida de lo posible, agilizar los procesos de refugio para evitar el hacinamiento, y los contagios, en los albergues y casas de migrantes.
En el área laboral, sobre todo en el ámbito doméstico, se ha solicitado que además de proporcionar la información adecuada sobre el virus, se cumpla lo establecido en el Convenio 189, de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) y los empleadores hagan lo posible por asegurar a las mujeres.
Y para todas las áreas se solicita que, además de abogar por la inclusión y el acceso no discriminatorio de las mujeres migrantes, se pongan a disposición mecanismos oficiales para la queja y denuncia de abusos.
Referencias bibliografías
- Fernández de la Reguera, Alethia en Eunice Rincón (canal). (4 de julio de 2020). Foro Mujeres migrantes y riesgos adicionales ante Covid. Comisión de Derechos Humanos de la Ciudad de México. Disponible en https://www.youtube.com/watch?v=SOfqW3MFmzQ
- Organización Internacional para la Migraciones. (2019). Informes sobre las migraciones en el mundo 2020. Disponible en https://publications.iom.int/system/files/pdf/wmr_2020_es.pdf#page=250
- González, Christian. (26 de junio 2020). Chiapas, en lo más álgido de la pandemia y sin capacidad para migrantes. La Silla Rota. Disponible en https://lasillarota.com/estados/chiapas-en-lo-mas-algido-de-pandemia-y-sin-capacidad-para-migrantes-chiapas-tapachula-frontera-sur-migrantes/406020