DÍA INTERNACIONAL CONTRA LA INTOLERANCIA

 

Por Alin Castellanos|

Uno de los compromisos de las Naciones Unidas es el fortalecer la tolerancia. Esta obligación se manifiesta en la Carta de las Naciones Unidas y en la Declaración Universal de los Derechos Humanos. En 1996, la Asamblea General de las Organizaciones de las Naciones Unidas (ONU) en su resolución 51/95,  invitó a los estados miembros a celebrar el Día Internacional de la Tolerancia el 16 de noviembre. Ello a consecuencia del seguimiento y como acción de la iniciativa de la UNESCO del año anterior que proclamaba 1995 como el Año de las Naciones Unidas para la Tolerancia.

A partir de estos esfuerzos se creó un Plan de Acción y La Declaración de Principios sobre la Tolerancia, que reconoce los derechos humanos universales y las libertades fundamentales de los otros.

“La Declaración afirma, entre otras cosas, que la tolerancia no es indulgencia o indiferencia, sino que es el respeto y el saber apreciar la riqueza y variedad de las culturas del mundo y las distintas formas de expresión de los seres humanos. La tolerancia reconoce los derechos humanos universales y las libertades fundamentales de los otros. La gente es naturalmente diversa; solo la tolerancia puede asegurar la supervivencia de comunidades mixtas en cada región del mundo… La Declaración describe la tolerancia no solo como un deber moral, sino como un requerimiento político y legal para los individuos, los grupos y los estados. Sitúa a la tolerancia en el marco del derecho internacional sobre derechos humanos, elaborados en los últimos cincuenta años y pide a los estados que legislen para proteger la igualdad de oportunidades de todos los grupos e individuos de la sociedad” (ONU, 2017).

La tolerancia para la UNESCO, es necesaria para lograr la paz; la tolerancia no es un fin, es un medio. La intolerancia surge por el miedo y el desconocimiento, por ello educar sobre el tema y los derechos humanos desde la infancia es fundamental; al ser la educación un elemento importante para contrarrestar las formas de violencia y exclusión, se pretende que los jóvenes conozcan la diversidad de culturas, religiones, lenguas, etnias, formas de pensar y de ser. En 2018 se lanzó un programa educativo llamado “Juntos para promover la tolerancia, el respeto, la seguridad y la dignidad en todo el mundo”,  su objetivo es reducir las percepciones y actitudes negativas hacia los refugiados y los migrantes, además de fortalecer el contrato social entre los países y las comunidades de acogida y los refugiados y migrantes.

Para poder luchar contra la intolerancia se requiere, según la ONU:

1) Un marco legal, educación, acceso a la información, toma de conciencia individual y de soluciones locales. Pero es obligación del estado y la sociedad trabajar juntos para fortalecer la tolerancia.

La discriminación es una forma de intolerancia. Según el ENADIS (2017), la “discriminación es toda distinción ,exclusión o restricción que, por acción u omisión, tenga por objeto o resultado obstaculizar, restringir o menoscabar el reconocimiento o goce de los derechos humanos y libertades.(p. 2).

En México, la Encuesta Nacional Sobre Discriminación en 2017, arroja los siguientes resultados: El 20.2%de la población de 18 años y más, declaró haber sido discriminada en el último año, por sexo no hay diferencia significativa:  20.1% mujeres y 20.2% hombres. Las entidades con más alta prevalencia son: Puebla, Colima, Guerrero, Oaxaca y Morelos. Los motivos más frecuentes de discriminación son la apariencia, las creencias religiosas y el género para las mujeres; en tanto que para los hombres son la apariencia, la manera de hablar y la edad. Esto se vio afectado en negar de manera injustificada un derecho, ya sea de forma directa o indirecta; a las personas se les impidió la posibilidad de recibir apoyos de programas sociales, atención médica o medicamentos, atención o los servicios en una oficina de gobierno, crédito de vivienda, préstamo o tarjeta, entrada o permanencia en algún negocio, centro comercial o banco. El 3.2% de la población de 18 años y más se auto identificó como no heterosexual, el 96.8% señaló ser heterosexual.

Todo lo anterior muestra datos que nos indican que el camino todavía está por delante en materia de tolerancia y que las personas todavía no encuentran ni se sienten en los espacios de reconocimiento y acogida en el contexto social. Se requiere de cultura, educación y corresponsabilidad entre la sociedad y las instancias del estado en sus diversos niveles de funcionamiento para abrir este horizonte de encuentro y reconocimiento de la dignidad humana en la persona de todos.

 

Fuentes: