Por Cristóbal Barreto
La concentración, marcha y asistencia a la plaza pública al informe del titular del ejecutivo federal el 27 de noviembre del 2022 son una expresión de la cultura política de una parte de los mexicanos. En los regímenes democráticos las marchas, la mayor parte de las veces, son para reclamar, exigir, oponerse al gobernante en turno, sea por una medida, por lo general alza de impuestos; por su inoperancia, las más de las veces por su respuesta deficiente a un desastre; o por su falta de resultados ante las carencias y demandas de sus gobernados; y la menor de las veces de apoyo por decisiones de política internacional que defienden la soberanía. Por lo realizado no fue el caso, ni de reclamos ni de apoyo a una decisión positiva, sino para mostrar una imagen de que el líder es querido, aprobado y ovacionado.
La marcha fue convocada por el gobierno federal y replicado por los gobiernos locales, estatales y municipales. Unos y otros se apoyaron de los recursos públicos a su disposición para hacer promoción, de acuerdo a imágenes difundidas en prensa (Animal Político, 2022; Arista, 2022 ). Los ciudadanos –el “pueblo”- respondieron a la cita de la invitación, algunos por voluntad propia y muchos otros bajo la coacción del empleo, el beneficio del programa social o la oferta de pago por la actividad (Reforma, 2022; El Universal, 2022).
Esa parte del pueblo que acudió a la cita no tuvo en cuenta lo que pasa a su alrededor, ni conciencia de lo que le sucede a él mismo como, la permanencia de la inseguridad, la carestía de los productos de la canasta básica (inflación como consecuencia de la inestabilidad internacional, aunque mayor en México por razones locales), la falta de medicamentos en hospitales públicos, el deterioro de servicios públicos, la cancelación de programas de apoyo a niños, madres y mujeres, en general un nivel de bienestar (Úrzua, 2022)[1]. Prefirió asistir y formar parte de una estadística de los que creen que México tiene un gran líder, antes que reclamar la situación en que se encuentra el país.
No es la primera vez que sucede este tipo de concentraciones en apoyo al gobernante, en los tiempos del PRI era común que el día que el presidente rendía su informe en el Congreso a su regreso a Palacio Nacional era ovacionado por personas, ciudadanos en general u organizaciones sindicales, que se congregaban a su paso. En aquellos tiempos México estaba catalogado como un país no democrático, con un partido hegemónico y con libertad de expresión limitada.
Semejante al evento del domingo pasado el antecedente más cercano fue el realizado por José López Portillo en 1982, quien convocó a una marcha en expresión de apoyo a su decisión de nacionalización de la banca privada. En aquellos tiempos el gobierno priista contaba con una estructura de organizaciones sindicales y campesinas de las que echaba mano para sus movilizaciones, sin obviar la presencia de la burocracia, que en su mayoría eran militantes priistas que pertenecían a una estructura partidista, la Confederación Nacional de Organizaciones Populares (CNOP).
En el presente gobierno morenista, a 40 años de distancia de aquella marcha, la estructura de soporte fueron los beneficiarios de los programas sociales, los empleados gubernamentales de los tres órdenes, federal, estatal y municipal y los propios gobernantes, legisladores, gobernadores, alcaldes y regidores. Tres estructuras presentes y en movimiento, ciudadanos beneficiarios de apoyos públicos, que serían el “pueblo”, los empleados públicos y los representantes de los mexicanos. Semejante y distinta las marchas de los morenistas a como lo hacía el PRI. Semejante en cuanto a hacer uso de todo el poder gubernamental para mostrar una imagen de liderazgo, apoyo y fuerza; y distinta en cuanto a las estructuras, ahora es convocatoria abierta para que acudan los ciudadanos -el “pueblo”- que desean reconocer los logros gubernamentales del líder.
La marcha fue para reconocer lo andado y lo que falta por andar, de un régimen que va transformando un sistema podrido, corrupto, excluyente y conservador, de acuerdo a la valoración de Lorenzo Meyer (2022) y los que quieren agradecer al líder que les habla y reconoce pero que no cuentan con los medios para acudir al mitin y son apoyados por líderes sociales en sus asistencia, a decir de Hernán Gómez (2022). Para esta mirada, el ciudadano desea expresar y quiere acompañar a su líder para hacerle saber que está contento con lo que ha hecho por él y que da su apoyo para lo que le falta por hacer y lograr un mejor país.
A este ciudadano, el “pueblo”, le importa lo que diga y pida el líder, no la realidad en la que está inmerso. La realidad le parece difusión para desacreditar al gobierno y a quien la encabeza, salir a marchar es expresarle agradecimiento a lo que ha hecho personalmente por él, lo demás son visiones y expresiones que no corresponden a su percepción y posición emocional.
[1]Ver Índice de la miseria que cita Carlos Urzúa del estudio de Arturo Okun.
Referencias
Redacción. (25/11/2022). Políticos de Morena ofrecen traslados a marcha de AMLO. Animal político, https://n9.cl/wmkzfu.
Arista, L. (23/11/2022). De norte a sur, morenistas organizan traslados de ciudadanos a marcha de AMLO. Expansión-política. https://n9.cl/pd4e6
Redacción. Mil 789 camiones a su servicio. Reforma. 27/11/2022. https://n9.cl/k8d4c
Redacción.(26/11/2022). Acusan presión para ir a marcha de AMLO. El Universal. https://n9.cl/8n85u
Urzúa, C. (28/11/2022) Miseria en México. El Universal. https://n9.cl/n04rx
Meyer, L.(27/11/2022). Marcha por lo andado… y por lo andar. El Universal. https://n9.cl/3vgf2s
Gómez, H.(27/11/2022). Bienvenido el Frutsi, bienvenida la torta. El Universal. https://n9.cl/7cehk