Hace 52 años, el diez de diciembre se consolidó como el Día Internacional de los Derechos Humanos una declaración que buscaba, ante todo, defender la dignidad de las personas. El objetivo no ha cambiado. Sin embargo, el panorama en el que los Derechos Humanos han de ser promovidos revela, cada vez más, problemáticas que deben ser tratadas de forma independiente para garantizar que todos podamos disfrutar de nuestro derecho.
¿Cuáles son estas problemáticas? Son las que derivan de una cultura y un sistema social que discrimina a: niños, discapacitados, razas, mujeres, ancianos; la lista es larguísima. En pocas palabras, se podría decir que excluye o margina a aquel que muestra alguna debilidad frente a la definición de normal, y nos avergüenza. Este sentimiento de vergüenza, aunque lo queramos negar, está presente en todos los seres humanos, como dice Martha Nussbaum: Debido a que todos tenemos debilidades que, si fueran conocidas, nos marcarían como “anormales”, la vergüenza es una posibilidad permanente en nuestras vidas (Nussbaum, 2005:206).
Este año, a raíz de la celebración del Día Internacional de los Derechos Humanos, la representante de UN Women, Michelle Bachelet, en nombre de las mujeres –-precisamente uno de los grupos vulnerables––, ha hecho una declaración en la que especifica que, los objetivos de los Derechos Humanos no podrán cumplirse sin antes promover la inclusión y el derecho a participar en la vida pública.
Hoy en día, hablar de participación política es fundamental, sobre todo tomando en cuenta la cantidad de manifestaciones sociales y cambios políticos que ha habido a lo largo del mundo. Esto, tristemente, no quiere decir que los grupos minoritarios estén siendo escuchados. Las mujeres aún tenemos poca representación política y social.
Poca representación social, no en el sentido de que seamos menos –en realidad somos el 51% de la sociedad–, sino que no somos tomadas en cuenta. Por citar un ejemplo, sólo 21 mujeres son jefas de Estado, sólo 1 de cada 5 parlamentarios es una mujer, y menos del 10 por ciento de los negociadores de paz son mujeres (Bachelet, 2012).
Es necesario y urgente, empoderar a la mujer para incluirla como actriz de cambio y que, por tanto, sean más los que contribuyen al respeto, promoción y defensa de los Derechos Humanos. Hay que entender que empoderar no es sinónimo de realizar acciones afirmativas, como las cuotas de género, sino esto que implica transformar las estructuras que promueven la desigualdad, aquellas presentes en la educación, legislación, el trabajo, etc. La participación equitativa, es decir que no trata de eliminar la participación de los hombres, debe ser una constante en todos los procesos sociales.
Así, Bachelet cierra su declaración afirmando la importancia de las mujeres: Aceptemos plenamente el enorme potencial de la mitad de la población del mundo. Las mujeres tienen una visión. Las mujeres tienen voz. Sólo es necesario que se les escuche (Bachelet, 2012).
Bibliografía:
BACHELET, Michelle, (2012): Mensaje de Michelle Bachelet, Directora Ejecutiva de ONU Mujeres para el Día de los Derechos Humanos 2012: inclusión y el derechos a participar en la vida, ONU MUJERES, visto el 10 de diciembre de 2012: http://www.unwomen.org/es/2012/12/message-of-michelle-bachelet-executive-director-of-un-women-for-human-rights-day-2012-inclusion-and-the-right-to-participate-in-public-life/
NUSSBAUM (2006): El ocultamiento de lo humano, Katz Editores, Buenos Aires.