Bioética en Latinoamérica

Por Patricia Raquel Mancilla D.

 

La Bioética, como interdisciplina, tiene el gran reto de analizar e intervenir en los problemas económicos, políticos y de Derechos Humanos que han generado grandes impactos  sociales, medioambientales y hasta sanitarios en la región de Latinoamérica. Alterando nuestros ecosistemas con consecuencias devastadoras por la pérdida de biodiversidad.

 

La palabra Bioética surge en 1926 cuando el Teólogo Alemán Fritz Jahr la utiliza por primera vez en el ensayo: “La ciencia de la vida y la enseñanza de la ética”(Juárez, 2021). Años más tarde tras la Segunda Guerra Mundial surge el código Nuremberg con el objetivo de resguardar la Dignidad Humana y los Derechos Humanos, de las personas que participan en la experimentación médica. Posteriormente en 1975 en Estados Unidos, el oncólogo Van Rensselaer Potter pública “La ciencia de la supervivencia”, refiriéndose a la bioética como “la ciencia de la vida” (Potter, 1970) que protege al hombre en la sociedad tecnocientífica.

Así es como emerge una nueva disciplina: “La Bioética” que es acogida y desarrollada principalmente en el ámbito médico, concretamente en la relación médico paciente. Así la Bioética progresa como una disciplina que aborda de manera sistemática el estudio ético de las implicaciones de los avances técnicos y científicos del hombre que inciden en las ciencias de la vida, la salud y los problemas relativos a la degradación del medio ambiente, a través de diversas metodologías, en una integración interdisciplinar (Instituto Kennedy); o como lo define la Dra. Elena Postigo: “La bioética es el estudio sistemático e interdisciplinar de las acciones del hombre sobre la vida humana, vegetal y animal, considerando sus implicaciones antropológicas y éticas, con la finalidad de ver racionalmente aquello que es bueno para el hombre, las futuras generaciones y el ecosistema, para encontrar una posible solución clínica o elaborar una normativa jurídica adecuada” (Carabante, 2007).

La aplicación teórica de la Bioética como se ha venido desarrollando a lo largo de los años, puede no ser suficiente para abordar la realidad en Latinoamérica, debido a que los problemas y las necesidades son diferentes a las de la sociedad Europea o incluso a las de Norteamérica, por lo tanto necesitamos profesionalizar la Bioética y poner en práctica las teórias, ya que hasta ahora solamente analiza lo que debe ser, pero  se percibe lejana y complicada para aplicar. Mucha de la responsabilidad de que esto suceda es porque quienes nos dedicamos al estudio de la Bioética nos casamos con los famosos cuatro principios del principialismo americano y todos los problemas se quieren afrontar desde la ponderación de los principios de la autonomia, justicia, no maleficencia y beneficencia.

Sin embargo, Latinoamérica enfrenta grandes desafíos para asegurar la calidad de vida de todos sus habitantes, el entorno de desigualdad social ocasiona que muchos vivan en condiciones de vulnerabilidad debido a la pobreza, la extrema concentración de la riqueza; el hambre, la desnutrición; la falta de acceso a los servicios básicos como una vivienda digna, drenaje, agua potable y atención médica; son situaciones que, para mejorarse requieren de acciones de política pública y responsabilidad social, aquí es donde interviene la Bioética para crear puentes entre las necesidades centradas en las personas inmersas en contextos sociales vulnerables, que ante los ojos de muchos, pasan desapercibidos y las políticas públicas que deben dar respuesta desde el marco de los Derechos Humanos.

Por lo tanto corresponde a la Bioética, como interdisciplina, analizar e intervenir en los problemas sociales, económicos, políticos y de Derechos Humanos que viven en la región de Latinoámerica, y que en la actualidad generan una gran impacto económico, social, político, sanitario y una gran degradación medioambiental que ha alterado el ecosistema de tal manera que sus consecuencias han sido devastadoras. Por ejemplo, un año después de que la pandemia del COVID-19 llegara a la región latinoamericana muchas personas se han quedado sin empleo y otras tantas viven en la incertidumbre por mantenerlos lo que ocasiona que se acepten condiciones laborales injustas, horarios extensos o abaratar aún más la mano de obra, provocando que la desigualdad aumente, la población viva en extrema pobreza, así como una continua y severa inseguridad alimentaria.

En consecuencia, se han visto vulnerados los Derechos Humanos: acceso a servicios de salud, al alimento, a la integridad y seguridad personal, a la igualdad entre mujeres y hombres, a trabajar en condiciones laborales adecuadas, a la paz, a un medio ambiente adecuado, y el derecho al desarrollo sustentable, por citar algunos. Por otra parte, hay que considerar el alto índice de violencia que viven los niños y adolescentes, que tienen que aceptar su condición de orfandad, después de haber perdido a sus padres por el Covid-19,  en muchos casos tienen que aprender sobrevivir en las calles, y como consecuencia muchos de ellos caeran en situaciones de  prostitución forzada por el hambre, la falta de oportunidades en consecuencia proliferan otras enfermedades, lo que agrava mas la situación ya deteriorada de los habitantes de Latinoamérica.

Por otra parte la falta de políticas públicas en relación con el medio ambiente han llevado a los habitantes latinos a ser testigos de la desaparición de las biodiversidad y  la extinción de algunas especies y la proliferación de otras.

Y aunque parece un recuento de muchas cosas, los ejemplos anteriores solo son para demostrar que las actividades humanas alteran la relación del equilibrio de los ecosistemas en el planeta que habitamos con el “La crisis ambiental, ocasionada por el hombre, amenaza de muerte tanto al planeta como a la misma especie humana” (Galindo, 2008). ¡Hace falta que intervenga la ética!

Cuando hablamos de ética no nos referimos a la ética como ciencia, sino que hablamos de ella como el ethos, la ética de todos los ciudadanos que habitan el planeta y que conforman las distintas sociedades, la propuesta es partir de una ética global pertinente para los países con un índice de desarrollo humano bajo, pero que involucre a los países con desarrollo humano medio y alto, para que juntos alcancen una globalización moral, en la que el punto de partida sea el principio del bien común que incluye el respeto a los derechos individuales y sostiene que las personas no pueden ser tratadas injustamente, aunque esto beneficie a la mayoría.

“Bien común (en latín: bonum commune) se refiere en general al bien (estar) de todos los miembros de una comunidad y también al interés público, en contraposición al bien privado e interés particular; también puede definir- se como el fin general o como los objetivos y valores en común, para cuya realización las personas se unen en una comunidad”(Franco, 2018) (Schultze, 2014; 157)

Existen una serie de elementos que son indispensables para la realización del bien común, –que van desde el reconocimiento de la libertad individual y social, hasta el cuidado de principios y valores de la sociedad, desde el ámbito de los derechos humanos– que el Estado debe de garantizar.

Nos enfrentamos a la escasez de recursos críticos, la degradación de los ecosistemas y en general la capacidad del planeta para sobrevivir. Es necesario valorar a cada ser vivo, sólo bajo esa apreciación será posible reducir las desigualdades y erradicar la pobreza ya que ningún ser humano puede ser tratado como medio para promover los fines de otros.

 


 

Referencias

Carabante, J. M. (2007). Gloria María Tomás y Garrido y Elena Postigo Solana (eds.). Bioética personalista: ciencia y controversias. EUNSA, Madrid, 2007, 444 pp.

Franco, V. A. S. (2018). La disputa por el agua en la legislación mexicana: bien común o mercancía. Un vistazo a los decretos privatizantes/Dispute by water in Mexican legislation: common goods or merchandise. A look at privatizing decrees. Revista Especializada en Investigación Jurídica.

Juárez, G. (2021). El imperativo bioético de Fritz Jahr. Una ética del respeto hacia los animales y las plantas por su cercanía con los seres humanos. Vida y Ética, 21(1), 75-100.

Potter, V. R. (1970). Bioethics, the science of survival. Perspectives in biology and medicine, 14(1), 127-153.

SCHULTZE, R. O. Bien común (en latín: bonum commune) se ref iere en general al bien (estar) de todos los miembros de una comunidad y también al interés público, en contraposición al bien privado e interés particular; también puede def inir-se como el f in general o como los objetivos y valores en común, para cuya realización las personas se unen en una comunidad