La importancia de una ciudadanía participativa

 

 

Por Ludivina Enríquez Gómez|

 

 

Hasta ahora no había creído en la fuerza de las oposiciones contra un gobierno. Pensaba que los asuntos nacionales eran responsabilidad de los políticos y que la política era una actividad desagradable en la que más valía no meterme. Sin embargo, El mundo experimenta una ola de gobernantes populistas, que llegaron al poder engañando a las población y, ante este panorama, descubro la oposición política no sólo como un derecho sino un deber.

No importa qué persona en específico esté al frente de un gobierno como el de México, si toda la clase política forma parte de la cultura de corrupción, nepotismo e impunidad que heredamos de la época de partido hegemónico. Las propuesta del actual presidente difícilmente se distinguen de las prácticas del llamado nacionalismo revolucionario, cuando la clase política podía saquear impunemente al país en nombre de la Revolución Mexicana y la justicia social.

Ahora, en  nombre de la justicia social, el presidente Andrés Manuel López Obrador encabeza un gobierno en el que no se premia la honestidad nula capacidad, sino la obediencia ciega, como él mismo reconoció en su conferencia mañanera del 24 de septiembre.

Al mismo tiempo, el presidente sostiene que la información que cuenta es la que él ofrece cada mañana, a pesar que medios y organizaciones como Washington Post, Animal Político, México contra la corrupción e Integralia entre muchos otros han señalado las inconsistencias, errores y contradicciones de los datos que presenta López Obrador. Cuando se le hace notar esto, el presidente acusa a los medios de neoliberales, chayoteros o conservadores.

Los datos que presentan los medios y las mismas secretarías de Estado difieren de las cuentas alegres del presidente. El gobierno de AMLO no ha dado resultados en temas de seguridad y justicia; tampoco ha implementado ninguna estrategia para apoyar la economía, salud, educación, inversión extranjera o energía; sino incluso intentó eliminar los fideicomisos que hacen crecer al país: ciencia, tecnología y arte.

La justificación en todos los casos es la misma: eran corruptos. Nunca demuestra tales acusaciones, ni explica por qué sus otros datos no coinciden con los que ofrecen las secretarías de Estado a través de sus portales de transparencia. Pero cumple su objetivo de persuadir a la población desinformada, ofreciéndole una respuesta falsa pero sencilla. El populismo es un defecto de los sistemas políticos para decirle a la gente lo que quiere oír.

Pero el populismo es sobre todo un método para concentrar poder y garantizar la impunidad de las personas que apoyan al presidente de manera incondicional.

Ante el embate populista y el riesgo que esto representa para las instituciones y el orden legal, es necesario ser oposición; defender las leyes instituciones y buen gobierno desde la ciudadanía. Esto significa ser personas informadas, dispuesta a responder el llamado de las distintas organizaciones que defienden a las instituciones, la meritocracia, la transparencia, los derechos humanos y el crecimiento económico. Significa también alzar la voz, en todos los medios a nuestro alcance, en la plaza pública y en las urnas.

Las organizaciones civiles, los partidos y los medios de comunicación críticos con el poder no son perfectos, pero son necesarios para defender las libertades de la democracia, los derechos civiles y la indispensable vigilancia de la ciudadanía al poder.

La oposición es el último vestigio de libertad de expresión, inconformidad que nos aleja de ser presa fácil de la vuelta al comunismo. El socialismo ha sido una forma de gobierno que ha mostrado fácticamente que tiene la habilidad de instituir la pobreza como táctica de igualdad. Efectivamente logra igualdad: todos son pobres.

Los ejemplos más drásticos: Cuba, Venezuela. O en la europea oriental: Rusia, Polonia y Berlín. La perestroika no fue en vano. Lograron la batalla a través de la cultura de la meritocracia. A quienes les llevó años de sufrimiento y atraso. Pero tal parece, que los mexicanos desconocen la historia donde el estado es el todo.

Un todo que acaba con estado de derecho; como la propiedad privada es arrebatada impunemente bajo la lógica de un amo-esclavo falaz, donde se forja el odio entre clases sociales que apuesta por un falso bien común.

México será libre. Que la oposición, cualquiera que sea, por imperfecta que sea, nos libre de las garras de la siniestra forma de gobernar. Apuesto mil veces por una pluralidad de pensamiento que por una doctrina dictatorial, unívoca y estadista. Popper: “debemos ser intolerantes con los intolerantes” (Popper, 1977).

 

Bibliografía

  • Popper (1977) La lógica de la investigación científica. Madrid, Tecnos.